Comer bien cambia tu salud, pero cocinar en casa cuando tienes
diabetes puede parecer un reto. Lo cierto es que, con algunas
estrategias sencillas y eligiendo ingredientes sabrosos, puedes
preparar platillos deliciosos que cuiden tu bienestar.

Más proteínas y menos
azúcar
Cuando piensas en tu plato, imagina que es tu lienzo personal.
Los expertos sugieren que la carne magra, el huevo y el
pescado sean protagonistas. Estas fuentes de
proteína ayudan a mantener estables los niveles de
azúcar en la sangre. Además, proporcionan saciedad, lo que evita
antojos poco saludables. Haz a un lado el azúcar añadido.
Eliminarlo no solo es clave para el control de la diabetes, sino
también para sentirte mejor en el día a día. Si extrañas el toque
dulce, usa frutas frescas con moderación o edulcorantes bajos en
calorías.
Cuida los carbohidratos
que eliges
No todos los carbohidratos son iguales; algunos
suben el azúcar rápido, otros lo hacen más lento. Prefiere
integrales como
arroz, pasta y pan de grano entero, además de
legumbres como lentejas y frijoles. Reduce
porciones y dale más espacio a los vegetales sin almidón, como la
espinaca, coliflor o pepino. Así controlas el azúcar sin sentirte
privado. Usa el método del plato: llena la mitad de vegetales sin
almidón, una cuarta parte para proteínas magras y la otra para
carbohidratos saludables. Este truco visual te ayuda a balancear la
comida sin complejidad.
Grasas saludables
Elige aceites saludables como el de oliva o de
coco, los cuales aportan sabor y beneficios al corazón, a
diferencia de las grasas saturadas y trans, presentes en
margarinas, manteca o aceites refinados. Limita el uso de productos
ultraprocesados y prefiere preparaciones simples. Al cocinar pollo,
retira la piel y la grasa visible. En los lácteos, prefiere
opciones bajas en grasa. Este cambio no solo mejora la salud
cardiovascular, también puede hacer que tus platillos sean más
ligeros y digestivos.

Métodos de cocción
La forma en que cocinas importa tanto como los ingredientes.
Prueba hornear, asar o cocinar al vapor. Cocinar
así evita exceso de grasa y potencia los sabores naturales de tus
ingredientes. Si usas sartén, elige antiadherentes y reduce el
aceite. Los condimentos pueden transformar un platillo, pero elige
aquellos bajos en sodio y evita aderezos preparados o salsas
comerciales. Prefiere hierbas frescas, especias y jugo de limón
para dar un toque especial.
Planifica con
anticipación: tu mejor arma
Cocinar en casa requiere organización, pero también ahorra
dinero y reduce el estrés. Haz una lista de compras
consciente, priorizando alimentos frescos, congelados o
enlatados en agua o su jugo natural. Aplicaciones digitales te
ayudan a controlar porciones y planificar menús semanales.
Aprovecha alimentos de temporada, variedades genéricas y, si tienes
espacio, cultiva tus propias hierbas o vegetales. Estos pequeños
cambios facilitan la preparación y reducen el desperdicio.
Haz de la
hidratación una parte del menú
Beber suficiente agua es importante para todos,
pero lo es aún más cuando tienes diabetes. Evita refrescos, aguas
azucaradas y
bebidas energéticas. El agua simple o las infusiones de hierbas
frescas son tus mejores aliados para mantenerte hidratado, sin
sumar carbohidratos ni calorías vacías.
No olvides que la diabetes no es un obstáculo para disfrutar la
comida, es un incentivo para descubrir sabores, técnicas y
combinaciones que antes pasaban desapercibidas. Compartir platillos
caseros te conecta y motiva a seguir cuidando de ti mismo.


