#Salud: El ‘secreto’ de una mujer para mantener la lechuga crujiente y fresca hasta seis semanas

0
321


¿Has notado cómo la lechuga puede pasar de vibrante y crocante a
mustia y deslucida en solo un par de días? Guardarla de cualquier
manera en el refrigerador suele acabar en hojas blandas y sin
gracia, perfectas solo para el basurero. Pero existe un método
sencillo y eficaz que puede darle a tu lechuga otra oportunidad.
Hoy te cuento el truco que muchos desconocen y que realmente
funciona.

Antes de preocuparte por dónde guardar la lechuga, dedica unos
minutos a preparar bien las hojas. Lo primero, lávalas bajo
el chorro de agua fría
, separando cualquier resto de
tierra o suciedad. Es buena idea no usar detergentes ni soluciones
químicas: solo agua limpia basta.

El siguiente paso es secar cuidadosamente cada
hoja
. Aquí puedes usar un centrifugador de verduras o
simplemente papel de cocina. La humedad es el enemigo número uno de
la textura crujiente; la lechuga mojada en el refrigerador es
sinónimo de hojas blandas y decoloradas.

El recipiente correcto: vidrio y papel absorbente

La forma en la que almacenas la lechuga hace toda la diferencia,
y la mejor opción es elegir un recipiente de vidrio con
cierre hermético
. En el fondo, coloca una capa de papel
absorbente y ve organizando las hojas lavadas y secas sobre este
papel, luego cubre con otra capa al terminar. El papel sirve para
absorber cualquier resto de humedad que quede en las hojas.

Un truco extra: guarda el recipiente boca abajo
en la nevera. ¿Por qué funciona? El exceso de humedad se posa sobre
el papel, en vez de quedarse en contacto directo con la lechuga.
Así las hojas conservan su firmeza y el color natural por muchos
más días.

Freepik

Temperatura adecuada y condensación

Deja el recipiente destapado en la nevera unas horas antes de
cerrarlo ayudará a que la lechuga alcance la temperatura del
refrigerador, evitando la formación de gotas de agua en la
tapa y paredes
.

Algo esencial: nunca guardes la lechuga ya aliñada, porque los
aderezos ablandan la textura y favorecen que se descomponga antes
de tiempo. Mejor, aliña y mezcla justo antes de servir.

Te podría interesar:

Si no tienes un recipiente de vidrio, puedes usar bolsas
plásticas herméticas
. Deja una pequeña esquina sin cerrar
por completo para permitir que el aire circule e introduce las
hojas secas, coloca una hoja de papel de cocina adentro, y guarda
la bolsa en la parte menos fría del refrigerador (lejos del
congelador). Así las hojas siguen respirando, se evitan hongos, y
la textura se mantiene intacta.

Evita usar cuchillos de metal para cortar la lechuga, ya que
estos pueden oxidar las hojas más rápido. Si es posible, rompe con
las manos las hojas grandes antes de guardar.

Otras ideas para prolongar la frescura

Un método clásico consiste en sumergir las hojas lavadas
en agua fría con un poco de vinagre
(una cucharada por
litro). Luego retira y deja en remojo unos minutos en agua sola,
seca muy bien y almacena. El vinagre ayuda a eliminar bacterias y
prolonga la vida útil de la lechuga.

También sirve combinar hojas diferentes en un mismo envase,
siempre asegurándote de que todas estén completamente secas y
frescas antes de mezclarlas.

La próxima vez, prueba estos consejos y sorpréndete con el
resultado. ¡Tu ensalada lo agradecerá!

¿Le resultó útil este artículo?



Source link