#Salud: Esta es la sartén más saludable para cocinar y por qué deberías usarla

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¿Tu sartén es “segura” solo porque no se pega? Esa es la duda típica al renovar la cocina. Cuando hablamos de una sartén saludable, la idea es simple: que pase la menor cantidad posible de sustancias a la comida, que aguante bien el calor y que sea fácil de usar sin vivir con miedo a rayarla.

Con ese criterio, la candidata más sólida suele ser el hierro fundido bien curado. Y para que la elección sea realista, también veremos, sin complicarnos, cómo encajan el acero inoxidable y la cerámica sin PFAS.

La sartén más saludable para cocinar

Una sartén de hierro fundido bien curada suele ser la opción más tranquila para cocinar a diario porque no depende de recubrimientos sintéticos. Es, en esencia, metal macizo pensado para durar años. Tolera temperaturas altas, funciona en gas, vitro, inducción y horno, y se lleva bien con recetas que piden calor fuerte, como un buen sellado o un salteado rápido.

Además, con el uso va creando una superficie más amable, como si la sartén “aprendiera” tu cocina. No es magia, es física y paciencia. Si la cuidas con rutinas simples, puede acompañarte muchísimo tiempo, y eso también es salud: menos reemplazos, menos desgaste, menos dudas.

Por qué el hierro fundido es seguro a altas temperaturas

Al no llevar antiadherente, no hay una capa química que pueda degradarse por sobrecalentamiento. Por eso es estable para sellar carnes, saltear verduras y terminar platos al horno sin cambiar de recipiente.

Además, el curado es una película fina que se forma con aceite y calor. Esa capa ayuda a que se pegue menos y protege el metal. No hace falta que quede perfecto, importa más la constancia que la obsesión.

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Qué sartenes conviene evitar o usar con más cuidado (PTFE, PFAS y sobrecalentamiento)

Actualmente mucha gente busca sartenes “sin PFAS” porque quiere reducir la exposición a estos compuestos. El problema típico de algunos antiadherentes aparece cuando se sobrecalientan o cuando la superficie se daña con rayas. Ahí es cuando conviene ser más cuidadoso con el uso, el tipo de fuego y los utensilios.

Si te gusta la comodidad del antiadherente, la clave es comprar con información clara y tratar la sartén como lo que es, una capa delicada. Para calor alto y cocina intensa, elige materiales más estables.

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Cómo leer etiquetas y reconocer una sartén realmente “sin PFAS”

Busca una declaración directa del fabricante, del tipo “sin PFAS, sin PTFE, sin PFOA”. Desconfía de frases vagas como “eco” o “natural” sin detalles. En compras online, ayuda revisar la ficha técnica y buscar literalmente “sin PFAS”.

Si no eliges hierro fundido, estas son las mejores alternativas saludables

El acero inoxidable es el “todoterreno” neutral: no tiene recubrimientos, resiste golpes y calor alto, y sirve para salsas, verduras y carnes. A cambio, no perdona despistes, si cocinas con la sartén fría, la comida puede agarrarse más.

La cerámica sin PFAS encaja cuando priorizas antiadherencia fácil y limpieza rápida. Va genial para huevos, pescado y cocinar con poco aceite, pero suele desgastarse antes y pide más mimo.

Acero inoxidable, el material neutro y resistente para el día a día

Es una opción muy segura porque no suelta capas. El truco mental es simple: dale tiempo a la sartén para calentarse antes de añadir alimentos, así reduces el pegado.

Cerámica sin PFAS, buena antiadherencia con menos químicos, pero con vida útil limitada

Funciona mejor a temperatura media y con utensilios que no rayen. Si evitas el fuego muy alto y el metal, suele durar más y mantener su deslizamiento.

Si buscas la opción más sólida, la sartén de hierro fundido bien curada suele ser la más saludable y duradera. El acero inoxidable queda muy cerca como segunda elección segura y versátil. Y la cerámica sin PFAS es una buena salida si lo tuyo es la antiadherencia fácil. Elige según cómo cocinas, el calor que usas y cuánta energía te apetece dedicar al mantenimiento.

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