#Salud: ¿Es peligroso crujirse el cuello?

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Crujir el cuello es una práctica común que muchas personas
realizan casi de manera instintiva para aliviar la sensación de
rigidez o incomodidad. Aunque puede parecer inofensivo, existen
preguntas frecuentes sobre si esta acción tiene consecuencias
negativas a largo plazo o si representa algún riesgo inmediato para
la salud.

¿Por qué cruje el
cuello?

El sonido que escuchamos al crujir el cuello, conocido como
crepitación cervical, proviene generalmente de las
articulaciones en esta área y puede ser causado por la liberación
de pequeñas burbujas de gas, como nitrógeno, dentro del líquido
sinovial que lubrica las articulaciones. También puede surgir como
resultado de tensiones musculares, tendones que se deslizan sobre
los huesos o incluso desgaste articular causado por factores como
la artritis o la degeneración discal.

Aunque esa sensación de alivio tras crujir el cuello puede
parecer positiva, es importante entender que no siempre es algo
completamente inocuo.

¿Es seguro hacerlo
ocasionalmente?

En la mayoría de los casos, crujir el cuello de manera ocasional
no es peligroso, siempre y cuando no se haga con
movimientos bruscos o fuerza excesiva. De hecho, el sonido no
implica necesariamente daño ni está ligado automáticamente a
problemas serios.

Sin embargo, cuando se convierte en un hábito frecuente o se
siente la necesidad constante de realizarlo, podría ser una señal
de que algo no anda bien, como exceso de tensión
muscular
o incluso problemas estructurales en la columna
cervical.

Riesgos asociados al
crujir el cuello

Aunque la crepitación cervical ocasional usualmente no tiene
consecuencias, es importante ser consciente de los posibles
riesgos, porque manipular el cuello de manera repetitiva,
especialmente con movimientos intensos autoinducidos, puede exponer
al cuerpo a ciertos peligros:

  • Disección arterial cervical: una de las
    complicaciones más graves es el daño a las arterias del cuello. Los
    movimientos bruscos pueden lastimar estas arterias, causando la
    formación de coágulos que, en casos extremos, podrían provocar un
    accidente cerebrovascular.
  • Pinzamiento nervioso: en esta zona delicada,
    un movimiento mal realizado podría comprimir terminaciones
    nerviosas, generando dolor, entumecimiento o debilidad.
  • Problemas articulares: cuando se manipulan de
    manera continua las mismas articulaciones, aumenta el riesgo de
    desgaste precoz, como la osteoartritis.
  • Contracturas musculares: forzar el cuello
    puede causar tensiones o espasmos en los músculos cercanos.
  • Otros inconvenientes: en casos raros, pueden
    surgir efectos secundarios como problemas en los órganos
    circundantes, incluyendo molestias en ojos u oídos.

Si además del crujido existen síntomas como dolor,
entumecimiento en los brazos, debilidad muscular o dificultad para
realizar movimientos, es indispensable buscar ayuda médica.

Foto Freepik

Consejos
para evitar problemas al crujir el cuello

Si sientes rigidez en la zona cervical y tiendes a crujir tu
cuello para aliviarla, existen formas más seguras de atender este
malestar. Aquí algunos consejos:

Te podría interesar:

Consulta a un profesional: en lugar de intentar
manipular tu cuello por tu cuenta, acude a un fisioterapeuta o
quiropráctico certificado. Ellos pueden identificar y tratar la
raíz del problema.

Mantente en movimiento: incluir actividades
suaves como yoga o ejercicios de estiramiento puede ayudar a
reducir la tensión en el área cervical.
Movilizar los hombros y hacer pausas activas durante el trabajo
también es clave.

Adopta una postura adecuada: la postura tiene
un impacto directo en el cuello. Asegúrate de mantener la cabeza
alineada con la columna, especialmente al usar dispositivos
electrónicos.

Evita movimientos forzados: si sientes la
necesidad constante de crujir el cuello, podrías estar generando
presión adicional en las articulaciones. Esto podría derivar en
problemas a largo plazo.

Cuándo acudir al
médico

Hay ocasiones en las que el crujido del cuello no debería
ignorarse. Si experimentas uno o más de los siguientes signos, es
importante consultar a un especialista:

  • Dolor severo y persistente.
  • Sensación de entumecimiento o debilidad en los brazos.
  • Dificultad para mantener el equilibrio o realizar movimientos
    finos.
  • Dolor que se extiende hacia los hombros o la espalda.

Estos síntomas pueden indicar problemas serios,
como compresión nerviosa o incluso lesiones en la médula espinal.
Recuerda: el alivio momentáneo nunca debe sustituir un diagnóstico
correcto. ¡Cuida tu cuello, pues juega un papel crucial en tu
bienestar diario!



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