#Salud: El uso diario de esta habilidad básica podría prevenir el deterioro cognitivo

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El deterioro cognitivo afecta a millones de personas en todo el
mundo, y aunque algunos factores son inevitables, existen prácticas
simples y efectivas que pueden ayudarte a prevenirlo. Una de las
más importantes es el uso de habilidades básicas que todos damos
por sentado: mantener nuestra mente activa y conectada.

A medida que envejecemos, es normal experimentar ciertos cambios
en nuestras capacidades cognitivas. Sin embargo, el deterioro
acelerado no es inevitable. Diversos estudios han demostrado que
mantener la mente activa a través de actividades diarias puede
retrasar, e incluso prevenir, alteraciones cognitivas.

No se trata de realizar tareas complicadas o dedicar horas al
estudio. Algo tan sencillo como resolver un crucigrama, leer, jugar
a juegos de mesa o aprender algo nuevo puede ser suficiente.
La estimulación cognitiva diaria refuerza las conexiones
neuronales y ayuda a preservar habilidades importantes como la
memoria, la atención y el razonamiento.

Actividades
cotidianas, pequeños pasos con grandes resultados

¿Te has preguntado qué actividades podrían ser útiles para
cuidar tu mente? Aquí tienes algunos ejemplos prácticos:

  • Leer un libro o un artículo: la lectura
    fomenta la concentración, expande el vocabulario y estimula áreas
    del cerebro relacionadas con la comprensión.
  • Escribir listas o notas: anotar tus tareas del
    día no solo organiza tu rutina, sino que también ejercita la
    memoria y las habilidades organizativas.
  • Resolver rompecabezas o sudokus: este tipo de
    juegos es ideal para trabajar la lógica, la creatividad y la
    resolución de problemas.
  • Conversar con otras personas: las
    interacciones sociales estimulan el cerebro y ayudan a prevenir la
    sensación de aislamiento, que puede contribuir al deterioro
    cognitivo.
  • Aprender algo nuevo: ya sea un idioma, una
    receta o un hobby, desafiarte a ti mismo mantiene tu mente
    despierta.
Foto Freepik

Lo importante es mantenerte activo y evitar rutinas estáticas
que poco a poco limiten tus capacidades.

La
importancia de la actividad física para la mente

El ejercicio regular mejora la circulación sanguínea y
el suministro de oxígeno al cerebro
, favoreciendo su
correcto funcionamiento. Además, puede reducir el riesgo de
condiciones que afecten la cognición, como la hipertensión o la

diabetes
.

Caminar, bailar,
practicar yoga o realizar cualquier tipo de
actividad física
que disfrutes puede convertirse en una
herramienta poderosa para mantener tu salud mental.

Te podría interesar:

Alimentación y
descanso

Lo que consumes y cómo descansas también afecta directamente al
estado de tu cerebro. Por esa razón, una dieta rica en antioxidantes,
vitaminas y omega-3 puede
proteger tu mente del envejecimiento prematuro. Por ejemplo,
alimentos como nueces, pescado, frutas y verduras frescas son
aliados ideales para conservar tus capacidades cognitivas.

Por otro lado, nunca subestimes el poder del sueño, porque
dormir entre 7 y 8 horas cada noche permite que el cerebro
se regenere y procese información.
La falta de descanso
puede aumentar el estrés y afectar funciones como la memoria o la
toma de decisiones.

Estrés y salud
cognitiva

El estrés crónico no solo afecta tu estado de ánimo, sino que
también puede acelerar el desgaste mental. Practicar técnicas de
relajación como la meditación,
respirar profundamente o disfrutar momentos de calma diaria puede
hacer una gran diferencia. Además, realizar actividades que te
resulten placenteras refuerza tu bienestar emocional y, en
consecuencia, protege tu cerebro.

pequeños ajustes en tu rutina diaria puede tener resultados
notables. Por ejemplo, en lugar de ver televisión pasivamente
durante horas, intenta alternar esa actividad con algo que te rete,
como un juego de palabras. Si prefieres momentos más tranquilos, la
meditación o la escritura personal también son opciones
valiosas.

Recuerda que cuidar de tu salud mental no tiene que ser
complicado ni costoso. La clave está en incorporar hábitos
que se adapten a tu ritmo de vida.

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