#Salud: ¿Es seguro comer yemas de huevo poco cocidas?

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El huevo ocupa un lugar especial en muchas cocinas del mundo.
Recetas como huevos pochados, mayonesas caseras, natillas, y salsas
clásicas suelen incluir yemas apenas cocidas o
incluso crudas. Esta práctica genera preguntas en muchas personas
sobre la seguridad alimentaria. Algunos defienden
el sabor y la textura de una yema suave, mientras otros alertan
sobre posibles riesgos.

Riesgos
asociados a comer yemas de huevo poco cocidas

Consumir yema apenas cocida implica cierto nivel de
riesgo alimentario por la presencia de bacterias,
en especial la salmonela. Esta bacteria puede
encontrarse tanto en la cáscara como en el
interior mismo del huevo fresco. La salmonela está
identificada como una de las causas más frecuentes de
intoxicación alimentaria tras comer huevos o
platos que contengan
yemas
blandas.

El problema radica en que la cocción incompleta de la yema
permite que las bacterias, si están presentes, sobrevivan y lleguen
al sistema digestivo. Los síntomas más comunes en caso de
intoxicación involucran dolor abdominal, diarrea, fiebre y malestar
general, generalmente unas horas después de ingerir el alimento
contaminado.

Aun cuando el riesgo absoluto es bajo en comparación con otros
alimentos, las autoridades de salud insisten en que el consumo de
huevos poco cocidos no es completamente seguro. El peligro aumenta
para ciertos grupos de la población: niños
pequeños
, mujeres embarazadas,
personas mayores y quienes tienen sistema
inmunológico debilitado
. Para quienes pertenecen a estos
grupos, las consecuencias pueden ser más graves y requerir incluso
atención médica.

Por eso, aunque muchas personas han comido huevos blandos sin
problemas, la ciencia respalda que existe un posible peligro y
explica por qué hay advertencias en torno a esta práctica.

¿Cómo se puede
contaminar un huevo?

El recorrido de la salmonela desde la granja
hasta la mesa es sencillo. La bacteria puede infectar las gallinas
ponedoras y entrar al huevo antes de que la cáscara se forme. En
otras ocasiones, la contaminación se produce cuando el huevo ya
está puesto, por contacto con heces o con superficies en la granja
o en el transporte.

Tener un huevo recién salido del empaque no garantiza que esté
libre de microorganismos. La limpieza industrial reduce el riesgo
en la cáscara, pero no elimina la bacteria si ya estaba en su
interior. Sin embargo, medidas como el lavado adecuado de manos, la
conservación en frío y evitar el consumo de huevos
con cáscara rota disminuyen la probabilidad de
infecciones. La manipulación propia en casa también cuenta. Guardar
los huevos en refrigeración y utilizarlos antes de la fecha de
caducidad ayuda a mantenerlos en mejor estado.

Foto Freepik

¿Quiénes
deben evitar las yemas poco cocidas?

Los riegos de la especie salmonela y otras
bacterias preocupan especialmente a ciertos grupos de la sociedad.
Las autoridades en salud coinciden en que
embarazadas, bebés y niños,
ancianos y personas con defensas
bajas
deben evitar la yema poco cocida. Para ellos, una
infección puede traer complicaciones serias que van más allá de una
molestia o una indisposición.

En estos casos, la intoxicación puede causar síntomas más
fuertes y persistentes y, a veces, requerir hospitalización. Se
aconseja que estos grupos consuman únicamente huevos cuya clara y
yema estén bien cuajadas. Esta simple precaución reduce al mínimo
el riesgo de enfermar.

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Consejos
para reducir el riesgo al consumir yemas poco cocidas

Para quienes disfrutan de la textura y sabor de la yema
apenas cuajada
y quieren seguir con esta costumbre, hay
formas de disminuir el riesgo sin renunciar del todo al gusto. La
primera recomendación es elegir huevos muy frescos, revisar que no
tengan grietas o suciedad visible y mantenerlos siempre en
refrigeración. Comprar huevo
certificado
por programas de control sanitario es aún
mejor, ya que implica controles estrictos para detectar presencia
de bacterias.

La higiene en la cocina es igual de importante.
Lavar las manos antes y después de manipular huevo, no reutilizar
utensilios que tocaron crudo sin lavar, y limpiar superficies son
hábitos básicos pero efectivos. Cocinar los huevos hasta que la
yema esté al menos parcialmente cuajada también disminuye el
peligro, aunque no lo elimina por completo si la bacteria está
presente dentro.

Lo fundamental es recordar que la combinación de buen
almacenamiento
y hábitos de cocina
limpios
baja significativamente las probabilidades de
intoxicación, aunque el riesgo nunca desaparece del todo cuando la
yema está poco cocida.


¿Qué dicen las autoridades sobre el consumo de huevos poco
cocidos?

Las agencias internacionales de salud, como la
FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de
Estados Unidos) y los ministerios de salud en diferentes países,
son claros en sus recomendaciones. Señalan que todos los huevos
deben consumirse bien cocidos, con yema y clara
firmes, para reducir al máximo la posibilidad de transmisión de
salmonela. Incluso los huevos que tienen la
cáscara limpia y sin grietas pueden contener bacterias.

En el caso de alimentos preparados con huevos crudos o poco
cocidos, se aconseja preferir siempre aquéllos elaborados con
huevo certificado libre de salmonela o
pasteurizado, sobre todo si se trata de recetas que no alcanzan
temperaturas altas en la preparación, como la mayonesa casera o
ciertos postres.

La FDA subraya que la refrigeración desde el origen hasta la
mesa y la manipulación con higiene son
responsables de una buena parte de la disminución de brotes de
salmonela en los últimos años, pero insiste en la necesidad de
cocinar los
huevos
para destruir completamente cualquier bacteria
presente.

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