#Salud: ¿Es peligroso no cambiar los implantes mamarios?

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Muchas mujeres se preguntan si es peligroso no cambiar los implantes mamarios al cumplir cierto número de años. Durante mucho tiempo se repitió la idea de que había que sustituirlos siempre a los diez años, pero los implantes actuales tienen materiales más seguros y duraderos. La cuestión ya no es tanto cuántos años han pasado, sino cuándo puede ser un riesgo mantenerlos y cuándo se pueden conservar con controles adecuados.

Cuánto duran los implantes mamarios y por qué no hay que cambiarlos por rutina

Los implantes modernos, sobre todo los de gel de silicona cohesivo, pueden durar muchos años y en algunos casos acompañan a la persona toda la vida sin dar problemas. No existe un plazo fijo que obligue a cambiarlos, por lo que la antigua recomendación de sustituirlos siempre a los diez años ya no se considera una regla general. La decisión se apoya en el estado del implante, en los hallazgos de las pruebas de imagen y en los síntomas, no solo en el tiempo transcurrido.

Implantes de silicona y solución salina: qué pasa con el paso de los años

Los implantes de gel de silicona cohesivo son los más usados en la actualidad; el gel es espeso, mantiene su forma y, si se produce una rotura, tiende a quedarse dentro de la cápsula que forma el cuerpo. Los implantes de solución salina llevan una envoltura de silicona rellena de suero fisiológico, y cuando se rompen el líquido se reabsorbe y la mama pierde volumen de forma rápida y evidente.

Con los años, cualquier implante se puede desgastar, igual que una prenda que se usa a diario. Eso no significa que cada cambio requiera una cirugía urgente. La mayoría de alteraciones son lentas, progresivas y se detectan con revisiones periódicas y pruebas como ecografía o resonancia magnética, lo que permite planificar el recambio si hace falta.

¿Qué riesgos hay si no se cambian los implantes mamarios a tiempo?

Mantener los implantes no siempre es peligroso, incluso cuando han pasado muchos años desde la cirugía. Lo que sí aumenta con el tiempo es la probabilidad de complicaciones como rotura, contractura capsular o cambios estéticos que resultan molestos o dolorosos para la paciente. Cuanto más antiguos son los implantes, más importante es revisar su estado de forma regular.

El verdadero riesgo aparece cuando se dejan pasar los síntomas o se renuncian a los controles médicos. Ignorar un endurecimiento progresivo, una inflamación tardía o un cambio claro de forma puede retrasar el diagnóstico de problemas que, atendidos a tiempo, se resuelven de forma más sencilla.

Rotura del implante, contractura capsular y otros problemas frecuentes

La rotura de un implante es una de las complicaciones más conocidas. En los implantes de solución salina, la mama suele desinflarse de forma rápida, casi como un globo que pierde aire. En los de silicona cohesiva, la rotura puede ser silenciosa; el pecho mantiene un aspecto similar y el problema se descubre en una ecografía o una resonancia que muestran el gel contenido en la cápsula.

La contractura capsular aparece cuando la cápsula natural que el cuerpo forma alrededor del implante se vuelve más gruesa y se contrae. Esto puede endurecer el pecho, cambiar su forma y hacer que la paciente note dolor o tirantez. También pueden darse desplazamientos, arrugas visibles en la piel o asimetrías entre ambas mamas. Lo importante es recordar que la mayoría de estas complicaciones, si se detectan pronto, tienen solución quirúrgica planificada, con menos estrés y mejores resultados estéticos.

Foto Freepik

Riesgos poco frecuentes pero importantes: BIA-ALCL y otros efectos en la salud

El linfoma anaplásico de células grandes asociado a implantes mamarios, conocido como BIA-ALCL, es un tipo raro de cáncer que se desarrolla en la cápsula o en el líquido que rodea al implante. Se ha visto sobre todo en relación con algunos modelos de superficie texturizada, aunque el riesgo global sigue siendo bajo comparado con otras enfermedades. Suele manifestarse como una inflamación repentina de una mama, aparición de líquido alrededor del implante o una masa años después de la cirugía.

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Cuando los implantes son muy antiguos y no se realizan controles, estos signos pueden pasarse por alto o confundirse con cambios normales. Esto retrasa el diagnóstico, algo que se puede evitar si la persona consulta ante cualquier cambio llamativo y sigue un calendario de revisiones con su cirujano plástico.

Cuándo conviene cambiar los implantes mamarios y cómo cuidarlos con el tiempo

A la hora de valorar un recambio, el cirujano estudia si hay rotura, contractura capsular moderada o severa, dolor persistente, cambios importantes en la forma o deseos estéticos de la paciente. El recambio también se estudia cuando se sospechan complicaciones poco frecuentes como el BIA-ALCL o cuando la persona prefiere retirar los implantes por tranquilidad personal.

El cuidado a largo plazo pasa por un seguimiento sereno, sin alarmas innecesarias. La paciente gana mucho si se mantiene informada, conoce los síntomas de alarma y acude a sus revisiones incluso cuando se encuentra bien. Escuchar al propio cuerpo y hablar abiertamente con el especialista ayuda a decidir si conviene esperar o programar una nueva cirugía.

Señales de alarma que indican que es mejor valorar un recambio

Las señales que hacen recomendable pedir una cita de revisión incluyen cambios llamativos de forma o tamaño, endurecimiento progresivo, dolor o sensación de tirantez al mover el brazo o al tocar la mama. También llaman la atención una inflamación brusca muchos años después de la operación, la aparición de líquido, enrojecimiento persistente o nódulos. Estos síntomas no significan siempre un problema grave, pero son motivo claro para consultar con el cirujano plástico.

Controles médicos y pruebas de imagen que ayudan a decidir

Las sociedades científicas y agencias como la FDA recomiendan revisiones periódicas con el cirujano plástico, al menos cada cierto número de años, incluso en ausencia de molestias. La ecografía es una herramienta sencilla que permite valorar el contorno del implante, la cápsula y la presencia de líquido. En el caso de implantes de silicona, se suele sugerir una resonancia magnética a partir de los cinco o seis años y después cada pocos años, sobre todo para buscar roturas silenciosas.

Estas pruebas ayudan a comprobar si el implante está íntegro y si el tejido de alrededor se ve sano. De este modo, el equipo médico puede aconsejar mantener los implantes, adelantar los controles o programar una cirugía, sin basarse solo en el número de años transcurridos.

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