El cáncer de esófago es una enfermedad que aqueja a miles de
personas cada año, con alta incidencia en aquellos mayores de 60
años. Este órgano, que conecta la garganta con el estómago, puede
desarrollar células cancerosas debido a diversos
factores como el tabaquismo, el consumo de alcohol y la
obesidad. Identificar los síntomas a tiempo es fundamental
para un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.

Prestar atención a cambios aparentemente menores en tu cuerpo
puede marcar la diferencia. A continuación, conoceremos los
síntomas más comunes y qué podrían significar.
Dificultad para tragar o
disfagia
Uno de los primeros signos de alarma del cáncer de esófago es la
disfagia, es decir, la dificultad para tragar, el
cual comienza de forma sutil, afectando primero a los alimentos
sólidos. Con el tiempo, incluso tragar líquidos puede convertirse
en un esfuerzo que se debe al crecimiento del tumor que estrecha el
esófago, y que dificulta el paso de los alimentos hacia
el estómago.
Pérdida de peso
involuntaria
La pérdida de peso no intencionada ocurre porque el cuerpo
no recibe suficientes nutrientes debido a la dificultad
para comer y tragar. Además, la presencia del cáncer puede
afectar el metabolismo, acelerándolo y contribuyendo aún más a la
pérdida de peso.

Dolor o molestias al
tragar
Muchas personas con cáncer de esófago experimentan dolor
al tragar, lo que a menudo describen como una sensación de
ardor o presión en el pecho. Esta molestia ocurre porque el tumor
irrita los nervios y tejidos circundantes. Aunque este síntoma
puede estar relacionado con otras afecciones, como la acidez
estomacal, nunca debe ignorarse.
Reflujo y sensación de
ardor
Aunque estas molestias suelen asociarse con problemas digestivos
comunes, si se agravan o no ceden con el tiempo, es importante que
consultes a un médico. Tanto el reflujo ácido frecuente como las
úlceras pueden dañar el esófago, aumentando el riesgo de
desarrollar cáncer.
Vómitos o tos
persistente
El vómito, especialmente si hay sangre
presente, es una señal que no debe subestimarse. La tos
persistente, acompañada en algunos casos de ronquera, también
podría estar vinculada a cambios en el esófago, los cuales indican
que el problema ha avanzado y necesita atención médica
urgente.
Fatiga
y anemia
La anemia puede aparecer debido a pequeños
sangrados en el esófago, causado por el crecimiento del tumor,
provocando una sensación continua de cansancio y falta de energía,
lo que podría perjudicar tus actividades diarias. La fatiga
persistente no debe ser tomada a la ligera, ya que puede ser
indicativa de problemas más serios.

¿Qué debes hacer?
Ante cualquiera de estos síntomas, es esencial buscar atención
médica de inmediato. Los especialistas suelen realizar una
endoscopia para observar el interior del esófago y tomar
biopsias si es necesario. Identificar el cáncer en etapas iniciales
mejora significativamente las probabilidades de éxito en el
tratamiento.
Factores de riesgo
que debes considerar
Algunos factores incrementan el riesgo de desarrollar este tipo
de cáncer. Entre los más destacados están el consumo de
tabaco, alcohol, la obesidad y condiciones como el esófago de
Barrett. Mantener un estilo de vida saludable puede ayudar a
reducir este riesgo.
Recuerda que llevar una dieta rica en frutas y verduras, evitar
conductas nocivas como fumar o beber en exceso, y mantener un peso
adecuado puede proteger tu esófago a largo plazo. Además, si ya
padeces problemas de reflujo, visitar a un
especialista y tratarlo adecuadamente es clave para prevenir
posibles complicaciones. No ignores los síntomas, por pequeños que
parezcan. Siempre es mejor prevenir que lamentar.


