#Salud: estas 3 plantas pueden ser un peligro para tu hogar

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Cuidar el aspecto del jardín forma parte del deseo de
transformar la casa en un espacio fresco, colorido y atractivo.
Muchas veces, la selección de especies se guía únicamente por cómo
lucen las flores o el verde de las hojas, sin analizar el efecto
que esas plantas pueden tener a largo plazo. Sin embargo, elegir
mal podría traer problemas reales para la vivienda, la salud de las
personas y la seguridad de las mascotas.

Tres
plantas de jardín que amenazan la seguridad en casa

A simple vista, plantas como la glicinia, el bambú dorado y la
hiedra parecen inofensivas y hermosas opciones para bordear muros,
techos o decorar entradas. Sin embargo, estos ejemplares tienen en
común una capacidad de expansión y resistencia que puede volverse
en contra de la construcción. Sus raíces y tallos ejercen
presiones enormes y logran ingresar en lugares
inesperados
: desde fisuras en los muros hasta las juntas
de las canaletas y las tuberías de agua. El daño acumulado por
estas especies puede provocar filtraciones, humedades,
desplazamiento de tejas y fisuras en los cimientos. La vigilancia
regular y la prevención son la clave al momento de diseñar o
renovar el área verde de la casa.

Glicinia:
expansión vigorosa que daña tejados y fachadas

La glicinia, famosa por sus racimos de flores violetas y su
aroma dulce, tiene un lado silencioso y destructivo. Sus
tallos leñosos, al enroscarse y buscar soporte, pueden llegar a
mover tejas, doblar canaletas
y abrir paso a la humedad
entre las paredes y el techo. Los primeros años, su crecimiento
lento puede engañar; pero con el tiempo, sus ramas ganan fuerza y
volumen, llegando a penetrar en grietas existentes o empujar
elementos estructurales. Reparar los daños ocasionados por una
glicinia descuidada suele implicar gastos elevados en restauración
de techos, pintura de fachadas y mejoras en el sistema de drenaje.
Antes de decidirse por esta planta, conviene optar por guías y
soportes bien alejados de la vivienda, o elegir especies más
controlables.

Bambú
dorado: raíces que alteran suelos y estructuras

El bambú dorado es una de las especies ornamentales más
codiciadas por su aspecto ordenado y su rápido desarrollo, pero
esconde un riesgo grave bajo el suelo. Sus raíces
horizontales, llamadas rizomas, se desplazan rápidamente y
atraviesan terrenos, aceras y muros con una fuerza
sorprendente
. A su paso, levantan losas, generan grietas
en paredes, bloquean sistemas de drenaje y pueden llegar a colarse
en la propiedad vecina, causando conflictos legales. Su sistema
radicular es tan agresivo que puede invadir tuberías subterráneas y
comprometer los cimientos. A medida que se expande, controlarlo se
vuelve una tarea costosa y abrumadora; incluso su eliminación
definitiva suele requerir intervención profesional, extracción
manual de raíces y aplicación de herbicidas. Más allá del impacto
económico y técnico, la proliferación del bambú dorado puede dañar
la convivencia entre vecinos. Por eso, instalar barreras
anti-raíces y vigilar periódicamente es fundamental si ya se
cultiva esta planta.

Foto Freepik

Hiedra:
belleza clásica, pero destructiva para muros y
canaletas

La hiedra representa, desde el punto de vista visual, un clásico
de los
jardines
antiguos y fachadas románticas. Sin embargo,
el crecimiento veloz de sus raíces aéreas permite que se
adhiera con fuerza a cualquier superficie
. Penetra en
fisuras, entre las juntas de los ladrillos y bajo las tejas. El
resultado es una degradación progresiva de la mampostería,
desmoronando muros, apartando canaletas y facilitando vías de
entrada para el agua. Las filtraciones suelen pasar desapercibidas
hasta que el daño se encuentra avanzado, lo que obliga a realizar
costosas reparaciones. En zonas lluviosas, la hiedra es aún más
problemática, ya que retiene humedad contra el muro y acelera la
aparición de moho y hongos. Si bien esta planta puede ser atractiva
como barrera visual o para dar sombra, conviene limitar su contacto
con la estructura y controlar su expansión constantemente.

Riesgos
tóxicos de plantas comunes en jardines familiares

Más allá del peligro estructural, ciertas plantas seleccionadas
por su belleza para el jardín pueden poner en riesgo la salud de
niños y mascotas. Las especies tóxicas, aunque sean
decorativas, pueden generar reacciones físicas graves
al
contacto humano o tras la ingestión. Entre estos peligros destacan
la dieffenbachia, el filodendro y la azalea, cada una con
mecanismos tóxicos particulares y síntomas que requieren atención
rápida.

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Dieffenbachia
y filodendro: irritación y peligro respiratorio

Tanto la dieffenbachia como el filodendro se han vuelto
populares en interiores y jardines tropicales, pero presentan un
riesgo considerable. Estas plantas contienen cristales
microscópicos de oxalato de calcio, responsables de cuadros de
irritación intensa
si entran en contacto con la piel, ojos
o mucosas. La manipulación descuidada, especialmente en niños
pequeños o mascotas mordisqueadoras, puede causar enrojecimiento,
inflamación de las vías respiratorias, salivación excesiva, vómitos
y sensación de quemadura. En casos graves, la inflamación dificulta
la respiración y puede requerir hospitalización. La recomendación
médica es no intentar remedios caseros y buscar atención
profesional de inmediato si la reacción compromete la garganta, los
ojos o la respiración.

Azalea:
un riesgo cardiaco en jardines ornamentales

Entre las plantas con flores más vistosas, la azalea sobresale
por su variedad de colores y hojas delicadas. No obstante,
oculta toxinas como diterpenos y glucósidos que afectan el
sistema cardíaco
. El simple contacto o la ingestión de
alguna parte de la planta puede provocar desde vómitos y debilidad
hasta pulso lento y dificultades cardíacas severas. El riesgo se
incrementa en hogares con animales domésticos curiosos y niños
pequeños. En casos de ingestión accidental, lo urgente es acudir al
médico y monitorear las funciones vitales. El tratamiento temprano
logra evitar complicaciones a largo plazo; ignorar estos síntomas
puede derivar en episodios peligrosos para la vida.

La presencia de estas plantas en
jardines
familiares obliga a informar a todos los habitantes
sobre los riesgos, identificar los síntomas de intoxicación y saber
actuar rápido ante cualquier accidente. La sustitución por especies
seguras, no tóxicas y de fácil manejo, sigue siendo una opción
responsable para quienes buscan espacios verdes agradables sin
renunciar al bienestar.

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