#Salud: ¿Cómo combatir la alopecia sin cirugía?

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La alopecia asusta porque afecta a la imagen, la autoestima y hasta a la forma de relacionarse. La buena noticia es que hoy existen varias formas de combatir la alopecia sin cirugía, usadas en consultas de dermatología, que pueden frenar la caída y mejorar la densidad del pelo. Todo se entiende mejor con explicaciones sencillas y expectativas realistas.

Entender la alopecia antes de elegir un tratamiento sin cirugía

No todas las alopecias se comportan igual, por eso el diagnóstico médico marca la diferencia. La más frecuente es la alopecia androgénica, en la que los folículos son sensibles a hormonas como la DHT y el pelo se va afinando poco a poco. También se ve caída difusa ligada a estrés intenso, a dietas pobres o a déficits de hierro y vitaminas, y formas autoinmunes como la alopecia areata. Consultar a un dermatólogo antes de probar productos por cuenta propia evita perder tiempo y dinero.

Tipos de alopecia más frecuentes en hombres y mujeres

En la alopecia androgénica masculina suelen aparecer entradas marcadas y clareos en la coronilla, mientras que en muchas mujeres el pelo se afina sobre todo en la raya central y la parte superior de la cabeza. La caída difusa por estrés o falta de nutrientes se nota como una pérdida generalizada de volumen, con mechones que se desprenden al peinarse o lavar el cabello. La alopecia areata suele mostrarse como placas redondas sin pelo, bien delimitadas, que aparecen de forma brusca. Estas imágenes ayudan a la persona a sospechar, pero solo la valoración médica confirma el tipo de alopecia.

Cuándo ir al dermatólogo y qué pruebas puede solicitar

Conviene pedir cita si la caída es mucho mayor que lo habitual, si se notan clareos nuevos en fotos o si el diámetro de los cabellos se vuelve muy fino. En consulta se puede hacer una tricoscopia, que es observar el cuero cabelludo con aumento para analizar folículos, grosor y estado de la piel. En muchos casos se solicitan análisis de sangre con hierro, ferritina, vitamina D, hormonas tiroideas u otras según la historia clínica. Un diagnóstico claro permite elegir el tratamiento adecuado desde el inicio.

Foto Freepik

Tratamientos médicos no quirúrgicos para combatir la alopecia

Actualmente los tratamientos con más evidencia para alopecia androgénica siguen siendo minoxidil y finasterida, usados solos o combinados. La clave es la constancia, porque el folículo necesita meses para responder.

Minoxidil y finasterida: los fármacos más usados

El minoxidil tópico se aplica en forma de loción o espuma sobre el cuero cabelludo y ayuda a que llegue más riego sanguíneo al folículo, alarga la fase de crecimiento y favorece que nazcan cabellos más gruesos. Los resultados suelen apreciarse después de varios meses de uso diario y si se abandona el tratamiento, la caída vuelve. La finasterida oral se reserva sobre todo para hombres con alopecia androgénica, ya que bloquea la conversión de testosterona en DHT, y siempre requiere valoración médica por posibles efectos secundarios. A día de hoy se usa también finasterida tópica y, en mujeres seleccionadas, fármacos antiandrógenos como la espironolactona.

PRP, microneedling y mesoterapia capilar

El PRP o plasma rico en plaquetas aprovecha la propia sangre del paciente, se centrifuga y se inyecta la fracción rica en factores de crecimiento en el cuero cabelludo para estimular los folículos debilitados. El microneedling utiliza un dispositivo con microagujas que crea pequeños canales en la piel, mejora la microcirculación y facilita la penetración de lociones médicas. La mesoterapia capilar consiste en microinyecciones superficiales de vitaminas, minerales y a veces minoxidil u otros fármacos directamente donde están los folículos, en sesiones periódicas realizadas en consulta.

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Láser de baja intensidad y radiofrecuencia capilar

La terapia de láser de baja intensidad, generalmente con luz roja, busca activar el metabolismo del folículo y aumentar el flujo de sangre local mediante sesiones seriadas, en clínica o con dispositivos domiciliarios validados. La radiofrecuencia capilar, como la tecnología tipo Indiba, aplica energía para calentar de forma controlada los tejidos, favorece la oxigenación y reduce la inflamación de la piel que rodea al folículo. Suelen utilizarse como complemento de los fármacos y de las técnicas de bioestimulación.

Remedios naturales, estilo de vida y cuidado diario del cabello

Lo que la persona hace en casa influye mucho en cómo responde el pelo a los tratamientos médicos, aunque no los sustituye.

Activos naturales con algo de evidencia científica

Algunas lociones capilares incluyen cafeína o extracto de saw palmetto como apoyo en alopecia androgénica, con estudios que sugieren un efecto moderado sobre la caída. Su potencia no se acerca a la de minoxidil o finasterida, pero pueden sumar dentro de un plan bien planteado. Conviene desconfiar de aceites, champús o suplementos anunciados como milagrosos, sin ensayos serios que respalden lo que prometen.

Alimentación, suplementos y manejo del estrés

El folículo necesita proteínas de calidad, hierro, zinc y vitaminas del grupo B para fabricar un pelo fuerte, por lo que una dieta variada con legumbres, huevos, pescado, frutos secos y verduras es un pilar básico. Si los análisis muestran déficit, el médico puede pautar suplementos dirigidos en lugar de tomar productos genéricos sin control. El estrés crónico se relaciona con episodios de efluvio telógeno, una caída difusa que desajusta ciclos de crecimiento, por lo que hábitos como ejercicio regular, buena higiene del sueño y técnicas simples de relajación ayudan a estabilizar el cabello.

Rutina de cuidado capilar que protege el folículo

Un cuero cabelludo sano es el terreno donde trabajan todos los tratamientos contra la alopecia. Resulta útil optar por lavados suaves, sin frotar con fuerza, y evitar peinados muy tirantes que traccionen siempre en las mismas zonas. El calor intenso de planchas y secadores debería limitarse y puede ser de ayuda usar champús que cuiden la piel, como los que contienen ketoconazol cuando el dermatólogo lo recomienda. Con diagnóstico correcto, terapias con evidencia y un cuidado diario coherente, combatir la alopecia sin cirugía se vuelve un objetivo realista.

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