A muchos les ha pasado: mientras mastican un chicle,
distraídamente lo tragan. De niños, es común escuchar historias de
miedo que aseguran que el chicle se quedará en el estómago
durante siete años. Pero, ¿qué tan ciertas son esas
afirmaciones y qué riesgos reales implica tragarse un chicle?
¿Qué ocurre cuando tragas un chicle?
El cuerpo humano está diseñado para descomponer y digerir
alimentos utilizando enzimas y ácidos del
sistema digestivo. Sin embargo, el chicle contiene una
base gomosa no digestible, compuesta de polímeros, resinas
y elastómeros, que no puede ser degradada por estas sustancias.
Esto significa que, aunque el estómago no logra descomponerlo, el
chicle
pasará por el tracto digestivo y será expulsado de manera natural,
usualmente entre uno y tres días después de ser ingerido.
Eso sí, un chicle tragado ocasionalmente no representa problemas
graves en personas saludables. Pero, ¿qué ocurre cuando se consume
en exceso o bajo ciertas condiciones?
Riesgos potenciales en casos específicos
Aunque la mayoría de las veces tragarse un chicle no supone un
riesgo significativo, existen situaciones donde esto podría ser
peligroso. Algunos factores pueden aumentar la probabilidad de
complicaciones:
Obstrucción intestinal: en casos raros y, sobre
todo en niños pequeños, el consumo excesivo de chicles puede
provocar un bloqueo en el intestino. Si además se combinan con
otros objetos no digeribles, esto puede resultar en una
obstrucción intestinal grave, lo cual requeriría
atención médica inmediata.
Complicaciones en personas con condiciones
preexistentes: individuos con problemas
gastrointestinales, como enfermedades inflamatorias intestinales o
aquellos que han pasado por cirugías gástricas, tienen un mayor
riesgo. Una obstrucción podría agravar sus problemas de salud.
Riesgo de asfixia: en los niños, tragarse un
chicle podría convertirse en un peligro de ahogamiento. Los padres
deben estar atentos y evitar que los pequeños mastiquen chicle si
todavía no comprenden cómo manejarlo de manera segura.
¿Qué hay de los edulcorantes y otros ingredientes?
Muchos chicles están endulzados con azúcares o
edulcorantes artificiales como el sorbitol o el xilitol.
Aunque no sean digeribles, algunos de estos pueden tener efectos
adversos. El sorbitol, por ejemplo, puede provocar
diarrea si se consume en grandes cantidades.
Asimismo, los chicles azucarados implican un riesgo para la salud
dental, ya que podrían favorecer la aparición de
caries.
Además, algunos chicles contienen ingredientes como canela, que
en personas sensibles puede irritar las mucosas o causar pequeños
malestares.
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¿Podría la acidez estomacal complicar la situación?
Masticar chicle estimula la producción de saliva y jugos
gástricos, ya que el estómago se prepara para recibir alimentos.
Pero cuando esto ocurre repetidamente sin que el cuerpo reciba
comida, se podría generar irritación en el revestimiento
del estómago a largo plazo, aumentando el riesgo de
desarrollar úlceras o problemas de acidez.
Aunque este efecto no está relacionado directamente con tragarse
el chicle, refleja que su uso constante puede influir en el sistema
digestivo si no se tiene un consumo moderado.
¿Es diferente para los niños?
Los niños son más vulnerables a ciertos riesgos
al tragarse chicles. Sus conductos digestivos son más pequeños, lo
que aumenta las probabilidades de que un bloque de chicles provoque
un atasco intestinal. También tienen menos control sobre la
masticación y podrían tragarse repetidamente varios chicles sin
entender las posibles consecuencias. Es esencial que los adultos
supervisen y limiten este hábito.
Prevención y recomendaciones
Para prevenir cualquier complicación derivada de tragarse un
chicle, es crucial enseñarle a los niños sobre el uso adecuado del
chicle. Algunos consejos prácticos incluyen:
- No dar chicles a niños muy pequeños.
- Evitar masticar chicle mientras se corre o realiza ejercicio
físico, ya que aumenta las probabilidades de tragárselo
accidentalmente. - Optar por chicles sin azúcar para reducir riesgos
dentales.
En caso de que un niño haya tragado una cantidad significativa
de chicles o presente síntomas como dolor abdominal,
vómitos o estreñimiento severo, se debe consultar a un
médico lo antes posible.
En general, tragarse un chicle, de manera ocasional, no
representa un riesgo grave. El chicle viajará a través del sistema
digestivo y será expulsado naturalmente. Sin embargo, repetidas
ingestas o grandes cantidades podrían llevar a complicaciones,
especialmente en niños o personas con ciertos problemas de
salud.
El chicle puede ser disfrutado de manera segura, pero como
cualquier cosa, requiere moderación y
supervisión, especialmente en los más
pequeños.
