#Salud: Esta es la temperatura exacta a la que debes configurar tu refrigerador y congelador

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Mantener la temperatura adecuada en el refrigerador y el
congelador es una de las decisiones más simples y efectivas para
proteger la salud y evitar el desperdicio de comida. Un ajuste
correcto alarga la frescura, reduce el riesgo de intoxicaciones y
contribuye a que los alimentos conserven su sabor y
textura.
Según fuentes confiables como Consumer Reports y
organismos oficiales, una temperatura adecuada puede evitar la
proliferación de bacterias peligrosas y disminuir el gasto
energético. Cada grado importa: ignorar esta sencilla regla puede
provocar enfermedades y elevar la factura eléctrica.

Temperatura
exacta recomendada para refrigerador y congelador

Expertos en conservación de alimentos y fabricantes
internacionales coinciden:
la temperatura
ideal del refrigerador debe ajustarse
entre 2 °C y 4 °C
(36–39 °F), siendo 3 °C (37 °F)
la cifra óptima
. En el caso del congelador, el
valor seguro se sitúa en -18 °C (0 °F)
, estándar avalado
por la agencia estadounidense de seguridad alimentaria (USDA) y
repetido en estudios recientes.

Desviarse de estos valores aumenta la posibilidad de que carnes,
lácteos, verduras y productos congelados pierdan calidad o se
conviertan en un foco de bacterias. Si el refrigerador está por
encima de 4 °C, la contaminación de los alimentos se
acelera.
Temperaturas más bajas pueden congelar productos
frescos, afectar su textura y sabor, o incluso generar un gasto
eléctrico innecesario. Mantener el congelador a -18 °C prolonga la
vida útil de carne, pescado y vegetales, manteniendo nutrientes y
evitando la formación de cristales de hielo que dañan la
textura.

Precisión
en los controles y monitoreo continuo

Confiar únicamente en el panel digital o el selector manual del
equipo puede no ser suficiente. Las fluctuaciones internas,
derivadas de la apertura frecuente, sobrecarga o ubicación
inadecuada, provocan que la lectura sea inexacta. Por eso, el uso
de termómetros independientes es una
práctica recomendada.
Estos dispositivos aportan una
medición real y permiten detectar si el electrodoméstico mantiene
los valores seguros constantemente.

Las revisiones regulares ayudan a identificar si hay variaciones
causadas por la entrada de aire caliente o por fallos en el sistema
de enfriamiento. Ajustar el termostato según la estación del año
también hace la diferencia: en verano, subir un grado puede
significar más riesgo para la comida, mientras que en invierno
puede aprovecharse para reducir el consumo eléctrico.


Influencia de la temperatura en la seguridad y calidad
alimentaria

Las desviaciones en los rangos recomendados permiten el
desarrollo de bacterias como Salmonella, E. coli y
Listeria
, responsables de intoxicaciones alimentarias que
ponen en peligro la salud. Entre 5 °C y 60 °C existe la llamada
“zona de peligro”, donde los microorganismos se multiplican más
rápido. A partir de 4 °C, su crecimiento se frena
significativamente.

No solo se trata de evitar enfermedades. La calidad nutricional,
la textura y el sabor también están en juego. Carnes
blandas o con tonos extraño
, quesos que sudan, verduras
mustias o postres secos suelen ser el resultado de una mala
regulación. Incluso pequeños incrementos de temperatura pueden
provocar una alteración irreversible en los alimentos.

Tecnologías
modernas para conservar alimentos mejor

Hoy en día, la mayoría de refrigeradores incluyen
sensores inteligentes, controles digitales y
sistemas de distribución homogénea de frío como el No Frost. Estos
avances garantizan que la temperatura se reparta de manera uniforme
por todos los rincones, evitando zonas calientes donde los
alimentos se deterioran primero.

Los modelos recientes permiten monitorizar el estado del
refrigerador desde una app, recibir alertas cuando la puerta queda
abierta o si algún alimento ha superado el tiempo recomendado de
almacenamiento. Además, tecnologías como la congelación
exprés
(super freeze) resultan útiles tras hacer compras
grandes, ya que bajan rápidamente la temperatura y sellan los
nutrientes. Todo esto facilita que la comida conserve su frescura y
valor nutricional más tiempo.

Foto Freepik


Prácticas recomendadas para una conservación óptima de los
alimentos

Ninguna tecnología sustituye las buenas prácticas cotidianas.
Una organización eficaz y hábitos correctos son la clave para
aprovechar al máximo el trabajo del refrigerador y
congelador.
Mantener la limpieza y la disposición de los
alimentos ayuda a que el frío circule mejor y que cada producto
conserve su sabor y propiedades.

Te podría interesar:

Organización
y manejo dentro del refrigerador y congelador

Colocar los alimentos más perecederos como pescados,
carnes y lácteos
en las zonas más frías del refrigerador
(normalmente la parte inferior y al fondo) ayuda a mantenerlos
frescos. Separar productos crudos de cocidos previene la
contaminación cruzada y el riesgo de
intoxicaciones. Evitar el sobrellenado es fundamental para asegurar
que el aire circule correctamente; un electrodoméstico muy lleno o
mal organizado no puede enfriar de manera uniforme y genera puntos
calientes.

Ubicar frutas y verduras en los cajones específicos reduce su
deshidratación y protege su textura. Los frigoríficos modernos
suelen indicar en qué compartimento colocar cada tipo de alimento.
Aprovechar esas recomendaciones mejora el resultado y
limita la formación de olores desagradables.

Almacenamiento
efectivo: tipos de envases y técnicas

El empleo de bolsas herméticas y
envases al vacío brinda protección contra la
humedad y el intercambio de
olores
, mientras que los recipientes de vidrio o plástico con
tapa mantienen el orden y facilitan la identificación del
contenido. Etiquetar cada envase con la fecha de almacenamiento
evita que los alimentos pasen demasiado tiempo olvidados al fondo
del congelador.

Dividir las compras grandes en porciones pequeñas permite sacar
solo lo que se va a consumir, reduciendo el número de
aperturas y la exposición al aire templado.
Estas medidas,
si se aplican con constancia, hacen posible que el frío se mantenga
estable y la comida dure más.

Limpieza
y mantenimiento regular para mayor frescura

La limpieza es un pilar fundamental: cualquier derrame debe
limpiarse enseguida para evitar olores, crecimiento de moho y la
proliferación de bacterias. Revisar semanalmente el estado de los
alimentos ayuda a desechar los que ya no se encuentran en
buen estado, evitando intoxicaciones.

Un mantenimiento periódico de las juntas de las puertas y de las
áreas menos visibles prolonga la vida útil de los electrodomésticos
y optimiza el consumo eléctrico. Un refrigerador sucio o descuidado
pierde eficiencia y puede fallar en mantener la temperatura
adecuada.
Comprobar periódicamente que los controles y
termómetros funcionen bien es igual de importante.

Adoptar estos hábitos y tecnologías mejora la seguridad
alimentaria y la vida útil de los productos, ahorra dinero y cuida
el planeta. Usar el refrigerador y el congelador a
la temperatura
exacta es una decisión sencilla, pero su impacto
se nota en la salud y en el bolsillo día a día.

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