Con el paso de los años, muchas personas buscan maneras de
revitalizar su apariencia física y mejorar su
autoestima. No es extraño que, a partir de los 40, las
cirugías estéticas ganen popularidad como una herramienta para
resolver inseguridades o contrarrestar los efectos del
envejecimiento. A continuación, se detallan las tendencias
más comunes en procedimientos estéticos para quienes han
superado esta etapa de la vida.
Cirugías
estéticas faciales: el rostro renovado
El rostro, como nuestra tarjeta de presentación, es
frecuentemente el centro de atención. A medida que la piel pierde
elasticidad y comienzan a verse las primeras líneas de expresión,
los procedimientos estéticos faciales se convierten en una de las
opciones más demandadas.
El lifting facial, por ejemplo, se ha
consolidado como una solución eficaz para combatir el
envejecimiento cutáneo. Este procedimiento ayuda a reposicionar los
tejidos faciales y a tensar la piel, devolviendo definición al
contorno del rostro. Es ideal para quienes buscan resultados
visibles pero naturales, evitando ese temido “aspecto
artificial”.
Otro procedimiento sumamente solicitado es la
blefaroplastia, conocida como la cirugía de
párpados. Este procedimiento elimina el exceso de piel tanto de los
párpados superiores como inferiores, disminuyendo la apariencia de
cansancio o pesadez. Al ser mínimamente invasiva y con un periodo
de recuperación corto, es especialmente popular entre hombres y
mujeres que desean un cambio sutil pero notorio.
Igualmente, las inyecciones de ácido
hialurónico y toxina botulínica siguen
siendo campeonas entre las opciones menos invasivas. Estas técnicas
permiten rellenar arrugas, redefinir volúmenes o relajar líneas de
expresión, todo sin recurrir al bisturí. En combinación, aseguran
un rostro luminoso y rejuvenecido.

Cirugías
de la mamá: recuperación de la confianza
Los cambios hormonales, los embarazos y el proceso natural de
envejecimiento pueden alterar la forma y firmeza de los senos. En
respuesta, muchas mujeres optan por intervenciones específicas para
recuperar su figura o sentirse más cómodas con su cuerpo.
Una de las más solicitadas es la mastopexia,
también conocida como lifting de senos. Este procedimiento eleva y
tonifica los pechos al eliminar el exceso de piel. A menudo, se
combina con una aumento mamario, usando implantes
que restauran o aumentan el volumen perdido.
Quienes buscan opciones más discretas tienden a inclinarse por
el enfoque “menos es más”. Por ello, los implantes pequeños y de
apariencia natural han ganado terreno, priorizando proporción y
armonía sobre los resultados llamativos.
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Remodelación
corporal: esculpir la figura
A partir de los 40, el metabolismo comienza a ralentizarse y las
acumulaciones de grasa en zonas como el abdomen, las caderas o los
muslos pueden volverse más persistentes. Esto ha colocado a las
cirugías de remodelación corporal como las más solicitadas.
Encabezando esta lista está la liposucción, una
técnica que elimina depósitos grasos localizados para redefinir la
silueta. No solo se trata de “eliminar grasa”, sino de crear una
figura estética y proporcionada. Variaciones modernas, como la
lipoescultura, permiten a los cirujanos articular detalles precisos
para un contorno más equilibrado.
La abdominoplastia, por su parte, gana
popularidad en personas que han experimentado pérdida significativa
de peso o embarazo. Este procedimiento no solo elimina la piel
sobrante, sino que refuerza los músculos del abdomen, logrando un
vientre plano y tonificado. Es especialmente popular en los
llamados “mommy makeovers,” un combo de procedimientos diseñados
para restaurar la figura después de la maternidad.
El
creciente interés en los resultados naturales
Una tendencia que se observa claramente en la
cirugía estética moderna es el enfoque en resultados
naturales y sutiles. Las técnicas avanzadas se
centran en mejorar, no transformar drásticamente. Esto implica
caras más relajadas, senos proporcionales y cuerpos esculpidos sin
parecer extremos o antinaturales.
Los procedimientos menos invasivos también están en auge. Con
tecnologías como la luz pulsada intensa (IPL) para rejuvenecer la
piel, o el uso de tratamientos con ácido hialurónico para ojeras y
pómulos, muchas personas optan por soluciones no quirúrgicas que
ofrecen cambios notables con poca
recuperación.
La popularidad de estos procedimientos refleja no solo el
interés en la estética, sino también una búsqueda de bienestar
personal. Con opciones seguras y adaptadas a las necesidades
individuales, la
cirugía estética después de los 40 ha dejado de ser un tabú,
transformándose en una oportunidad para lucir y sentirse
mejor.