Ponerse colonia en el cuello forma parte de la rutina de higiene desde la infancia y muchas personas asocian su olor a su identidad. Sin embargo, el cuello combina tres características delicadas, piel muy fina, presencia de la glándula tiroides justo debajo y alta exposición al sol. Por eso, el problema no es el perfume en sí, sino el lugar y la forma en la que se aplica cada día.

Esta es la razón médica por la que nunca hay que poner perfume en el cuello
La principal razón médica se apoya en dos elementos que se suman. Por un lado, la fotosensibilidad de algunos componentes del perfume sobre una piel muy fina y siempre al aire libre. Por otro, la presencia de sustancias con efecto de disruptores endocrinos, capaces de interactuar con las hormonas cuando el organismo las absorbe de forma repetida a través de la piel y la respiración.
La piel del cuello, muy fina y expuesta al sol
La piel del cuello tiene menos glándulas sebáceas y menos colágeno que la de otras zonas, por eso se marca antes, pierde firmeza y se mancha con más facilidad. Cuando un perfume reacciona con la luz solar se genera fotosensibilidad, lo que favorece radicales libres que dañan las células, aparecen manchas oscuras, enrojecimiento, irritación y un envejecimiento prematuro que luego resulta difícil de revertir.
Perfumes fotosensibles: manchas, irritación y envejecimiento prematuro
Algunas fragancias, colonias y aceites aromáticos contienen ingredientes que se vuelven inestables al contacto con la radiación ultravioleta. Esa reacción multiplica el daño acumulado en el cuello si el uso es diario, la zona se vuelve más áspera, surgen arrugas finas y el tono se vuelve irregular, con áreas más oscuras que otras, algo muy visible en pieles claras o en personas que pasan muchas horas al sol.
Disruptores endocrinos en los perfumes y su relación con la tiroides
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas que interfieren en el sistema hormonal, es decir, en el modo en que el cuerpo fabrica, transporta y elimina sus propias hormonas. Organismos como la EPA los relacionan con cambios en la señal hormonal normal. En el caso de los perfumes, aplicarlos justo encima de la glándula tiroides abre el debate sobre su impacto potencial, aunque la evidencia directa sigue en estudio y los expertos piden prudencia en la interpretación.

¿Qué es un disruptor endocrino y qué papel juegan los ftalatos?
Estos compuestos pueden alterar la producción, el transporte o la acción de hormonas tiroideas, sexuales o de crecimiento. Los ftalatos, muy usados para que una fragancia dure más, se han asociado en estudios con infertilidad masculina, alteraciones en el desarrollo de niños expuestos desde edades tempranas y trastornos como el síndrome de ovario poliquístico en mujeres. Aunque no se ha probado un daño directo de los perfumes sobre la tiroides, la exposición continuada a ftalatos procedentes de varias fuentes preocupa a endocrinos y toxicólogos.
La tiroides, una glándula muy sensible en plena zona de perfume
La glándula tiroides regula el metabolismo, la temperatura corporal, el peso, la energía y parte del equilibrio reproductivo. Está situada en la parte anterior del cuello y es muy sensible a ciertas sustancias tóxicas. Unidades de endocrinología pediátrica han descrito cómo algunos disruptores endocrinos alteran el transporte de la hormona tiroidea hacia las células, lo que a largo plazo podría influir en la fertilidad, el peso o el bienestar general, de ahí que se recomiende no sumar más carga química justo encima de esta zona.
Formas más seguras de usar perfume sin dañar cuello ni hormonas
Quien disfruta del perfume no tiene por qué renunciar a él. Es más razonable cambiar el lugar de aplicación. Resulta más seguro aplicar sobre la ropa, en la parte alta de la espalda, detrás de las orejas pero sin rociar directamente la tiroides, o en la cara interna de las muñecas si no van a estar mucho rato al sol. También ayuda elegir fragancias menos fotosensibilizantes, colonias más naturales y evitar usarlas justo después de la ducha, cuando los poros están más abiertos y la absorción es mayor.
Pequeños cambios de hábito que protegen piel, tiroides y respiración
Pequeños gestos marcan la diferencia, usar menos cantidad, evitar el cuello y el escote en verano, probar siempre un nuevo aroma en una pequeña zona de piel y observar la reacción. Si aparecen picores, manchas, enrojecimiento o congestión nasal tras usar una fragancia, conviene consultar al médico o al dermatólogo. Algunas personas desarrollan rinitis vasomotora por perfumes intensos, con nariz tapada, estornudos o goteo acuoso, lo que refuerza la idea de que no todo vale a cualquier dosis ni en cualquier lugar.
El cuello sigue siendo una zona muy delicada, muy expuesta al sol y situada justo encima de la tiroides, por eso no es el mejor sitio para concentrar un perfume día tras día. Cambiar el gesto automático del vaporizador y elegir áreas menos sensibles permite cuidar piel y hormonas sin perder el placer de llevar un aroma agradable a lo largo de la jornada.



