#Salud: ¿Cómo combatir el mal humor de la menopausia?

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La menopausia puede transformar el día a día de una manera
inesperada, especialmente en lo que respecta al estado de ánimo.
Los cambios emocionales, marcados por el descenso de hormonas,
pueden generar episodios de tristeza, irritabilidad y ansiedad. El
mal humor no surge solo desde lo emocional, sino desde un
proceso biológico
explicado por la caída en la producción
de estrógenos y progesterona, lo que afecta a neurotransmisores
clave y, en consecuencia, altera la calidad de vida. Comprender el
contexto científico ayuda a empatizar con lo que muchas mujeres
sienten y buscar soluciones realistas para esta etapa.

Factores
que influyen en el mal humor durante la menopausia

Durante
la menopausia
, el cuerpo experimenta una serie de
transformaciones. El descenso en los niveles de
estrógeno y progesterona modifica
funciones orgánicas que parecen poco conectadas con el ánimo, pero
que en realidad están muy ligadas. Estos cambios hormonales tienen
un impacto directo en neurotransmisores como la serotonina,
dopamina y oxitocina
, responsables de generar sensaciones
de bienestar, satisfacción y calma.

El mal humor puede acentuarse por síntomas físicos, como
sofocos, sudores nocturnos o la falta de sueño, que a su vez
afectan el equilibrio emocional y el rendimiento cognitivo. También
pueden presentarse dificultades para concentrarse, alteraciones de
memoria, mayor sensibilidad al estrés e incluso cuadros de ansiedad
o depresión. Todos estos factores combinados explican por qué el
mal humor puede volverse persistente y afectar la interacción
social o familiar.

Cambios
hormonales y su impacto en el estado emocional

La disminución de estrógenos es el principal
detonante detrás de la inestabilidad emocional durante la
menopausia. Este descenso provoca una menor producción de
serotonina, el neurotransmisor que se encarga de
regular el ánimo y controlar la ansiedad. Al mismo tiempo, los
niveles más bajos de oxitocina pueden hacer que el sentido de
apego, la seguridad y el placer disminuyan.

La dopamina, que genera motivación e interés,
también se ve afectada por el cambio hormonal. El resultado es un
aumento de episodios de irritabilidad, tristeza y mal humor. Para
muchas mujeres, sentirse “fuera de sí” puede ser más que una
expresión: es una consecuencia directa de este desequilibrio
biológico.

Síntomas asociados

Los síntomas emocionales suelen aparecer acompañados de
molestias físicas. El insomnio es frecuente por
los cambios hormonales y los sofocos. Descansar mal no solo genera
cansancio, también reduce la tolerancia a la frustración y aumenta
la irritabilidad.

Entre los síntomas asociados están la dificultad para
concentrarse, olvidos frecuentes y reducida rapidez mental. Estos
cambios cognitivos, sumados al agotamiento físico, tienden a
amplificar el mal humor y dificultan la toma de decisiones
cotidianas o la gestión emocional en situaciones tensas.


Estrategias prácticas para mejorar el estado de ánimo en la
menopausia

El mal humor durante la menopausia puede abordarse combinando
autocuidado, hábitos de vida saludables y, en algunos casos,
tratamiento médico. Adaptar las estrategias a cada caso es esencial
para mantener el bienestar y la funcionalidad diaria.

Foto Freepik

Actividad
física regular y contacto social

El ejercicio no solo mejora la salud física, también impacta en
la estabilidad emocional. La actividad física favorece la
liberación de endorfinas que ayudan a mejorar el
estado de ánimo de forma natural. Salir a caminar, hacer ciclismo o
practicar yoga al aire libre multiplica estos beneficios gracias al
contacto con la naturaleza y la luz solar.

El contacto social refuerza el sentido de
pertenencia y reduce el estrés. Compartir actividades recreativas
con amistades puede convertirse en un refugio emocional y una
fuente de alegría cotidiana.

Alimentación
y hábitos saludables para el equilibrio emocional

La alimentación actúa como un motor invisible para las
emociones. Los alimentos ricos en triptófano
(pavo, pollo, pescados, queso, semillas y plátano) ayudan a
producir serotonina y estabilizan el ánimo. Consumir frutas
frescas, verduras de temporada, legumbres y cereales integrales
aporta energía sostenida y fortalece el sistema nervioso.

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Evitar estimulantes como cafeína, alcohol y
tabaco reduce la ansiedad y previene fluctuaciones
bruscas en el humor. Mantener horarios de comida regulares y una
adecuada hidratación también favorece el equilibrio emocional.

Manejo del
estrés y técnicas de relajación

El estrés agrava el mal humor y los síntomas asociados a la
menopausia. Practicar respiración profunda,
ejercicios de relajación, yoga o meditación puede bajar los niveles
de cortisol y devolverle al cuerpo un estado más calmado. Dedicar
unos minutos cada día a estas prácticas fomenta la sensación de
autocontrol.

Establecer una rutina de sueño, dormir en un
ambiente oscuro y fresco, y alejar el móvil antes de acostarse
ayuda a mejorar el descanso. Si persiste el insomnio, consultar con
el médico sobre el uso temporal de melatonina u
otros suplementos puede ser útil.

Terapias
psicológicas y apoyo profesional

Para algunas mujeres, el mal humor se vuelve intenso y supera
los recursos personales de manejo. En estos casos, la
terapia cognitivo-conductual resulta efectiva para
identificar pensamientos que agravan la irritabilidad y encontrar
alternativas de afrontamiento.

Buscar apoyo psicológico o médico es clave si
los síntomas afectan el trabajo, las relaciones personales o la
motivación. Los profesionales pueden orientar sobre la mejor
estrategia, ya sea psicoterapia, intervención grupal o la
combinación con tratamiento farmacológico.

Tratamientos
médicos y farmacológicos si es necesario

En situaciones donde los síntomas interfieren con la calidad de
vida, la terapia hormonal de reemplazo (THR) puede
considerarse. Con estrógenos, en formas como pastillas, parches,
cremas o anillos, la THR busca restituir el balance hormonal y
aliviar tanto el mal humor como los sofocos y otros signos
físicos.

Los antidepresivos pueden ser recomendados en
casos de depresión o ansiedad diagnosticada, pero siempre deben
indicarse luego de una evaluación médica detallada. Elegir la
opción más adecuada requiere analizar riesgos, beneficios y
necesidades individuales.

Promover el seguimiento médico y el autocuidado ayuda no solo a
reducir el mal humor, sino a vivir
la menopausia
como una etapa más tranquila y plena.

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