#Salud: Esta salsa bechamel sin mantequilla ni grasa imita a la perfección la receta original

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La salsa bechamel es uno de esos pilares en la cocina que nunca
pasa de moda. Desde el aroma que desprende al espesar en la sartén,
hasta la textura cremosa que recubre una lasaña o unos canelones,
pocos pueden resistirse a su encanto. Sin embargo, hay quienes
buscan alternativas más ligeras, ya sea por salud, dietas
especiales o intolerancias.

La buena noticia es que se puede preparar una bechamel
sin mantequilla ni grasas añadidas
que mantiene el sabor y
la cremosidad de la receta tradicional, conquistando a quienes
desean platos más saludables sin sacrificar el placer de comer
bien.


Claves para preparar una bechamel ligera que imita la receta
original

El secreto de una bechamel saludable está en
mantener lo esencial: la textura suave, la ausencia de grumos y el
sabor delicado, pero sin sumar calorías extras.

Los ingredientes básicos siguen siendo harina y
leche, pero en lugar de mantequilla, se utiliza aceite de oliva
virgen extra, que no solo reduce las grasas saturadas, sino que
aporta un matiz suave. La proporción tradicional (la llamada
“roux”) se mantiene con 50 gramos de harina y 50 ml de
aceite de oliva
por cada medio litro de leche. Esta base
logra una salsa suave, cremosa y fácil de trabajar.

La clave en la técnica es cocinar la harina en el aceite a fuego
bajo, hasta que desaparece el sabor crudo, sin llegar a dorar.
Añadir la leche caliente poco a poco, removiendo sin parar,
garantiza una mezcla fina y homogénea. La paciencia aquí marca la
diferencia: una buena bechamel ligera nunca tiene
prisa.

Selección
de ingredientes: harinas, leches y sustitutos
saludables

El mundo actual pide opciones y la
salsa bechamel
responde con versatilidad. Para quienes evitan
el gluten, la harina de arroz o maíz resulta
ideal, conservando la textura sin afectar el sabor. Si se busca una
receta aún más ligera, se puede sustituir la leche entera por
leche desnatada, sin lactosa o bebidas vegetales
como avena, soja o almendra. Estas alternativas mantienen la
cremosidad y permiten una digestión más fácil.

El aceite de oliva virgen extra, a diferencia
de otras grasas, aporta antioxidantes
y no sobrecarga la salsa. Queda demostrado que con una buena
elección de ingredientes, la bechamel sin grasa puede igualar e
incluso superar el perfil sensorial de la variante clásica.

Proceso
paso a paso para una bechamel homogénea y sabrosa

Quien prueba la bechamel sin mantequilla, se sorprende al ver
que la textura sedosa y el espesor se pueden lograr con facilidad.
El proceso es simple pero exige atención.

Primero, el aceite se calienta a fuego suave; luego, se añade la
harina y se remueve hasta formar una pasta fina. Cuando el aroma a
harina cruda se desvanece, se incorpora la leche caliente, siempre
en pequeñas cantidades, y se mezcla de forma constante. El truco
para no tener que lidiar con grumos está en el ritmo pausado y la
paciencia: la leche se absorbe y la mezcla se vuelve cada vez más
lisa.

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La densidad final se ajusta según el uso: más líquida para napar
verduras, más espesa para croquetas o rellenos. Sal,
pimienta negra y nuez moscada completan el toque
aromático clásico que no puede faltar en una bechamel
auténtica.

Foto Freepik

Ventajas,
variantes y aplicaciones de la bechamel sin grasa

Los beneficios de esta salsa van mucho más allá del
recorte calórico
. Su menor contenido de grasas saturadas
la hace apta para dietas que cuidan el corazón y resulta más
digestiva para quienes sufren molestias estomacales.

La posibilidad de adaptarla para dietas sin gluten, veganas o
libres de lactosa amplía el abanico de comensales que pueden
disfrutarla. No solo es ligera, también es versátil: se integra
igual de bien en platos de pasta, verduras gratinadas, pescados y
carnes. En el universo culinario, la bechamel ligera es
como un lienzo en blanco
donde cada cocinero puede plasmar
su creatividad.

Ideas
para enriquecer y adaptar la salsa a diferentes platos

A la bechamel base se le pueden añadir ingredientes para cambiar
su sabor o realzar su perfil nutritivo. Queso bajo en
grasa
, hierbas frescas, cebolla pochada o setas troceadas
consiguen variar el sabor sin sumar grasas. Incluso unas cucharadas
de puré de tomate transforman la bechamel en una salsa Aurora,
ideal para dar color y un toque ácido.

Para quienes disfrutan de un sabor más intenso, la mostaza,
curry, ajo en polvo o especias al gusto ayudan a reinventar la
salsa. De este modo, una misma base puede acompañar desde un
pescado al horno hasta una lasaña de verduras o unas croquetas más
saludables.

Con cada variación, la bechamel mantiene su bajo aporte
calórico
y su facilidad de digestión, a la vez que
sorprende en la mesa con nuevos aromas y texturas. El resultado es
una salsa moderna, ligera y tan versátil como la original francesa,
que conquista tanto a quienes cuidan su alimentación como a los
amantes de los sabores clásicos.

Esta
bechamel
representa la unión perfecta entre tradición y
bienestar. Con ingredientes saludables y una técnica sencilla, se
obtiene una salsa que respeta la esencia de la receta original y se
adapta a los tiempos actuales, combinando sabor, salud y
creatividad en cada plato.

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