#Salud: Estar sentado mucho tiempo aumenta riesgo de enfermedades cardíacas

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La vida moderna ha traído consigo comodidades y avances que,
paradójicamente, pueden ser perjudiciales para la salud. Uno de los
riesgos emergentes y menos visibles es el peligro
silencioso de la sedestación prolongada
, una amenaza que
se cierne especialmente sobre las mujeres de edad avanzada. En los
últimos años, diversos estudios han evidenciado cómo la inactividad
física, caracterizada por pasar largos períodos sentadas,
incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades
cardiovasculares
. Esta realidad se ve agravada por la presencia
de otros factores de riesgo inherentes al envejecimiento y al
género.

La sedestación prolongada, definida como el hecho de
permanecer sentado por varias horas seguidas sin realizar actividad
física
significativa, se ha convertido en
una constante en muchas vidas. El problema se agudiza con la
creciente tendencia al teletrabajo, el ocio digital y los
hábitos de vida sedentarios
. Estas circunstancias
contribuyen a que la población femenina de edad avanzada pase más
tiempo que nunca en una posición sedente, lo cual repercute
negativamente en su sistema
cardiovascular
.


Entendiendo la relación entre estar sentada y las
enfermedades cardíacas

La conexión entre pasar tiempo excesivo sentada y la aparición
de
enfermedades cardíacas
es un tema que ha captado la atención de
la comunidad científica. La inactividad física es un factor de
riesgo conocido para el desarrollo de patologías
cardiovasculares
, y la sedestación prolongada se ha
identificado como una forma específica de inactividad que puede ser
particularmente perjudicial.

Cuando una persona permanece sentada durante horas, se producen
una serie de cambios fisiológicos en el cuerpo. Por ejemplo,
la circulación sanguínea se ralentiza, lo que puede
conducir a la acumulación de plaquetas y aumentar la probabilidad
de formación de coágulos
. Además, la actividad muscular
disminuye, lo que resulta en una menor utilización de
glucosa por los músculos y puede llevar a un incremento en
los niveles de azúcar en la sangre
, un factor de riesgo
para la enfermedad coronaria.

Otro aspecto preocupante es la relación entre la sedestación
prolongada y el perfil lipídico. Estar sentada durante períodos
extensos está asociado con niveles más altos de
triglicéridos y una disminución en la cantidad de lipoproteínas de
alta densidad (HDL), conocidas como el colesterol “bueno”.

Este desequilibrio puede contribuir al desarrollo de
aterosclerosis, una condición caracterizada por el endurecimiento y
estrechamiento de las arterias que puede desencadenar eventos
cardíacos graves.


El impacto de la sedestación prolongada en la salud de las
mujeres mayores

Las mujeres mayores son particularmente susceptibles a los
efectos nocivos de la sedestación prolongada debido a cambios
fisiológicos asociados con la menopausia y la
edad
. Durante la
menopausia
, se produce una disminución en los niveles de
estrógeno, una hormona que ha demostrado tener
efectos protectores sobre el corazón y los vasos sanguíneos. Este
cambio hormonal puede hacer que las mujeres sean más propensas a
acumular grasa abdominal, lo que a su vez incrementa el riesgo de
hipertensión, diabetes tipo 2 y enfermedad
cardíaca
.

Además, con el avance de la edad, se produce una pérdida natural
de masa muscular y fuerza, un fenómeno conocido como
sarcopenia. Esta pérdida puede ser exacerbada por
la inactividad, lo que lleva a un círculo vicioso donde la
disminución de la masa muscular conduce a una mayor sedestación y
esta, a su vez, contribuye a una mayor pérdida de masa muscular. La
sarcopenia, combinada con la sedestación prolongada, puede tener un
impacto significativo en la capacidad del cuerpo para
regular el azúcar en la sangre y el metabolismo de las
grasas, aumentando el riesgo de enfermedad cardíaca.


Factores de riesgo para enfermedades cardíacas en mujeres
mayores

Existen múltiples factores que incrementan la
probabilidad de que una mujer mayor desarrolle enfermedades
cardíacas
. Algunos de estos factores son modificables y
otros no, pero es crucial reconocerlos para poder tomar medidas
preventivas adecuadas.

Los factores no modificables incluyen la edad y la
genética
. A medida que las mujeres envejecen, su riesgo de
sufrir enfermedades cardíacas aumenta naturalmente. Además, la
historia familiar de enfermedad cardíaca puede predisponer a una
mujer a tener una mayor probabilidad de desarrollar estas
condiciones. Aunque estos factores no se pueden
cambiar
, conocerlos puede motivar a las mujeres mayores a
ser más proactivas en la modificación de los factores de riesgo que
sí están bajo su control.

Entre los factores de riesgo modificables para las enfermedades
cardíacas se encuentran el tabaquismo, una
alimentación alta en grasas saturadas y colesterol, la obesidad, la
hipertensión arterial, la diabetes mellitus y el
sedentarismo
. El
consumo de tabaco
, por ejemplo, daña las paredes de los vasos
sanguíneos, aumenta la presión arterial y reduce la cantidad de
oxígeno que llega al corazón, lo que puede acelerar el desarrollo
de enfermedades cardíacas.

Otro factor clave es la hipertensión arterial,
que puede ser exacerbada por la inactividad física y un alto
consumo de sal. La presión arterial elevada obliga al corazón a
trabajar más duro para bombear sangre a través del cuerpo, lo que
puede llevar al debilitamiento del músculo cardíaco y a la
eventual aparición de enfermedades cardíacas
. La
diabetes
mellitus también es un factor de riesgo importante, ya
que los altos niveles de glucosa en sangre pueden dañar los vasos
sanguíneos y afectar la circulación.


Resultados de investigaciones sobre la sedestación
prolongada y las enfermedades cardíacas

Los resultados de investigaciones recientes han arrojado luz
sobre la magnitud del impacto que la sedestación prolongada tiene
sobre la salud cardiovascular, en particular en las mujeres
mayores
. Estos estudios han contribuido a una mejor
comprensión de cómo las conductas sedentarias pueden actuar
como un factor independiente de riesgo para enfermedades
cardíacas.

Un estudio significativo encontró que las mujeres que pasan la
mayor parte del día sentadas tienen un riesgo mayor de
sufrir eventos cardíacos, incluso cuando se controlan otros
factores como la dieta y el ejercicio regular
. Estos
hallazgos sugieren que no basta con hacer ejercicio; también es
crucial reducir el tiempo que se pasa inactiva.

Otra investigación importante reveló que interrumpir
periódicamente la sedestación con breves períodos de actividad
física puede tener beneficios cardiovasculares. Esta práctica puede
ayudar a mejorar la circulación sanguínea, reducir los
niveles de azúcar en la sangre y disminuir la presión
arterial
, lo que a su vez disminuye el riesgo de
enfermedades cardíacas.


Consejos para reducir el tiempo que las mujeres mayores
pasan sentadas

Con la evidencia que respalda los peligros de la sedestación
prolongada, es vital ofrecer consejos prácticos
para que las mujeres mayores puedan disminuir el tiempo que pasan
sin movimiento. Estos consejos deben ser realistas y factibles,
teniendo en cuenta los desafíos únicos que enfrenta este grupo
demográfico.

Un primer paso es la concienciación sobre la cantidad de tiempo
que se pasa sentada y la identificación de los momentos del día en
los que se podría estar más activa. El uso de un
temporizador o una alarma en un reloj o teléfono
móvil
puede ser útil para recordar a las mujeres que se
levanten y se muevan con regularidad, idealmente cada 30
minutos
.

Además, se pueden adoptar hábitos sencillos como caminar
mientras se habla por teléfono, realizar estiramientos ligeros
durante los anuncios de televisión o incluso optar por ver
programas de televisión de pie
. Pequeñas acciones como
estas pueden sumar a lo largo del día y reducir significativamente
el tiempo total sentada.

Foto Freepik

Incorporar
la actividad física en la rutina diaria

La incorporación de actividad física en la rutina diaria es
crucial para contrarrestar los efectos negativos de la
sedestación prolongada
. Para las mujeres mayores, esto
puede parecer desafiante, pero hay muchas maneras de integrar el
movimiento de una manera que sea agradable y sostenible a largo
plazo.

Una forma efectiva de comenzar es mediante la integración de
caminatas cortas en la rutina diaria. Se puede
empezar con pequeños paseos alrededor de la cuadra y aumentar
gradualmente la distancia a medida que la resistencia mejora.
Caminar
es una actividad de bajo impacto que puede fortalecer el
corazón, mejorar la circulación y aumentar los niveles de
energía
sin poner demasiada tensión en las
articulaciones.

Otra estrategia es encontrar una actividad física que sea
placentera. Esto podría ser algo tan simple como bailar al
son de música favorita, unirse a un grupo de ejercicios local o
practicar yoga suave
. Estas actividades no solo benefician
la salud cardiovascular sino que también ofrecen oportunidades para
la socialización, lo cual es importante para el bienestar
emocional.


Crear un entorno saludable para el corazón en casa y en el
trabajo

La creación de un ambiente que promueva la salud cardíaca es
fundamental para mantener un estilo de vida activo y
reducir el riesgo de enfermedades cardíacas
. Tanto en el
hogar como en el lugar de trabajo, hay cambios que se pueden
implementar para fomentar la actividad física y minimizar el tiempo
sentada.

En el hogar, se puede considerar la inversión en muebles que
incentiven el movimiento, como escritorios de pie o sillas de
ejercicio. Estos muebles pueden ayudar a cambiar las
posturas a lo largo del día y reducir la cantidad de tiempo
inactivo
. Además, mantener equipos de ejercicio, como
bandas de resistencia o pesas pequeñas, en lugares
visibles puede recordar a las mujeres mayores la importancia de
incorporar ejercicios de fortalecimiento en su rutina.

En el lugar de trabajo, se pueden adoptar prácticas como
realizar reuniones caminando o utilizar escaleras en lugar
de ascensores
. Para aquellas que trabajan desde casa,
establecer una rutina que incluya pausas activas puede ser
de gran ayuda
. Establecer un espacio de trabajo ergonómico
también es importante para prevenir la tensión muscular y fomentar
una mejor postura.


Otros cambios en el estilo de vida para reducir el riesgo de
enfermedades cardíacas

Además de aumentar la actividad física y reducir el tiempo
sentada, hay otros cambios en el estilo de vida que las mujeres
mayores pueden adoptar para disminuir el riesgo de enfermedades
cardíacas. Estos cambios incluyen una alimentación
saludable, el manejo del estrés y la abstención de hábitos dañinos
como el consumo de tabaco y alcohol en exceso.

Una
dieta equilibrada
rica en frutas, verduras, granos
enteros y proteínas magras
puede tener un impacto
significativo en la salud cardiovascular. Limitar la ingesta de
alimentos procesados, grasas saturadas y azúcares refinados puede
ayudar a mantener niveles saludables de colesterol y
presión arterial
. La hidratación también es clave, por lo
que se recomienda beber suficiente agua a lo largo del día.

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El manejo del estrés es otro componente importante, ya que el
estrés crónico puede conducir a comportamientos poco saludables y
tiene un impacto negativo en la salud cardíaca. Técnicas como
la meditación, la respiración profunda y la terapia
cognitivo-conductual
pueden ser efectivas para reducir
el estrés
. Además, asegurarse de obtener suficiente descanso y
sueño de calidad es vital para la recuperación del cuerpo y la

prevención de enfermedades cardíacas
.

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