#Salud: ¿Es cierto que el estrés provoca hipertensión?

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¿Se ha dicho alguna vez que el estrés es la causa directa de la
hipertensión? Muchos han escuchado esta idea en consultas, redes
sociales o entre familiares. La realidad es algo más compleja pero
muy relevante para todos los que buscan cuidar de su salud
cardiovascular.

La hipertensión, conocida popularmente como presión arterial
alta, ocurre cuando la fuerza que ejerce la sangre contra las
paredes de las arterias se mantiene elevada de forma crónica. Por
otro lado, el estrés aparece cuando el cuerpo y la mente responden
a situaciones de alta demanda, preocupación o cambios
inesperados.

Cómo responde el cuerpo al estrés y su vinculación con la
presión arterial

El cuerpo humano reacciona de forma inmediata ante el estrés,
activando su sistema de defensa. Frente a una situación tensa o
riesgosa, libera hormonas del estrés,
principalmente adrenalina y cortisol. Estas sustancias aceleran el
ritmo cardíaco, tensan los músculos y contraen los vasos sanguíneos
para preparar al organismo ante un posible peligro o desafío.

Como consecuencia, la presión arterial sube de
forma rápida y transitoria. Esta elevación puede sentirse como
palpitaciones, sudoración o tensión muscular. Sin embargo, una vez
termina la situación de estrés, los valores suelen regresar a la
normalidad. Este fenómeno se define como picos de presión
arterial
, que no necesariamente se convierten en un
problema sostenido.

Para que exista
hipertensión
crónica, la
presión arterial debe mantenerse alta durante largos periodos, no
solo en episodios puntuales. Muchos estudios recientes de 2024 y
2025 indican que el estrés agudo no provoca hipertensión por sí
solo, pero sí puede ser el punto de partida cuando las situaciones
tensas se vuelven constantes.

Foto Freepik

Estrés crónico: riesgos para desarrollar hipertensión y
enfermedad cardiovascular

Cuando el estrés se mantiene en el tiempo y se
convierte en algo cotidiano, pasa de ser un aliado para la
supervivencia a un verdadero enemigo de la salud. Los expertos
alertan que el estrés crónico puede duplicar o incluso triplicar el
riesgo de sufrir presión arterial alta y problemas cardíacos. La
clave está en la exposición constante a altos niveles de
cortisol y adrenalina, que dañan los vasos
sanguíneos y alteran el equilibrio del sistema nervioso.

Además, el estrés crónico facilita la aparición
de otros factores de riesgo para la salud del
corazón. La tensión emocional suele llevar a malos hábitos como el
consumo excesivo de sal, grasas y azúcar, el aumento del
tabaquismo, el abuso del alcohol o la falta de ejercicio. Estos
comportamientos potencian aún más la posibilidad de desarrollar
conductas poco saludables y mantener cifras de
presión arterial elevadas.

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La evidencia más reciente, publicada por entidades como la
American Heart Association en 2023 y 2025, confirma que los
individuos sometidos a altos niveles de estrés
durante meses presentan un incremento real en el desarrollo de
hipertensión y enfermedades cardíacas. Por eso, dejar pasar el
malestar emocional o la ansiedad sin buscar soluciones puede
resultar peligroso para el corazón.

La importancia de manejar el estrés para la salud
cardiovascular

Aprender a controlar el estrés es mucho más que
sentirse mejor en lo cotidiano; representa una poderosa forma de
proteger el corazón a largo plazo. Las investigaciones avalan que
quienes adoptan hábitos de autocuidado y aplican técnicas de
relajación consiguen reducir el riesgo de hipertensión y otras
complicaciones cardiovasculares.

Entre las recomendaciones respaldadas por la ciencia y que
realmente producen resultados destacan:

  • La actividad física regular, que ayuda al
    cuerpo a liberar tensiones y equilibra naturalmente la presión
    arterial.
  • Practicar técnicas de relajación y
    respiración, como la meditación, el yoga o simplemente dedicar unos
    minutos diarios a respirar consciente y profundamente, disminuyen
    los niveles de cortisol.
  • Dormir lo suficiente y en horarios regulares, priorizando una
    buena calidad de sueño, contribuye a la
    recuperación del sistema cardiovascular.
  • Mantener relaciones sociales sólidas y buscar apoyo
    emocional
    en familiares, amigos o grupos de confianza
    reduce la sensación de soledad y vulnerabilidad ante el
    estrés.

Estos cambios no sólo previenen la
hipertensión
, también favorecen una mejor digestión, mejoran el
ánimo y permiten enfrentar los retos cotidianos con mayor
serenidad.

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