#Salud: Con 33 años recibió un diagnóstico que le cambió la vida mientras los médicos insistían en que era imposible a su edad

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Vicki Steyert tenía solo 33 años cuando empezó
a sentirse diferente: fatiga intensa, malestar abdominal, cambios
digestivos y sangrado ocasional. Como muchos jóvenes,
confiaba en que su salud le protegería y los
médicos coincidían: era muy joven para preocuparse por un cáncer de
colon. Le hablaban de estrés, síndrome de colon irritable,
desórdenes menores. A pesar de todo, sus síntomas persistieron y
fue su propia insistencia la que acabó salvándole la vida.

Tras meses de molestias y visitas médicas, Vicki Steyert
recibió diagnósticos erróneos repetidos. Mediante
pruebas superficiales, muchos profesionales descartaban el cáncer
por su corta edad. Solo cuando decidió insistir y pedir estudios
más profundos, como una colonoscopía, se encontró el verdadero
problema: un tumor de colon.

No tenía antecedentes familiares claros ni
otros factores de riesgo conocidos. Su persistencia y la búsqueda
constante de respuestas permitieron llegar al diagnóstico correcto,
aunque ya en fase avanzada. Esta demora en la detección es
frecuente cuando los síntomas se confunden con problemas comunes en
jóvenes, como síndrome de intestino irritable o colitis. La
historia de Vicki recuerda lo imprescindible que es desafiar
estereotipos y escuchar la voz propia ante síntomas que no
desaparecen.

Cáncer de colon en jóvenes, una tendencia preocupante a nivel
mundial

En los últimos veinticinco años, el número de adultos jóvenes
diagnosticados con cáncer de colon ha aumentado en
todos los países industrializados. Actualmente, casi 18 mil
personas menores de 50 años reciben un diagnóstico en Estados
Unidos cada año. En Europa, Oceanía y Asia, el aumento de casos es
similar y ronda el 2% anual. La tendencia afecta a más hombres que
mujeres y la mayoría de los casos en jóvenes se detecta tarde, lo
que reduce las posibilidades de curación.

El diagnóstico tardío es un problema central y los síntomas
iniciales suelen ser menos llamativos o se relacionan con
afecciones benignas. Además, en la consulta médica
persiste
la idea de que el cáncer de colon es improbable
en jóvenes, lo que retrasa pruebas clave.

Foto Freepik

Factores de riesgo en adultos jóvenes

La ciencia identifica varios riesgos concretos como el
sobrepeso, la dieta rica en carnes procesadas y grasas, el
sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo
aumentan el riesgo. Una alimentación pobre en fibra, frutas
y verduras
también juega su papel. Los antecedentes
familiares de cáncer de colon, sobre todo en menores de 50 años,
multiplican el peligro.

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Enfermedades inflamatorias crónicas del intestino, como la
colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, y síndromes hereditarios
como el de Lynch, suman entre 10% y 20% de los casos en jóvenes.
Estos factores, sumados al estrés, alteraciones en
la microbiota intestinal y exposiciones ambientales, trazan un
panorama complejo, donde la genética y el estilo de vida se
combinan.

Síntomas tempranos y dificultades en el diagnóstico

El cáncer de colon suele dar señales claras,
pero fáciles de confundir. Sangrado rectal, anemia sin causa
conocida, pérdida de peso notable, dolor abdominal recurrente y
cambios en los hábitos intestinales son síntomas que muchas veces
se atribuyen a problemas menores que afectan a jóvenes.
Esta confusión es muy frecuente, como le pasó a
Vicki.

El diagnóstico temprano cambia el pronóstico de manera radical.
Una colonoscopia, cuando hay síntomas persistentes
o antecedentes familiares, puede salvar vidas. Además, todavía
falta concienciar sobre la importancia de no subestimar los cambios
en el cuerpo.

Importancia de escuchar al paciente y evitar estereotipos de
edad

Creer que el cáncer solo afecta a mayores sigue siendo un error
común en la práctica clínica. Si un paciente joven muestra síntomas
compatibles, debe recibir los mismos exámenes y atención que
cualquier otro adulto. El sesgo de edad retrasa el
diagnóstico y aumenta la mortalidad
. El caso de Vicki, y
de tantos otros, muestra que la atención debe centrarse en los
síntomas y no en la fecha de nacimiento.

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