La limpieza del refrigerador no solo tiene que ver con orden y apariencia, también protege la seguridad de los alimentos y la salud del hogar. Sin embargo, muchas personas siguen recurriendo a la lejía como producto principal para desinfectar el interior, sin saber que puede ser un error serio. El uso frecuente de este químico dentro de la nevera aumenta el riesgo de irritación, daños en los materiales y posible contaminación de la comida. Cuidar la higiene del electrodoméstico pasa por elegir bien qué productos se usan dentro de él.

El error más peligroso al limpiar la nevera: usar lejía
El uso de lejía en el interior del refrigerador está desaconsejado por muchos fabricantes, que advierten de daños en plásticos, juntas y revestimientos internos cuando el producto se aplica concentrado o de forma repetida. Con el tiempo, las superficies pueden agrietarse o decolorarse y la goma de la puerta perder elasticidad, lo que afecta al cierre y a la temperatura interna.
A esto se suma el problema de los residuos. Aunque se aclare con agua, siempre existe el riesgo de que queden restos de lejía en paredes, bandejas y cajones. Esos restos pueden entrar en contacto con alimentos descubiertos, envases abiertos o frutas y verduras porosas, que tienden a absorber sustancias del entorno.
Los vapores que libera la lejía también suponen un riesgo para la salud respiratoria. En cocinas poco ventiladas, la inhalación repetida puede irritar nariz, garganta y ojos, algo que se agrava si la persona ya tiene alergias o problemas como asma.
Cómo la lejía puede dañar tu salud y tus alimentos
Los componentes agresivos de la lejía inflaman las membranas mucosas que recubren las vías respiratorias, lo que favorece tos, sensación de ahogo e incluso episodios de broncoespasmo cuando la exposición es frecuente. Al mismo tiempo, las frutas y verduras porosas alojadas en la nevera pueden absorber parte de esos químicos si entran en contacto con superficies mal aclaradas. Ingerir de forma repetida pequeñas cantidades de lejía o restos de otros productos puede contribuir a molestias digestivas y cuadros de intoxicación leve, algo que preocupa a los organismos de seguridad alimentaria.

Otros errores comunes al limpiar la nevera que afectan la salud
Más allá de la lejía, uno de los fallos más habituales es hacer una pasada rápida con un paño jabonoso y dar por limpia la nevera. Esta rutina deja suciedad visible bajo control, pero permite que bacterias como listeria, salmonella o E. coli sigan presentes en juntas, cajones y esquinas. La humedad que queda después de una limpieza deficiente favorece también el crecimiento de moho en paredes y gomas.
Otra zona que suele olvidarse es la goma de la puerta, donde se acumulan migas, líquidos y restos pegajosos. Ese pequeño borde se convierte en un reservorio de microorganismos que, con el tiempo, pueden pasar a los alimentos o a las manos al abrir y cerrar la nevera.
Por qué una limpieza superficial no es suficiente
Una pasada rápida con un detergente suave no alcanza los rincones donde se concentran los gérmenes. Sin una limpieza profunda, los microorganismos tienen tiempo de multiplicarse y seguir contaminando bandejas y envases. Esto aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria, sobre todo en personas mayores, niños pequeños o embarazadas, que son más sensibles a estas infecciones.
Formas más seguras de limpiar tu nevera sin poner en riesgo tu salud
Existen alternativas más amables con la salud y con los materiales de la nevera. Una de las más recomendadas es usar vinagre blanco diluido en agua, aplicado con un pulverizador o un paño limpio. El vinagre ayuda a reducir la carga de bacterias, disuelve restos de comida y no deja residuos tóxicos sobre las superficies. Para potenciar el resultado, muchas personas combinan este producto con bicarbonato de sodio, que actúa como limpiador suave y neutraliza malos olores sin dañar plásticos ni juntas.
Una rutina segura incluye vaciar el interior, retirar baldas y cajones para lavarlos aparte, aplicar la mezcla de vinagre y bicarbonato, dejar actuar unos minutos, aclarar con un paño húmedo y secar a fondo. Secar bien evita que la humedad se convierta en caldo de cultivo para moho y bacterias. Elegir productos sencillos y dejar de lado la lejía dentro de la nevera es una forma directa de cuidar la salud, alargar la vida del electrodoméstico y proteger los alimentos que se consumen cada día.



