#Salud: ¿Cómo retrasar el Alzheimer sin medicación?

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La enfermedad de Alzheimer afecta la memoria y el pensamiento, y
llega de manera silenciosa hasta modificar la vida cotidiana. No
existe hasta hoy una cura definitiva. Sin embargo, muchos factores
de riesgo asociados al Alzheimer pueden modificarse sin
medicamentos, simplemente cambiando la rutina diaria. Incorporar
hábitos saludables y cuidar el entorno puede
marcar una gran diferencia en la salud cerebral. Comprender qué
está al alcance de todos para retrasar el avance del Alzheimer
ayuda a fortalecer la confianza y la autonomía.

Hábitos
saludables para retrasar el Alzheimer

Los hábitos saludables se convierten en una
defensa valiosa frente al deterioro cognitivo. La ciencia señala
que el entorno, la alimentación, el ejercicio y el control
de enfermedades
como la hipertensión influyen directamente
en el desarrollo del Alzheimer.
Personas con una vida activa y una nutrición adecuada presentan un
menor riesgo de perder autonomía.

Alimentación
equilibrada y salud cerebral

La dieta mediterránea ha sido estudiada en
profundidad por su efecto sobre la salud cerebral. Esta
alimentación se basa en frutas frescas, verduras, legumbres, granos
integrales, pescado azul y aceite de oliva. También reduce la
ingesta de carne roja y azúcares procesados. Las personas que
adoptan esta dieta mantienen su mente ágil por más tiempo y
reducen el riesgo de deterioro cognitivo.
Los
antioxidantes, las grasas saludables y la fibra que proporciona la
dieta mediterránea protegen las neuronas y favorecen una
circulación sanguínea más eficiente en el cerebro.

Ejercicio físico y
bienestar mental

El movimiento regular no es solo para el
cuerpo. El ejercicio, especialmente el de tipo aeróbico, mejora el
ánimo, el sueño y la memoria. También reduce la inflamación
cerebral y ayuda a controlar el peso, la presión arterial y
el azúcar en la sangre.
Bailar, caminar, nadar o montar en
bici benefician la plasticidad cerebral. El simple hecho de salir a
pasear cada día puede preservar la independencia y mejorar la
calidad de vida durante años.

Factores
cardiovasculares y abandono de tóxicos

Tener bajo control la presión arterial, el
colesterol y la diabetes es esencial en la prevención del
Alzheimer. Evitar el tabaquismo y reducir el consumo de alcohol
también impacta de forma positiva en la función cognitiva. Los
vasos sanguíneos sanos protegen el cerebro y disminuyen el daño
asociado a los procesos neurodegenerativos. Cada
pequeño cambio en este sentido suma a favor de la salud mental.

Foto Freepik

Estimulación
cognitiva y entorno social activo

Más allá del cuerpo, la mente se fortalece con nuevos desafíos.
La estimulación cognitiva y un entorno social
activo ayudan a construir una reserva cerebral, es decir, la
capacidad del cerebro para resistir el daño antes de que se noten
los síntomas.

Te podría interesar:

Actividades que
estimulan el cerebro

Aprender un idioma, tocar un instrumento, resolver crucigramas,
hacer manualidades y pintar son ejemplos de actividades que
mantienen el cerebro en movimiento. La mentalidad de “estudiante de
por vida” permite que las conexiones neuronales se
multipliquen.
Técnicas como la meditación, la relajación o
escuchar música diferente también renuevan la mente y aportan
resiliencia cerebral.

Importancia
de las relaciones sociales y la comunicación

Estar en contacto con amigos, familia o grupos comunitarios es
tan necesario como comer bien o moverse. Las personas que mantienen
una vida social activa tienen menos riesgo de sentirse
aisladas y deprimidas
, y cuentan con una mayor protección
frente al deterioro cognitivo. Conversar, compartir experiencias y
reír juntos nutre la mente y el corazón.


Atención a la audición y visión para proteger la función
cognitiva

Los problemas de audición y visión pueden acelerar el deterioro
cognitivo. Detectar a tiempo cualquier dificultad para oír o ver y
ajustarla con tratamientos adecuados ayuda a mantener la
independencia y retrasa la aparición de síntomas.
Mantener
una buena comunicación, con un entorno adaptado a las capacidades
sensoriales, mejora la calidad de vida y protege la función
cerebral.

Mantener hábitos saludables, cuidar la
alimentación, moverse cada día, controlar la salud cardiovascular y
rodearse de personas queridas se perfilan como las estrategias más
sólidas para ralentizar el avance del Alzheimer sin
necesidad de fármacos. La prevención empieza mucho antes de notar
los primeros olvidos, y la combinación de mente y cuerpo activos es
la mejor defensa. Adoptar cambios pequeños desde hoy ayuda a sumar
años de vida con autonomía y bienestar.

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