#Salud: ¿Cuál es la diferencia entre perimenopausia, menopausia y posmenopausia?

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Las distintas etapas que atraviesa una mujer desde la etapa
fértil hacia la madurez son parte de un proceso natural y
progresivo. Entender perimenopausia,
menopausia y posmenopausia ayuda
a cuidar la salud y la calidad de vida, sin sentir temor ni
angustia. Estos momentos llegan en tiempos distintos para cada
mujer, pero marcan cambios comunes en el bienestar físico y
emocional. Reconocerlos permite actuar con información y serenidad,
viviendo cada etapa con autoconocimiento y calma.

¿Qué es la perimenopausia y cuáles son sus principales
síntomas?

La perimenopausia es el período “alrededor de

la menopausia
”, cuando el cuerpo inicia una transición natural.
Generalmente comienza en los 40 años, pero puede presentarse antes
o después según cada mujer. En esta fase, los niveles
hormonales
, especialmente de estrógeno y progesterona,
suben y bajan de manera irregular. Esto provoca una serie de
cambios que pueden parecer impredecibles.

Uno de los síntomas más comunes es la irregularidad
menstrual
. Los ciclos pueden acortarse, alargarse, hacerse
más abundantes o, en ocasiones, más escasos. Las variaciones de los
ciclos suelen venir acompañadas de sofocos y
sudores nocturnos, una sensación de calor intenso
que aparece repentinamente y puede interrumpir el sueño.

La mente también se ve afectada. Son frecuentes los cambios de
humor, la irritabilidad o episodios de tristeza que aparecen sin
una causa aparente. Muchas mujeres notan que se vuelve más
complicado concentrarse o recordar pequeñas cosas del día a día.
Algunos sienten ansiedad que
antes no existía.

Además, aparecen señales físicas: sequedad
vaginal
, pequeño aumento de peso, piel menos elástica y
cabello más débil. El cuerpo parece estar aprendiendo a adaptarse a
nuevas normas.

La duración de la perimenopausia varía. Puede
persistir de uno a tres años, aunque algunos casos se extienden
hasta diez. Durante este tiempo, la vida cotidiana puede verse
afectada por el cansancio, la falta de sueño y las alteraciones
físicas. La clave está en saber que todos estos cambios obedecen a
la fluctuación hormonal, un proceso que, aunque
incómodo, es esperable y manejable con el acompañamiento y
autocuidado adecuados.

Foto Freepik

Menopausia y posmenopausia: diferencias, síntomas y cambios a
largo plazo

La menopausia marca el final del ciclo
menstrual. Se considera que una mujer ha llegado a esta etapa
cuando ha pasado doce meses consecutivos sin
menstruación
. Por lo general, aparece entre los 45
y 55 años
. La edad promedio suele rondar los 51 años,
aunque es normal que varíe.

La
menopausia
es el resultado de la disminución final de la
actividad ovárica. El cuerpo ya no libera óvulos y los
estrógenos caen de manera sostenida. Los síntomas
pueden recordar a los de la perimenopausia, pero en este punto
suelen ser más claros: sofocos, sequedad
vaginal
, alteraciones en el sueño y menos energía. El
metabolismo cambia y la grasa tiende a acumularse en la zona
abdominal.

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Una vez que ha pasado un año sin menstruación, empieza la
posmenopausia. En esta nueva etapa, los síntomas
agudos de la transición tienden a disminuir en su intensidad. Sin
embargo, la baja persistente de estrógenos continúa influyendo en
la salud. La piel se vuelve más fina, el cabello puede seguir
debilitándose y la
sequedad vaginal
puede mantenerse.

Un aspecto importante es la salud ósea. La
caída de estrógenos acelera la pérdida de densidad
ósea
, lo que incrementa el riesgo de
osteoporosis y fracturas. Se estima que la masa
ósea puede reducirse hasta un 15% en los primeros años después de
la menopausia. También hay que prestar especial atención al
corazón. La carencia prolongada de estrógenos incrementa el riesgo
de enfermedades cardiovasculares. Los niveles de
colesterol, especialmente el malo (LDL), pueden subir, mientras que
el colesterol bueno (HDL) tiende a bajar.

La
menopausia
y la posmenopausia no son enfermedades. Son etapas
largas y naturales en la vida. Los síntomas pueden variar mucho de
una mujer a otra, tanto en intensidad como en duración. Algunos
pueden necesitar acompañamiento médico, cambios en la rutina,
atención especial en la dieta, ejercicios para fortalecer huesos y
músculos y, en algunos casos, tratamientos para aliviar el
malestar. Lo fundamental es reconocer las necesidades del cuerpo y
adaptar los cuidados para mantener la calidad de vida.

Cuidar el bienestar en cada etapa

Transitar estas etapas es una experiencia única. El cuerpo pide
autoconocimiento, respeto y atención a las nuevas
necesidades. La información ayuda a distinguir entre síntomas
habituales y señales que requieren consulta médica.

Buscar apoyo en profesionales y fuentes confiables fortalece la
seguridad y el bienestar. Hablar sobre estos temas con otras
mujeres puede brindar alivio y una sensación de compañía. Cada
etapa tiene desafíos y oportunidades para crecer y
redefinir la relación con el propio cuerpo.

Acercarse a estos cambios con una mirada positiva facilita la
adaptación y el autocuidado. La información correcta y el
acompañamiento médico permiten tomar decisiones acertadas para
sentir bienestar en cada momento del ciclo vital.

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