En la vida cotidiana, el café madrugador es casi un ritual.
Muchas personas lo toman nada más despertar, antes de probar
bocado. Esta costumbre levanta pasiones y también dudas entre
quienes temen efectos negativos en el estómago o en los nervios.
Frente a este debate, una nutricionista ha llamado la
atención con un beneficio inesperado: el café en ayunas
puede activar la quema de grasa de forma natural. Esto añade un
nuevo matiz a la discusión sobre si empezar el día solo con café es
bueno, malo o depende de cada persona.
El café en
ayunas: impacto real en el organismo
El café en ayunas entra de lleno en el organismo cuando los
niveles de insulina y glucosa están bajos. Su principal componente,
la cafeína, estimula el
sistema nervioso, acelera la frecuencia cardíaca y aumenta la
producción de ácido en el estómago. Entre los efectos más
conocidos, destacan el aumento de la alerta mental y una ligera
mejora en el estado de ánimo.

Sin embargo, existen advertencias. En personas sensibles o con
problemas digestivos, el incremento de la acidez podría causar
molestias como ardor o gastritis. Un dato interesante revelado por
la nutricionista es que el
café, bebido sin alimentos, favorece la movilización de
grasas para obtener energía. La explicación está en el
impulso que la cafeína ofrece al metabolismo, una ventaja que
podría apoyar objetivos de pérdida de peso cuando se combina con
hábitos saludables.
Por otro lado, estudios recientes confirman que el consumo
moderado de café (entre 2 a 5 tazas diarias) está vinculado a una
reducción en el riesgo de padecer enfermedades
crónicas, como
diabetes tipo 2 y afecciones cardíacas. No obstante, la
reacción al café varía mucho de una persona a otra, lo que confirma
la importancia de escuchar al propio cuerpo.
¿Cómo el
café estimula la quema de grasa?
Uno de los mecanismos más defendidos por la nutricionista es el
efecto termogénico del café. Eso significa que la
cafeína aumenta ligeramente la temperatura corporal y, con ello, el
gasto calórico incluso en reposo. En ayunas, este efecto puede ser
más evidente porque el cuerpo recurre directamente a las reservas
de grasa para obtener energía, especialmente si no hay
carbohidratos disponibles.
Este proceso beneficia sobre todo a personas sanas y
activas que mantienen un consumo moderado de café. La
oxidación de las grasas facilitada por la cafeína contribuye,
aunque de forma limitada, a la reducción del tejido adiposo. Hay
que recordar que los resultados no son dramáticos ni inmediatos,
pero sí pueden sumar puntos en un estilo de vida equilibrado.

Riesgos
digestivos y hormonales de beber café en ayunas
Para quienes tienen mayor sensibilidad gástrica o sufren
afecciones como gastritis o reflujo, el café en ayunas puede ser un
arma de doble filo. La cafeína estimula la producción de
ácido clorhídrico, lo que puede provocar molestias
si la mucosa gástrica no está bien protegida por alimentos.
Otro punto de alerta está en el efecto del café sobre el
cortisol, una de las hormonas del estrés. Tomar
café en las primeras horas del día, cuando el cortisol ya se
encuentra de forma natural en sus picos más altos, podría
incrementar la sensación de ansiedad o
estrés en personas más susceptibles.
Por estos motivos, la nutricionista aconseja tomar en cuenta la
respuesta individual antes de adoptar el hábito de
beber café sin desayunar.
Consejos prácticos para aprovechar sus beneficios y
minimizar sus riesgos
La forma en que se consume el café marca la diferencia entre
obtener sus ventajas y sufrir efectos secundarios indeseados. Las
recomendaciones de los expertos y la experiencia clínica de
nutricionistas apuntan hacia una serie de pautas prácticas que
pueden transformar el ritual matutino en una opción más
saludable.
El
mejor momento y forma de consumir café en ayunas
Retrasar la primera taza de café al menos 60 minutos después de
despertarse permite que el cuerpo regule de manera natural los
niveles de cortisol. Esta práctica ayuda a evitar picos
innecesarios de estrés. La nutricionista señala la preferencia por
cafés de tostado natural y molidos en casa, ya que
conservan mejor sus componentes antioxidantes
y contienen menos sustancias irritantes.
Acompañar el café con un desayuno equilibrado, que incluya
fuente de proteínas y grasas
saludables, puede proteger el estómago y mejorar la
tolerancia. Preparar el café filtrado, y no en máquinas de
cápsulas o expreso, reduce la presencia de compuestos como el
cafestol que afectan los niveles de colesterol.
Alternativas
para quienes presentan molestias
En quienes notan ardor, nerviosismo o acidez, conviene adaptar
la rutina sin renunciar por completo al placer del café. Añadir un
poco de leche entera o vegetal ayuda a tamponar la
acidez y suaviza el efecto en la mucosa gástrica.
Otra estrategia es tomar café junto a algún
alimento, por pequeño que sea: una tostada integral, un puñado de
frutos secos o yogur. Alternar ocasionalmente con bebidas menos
agresivas como té verde, matcha o infusiones
suaves puede ofrecer los beneficios estimulantes sin
sobrecargar el sistema
digestivo.
La clave está en observar cómo responde el cuerpo a cada ajuste
y mantener la cantidad dentro de los límites recomendados:
no más de 400 mg de cafeína al día en adultos
sanos.


