#Salud: ¿cada cuánto hacerla para lograr un vientre plano?

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Un abdomen plano y tonificado suele ser sinónimo de salud y
confianza. Muchas personas buscan ejercicios que realmente ayuden a
definir esta zona, y la plancha abdominal se ha
ganado su lugar como uno de los más efectivos. Sin embargo, lograr
resultados va más allá de simplemente sumar segundos. La
frecuencia, la técnica y los hábitos complementarios marcan la
diferencia cuando se busca transformar el core.

Beneficios
de la plancha y su impacto en el abdomen plano

La plancha es un ejercicio isométrico que, aunque parece
sencillo, logra activar y fortalecer muchos músculos al mismo
tiempo. Centrándose en los abdominales, el lumbar, los
glúteos y músculos estabilizadores
,
la plancha
ayuda a crear una faja natural para sostener los
órganos internos y proteger la columna.

Un beneficio clave de la plancha es su capacidad para
mejorar la postura. El simple hecho de mantener la
posición correcta entrena los músculos profundos del core,
responsables de estabilizar el cuerpo en movimiento y en reposo.
Esta activación constante también previene
lesiones
tanto en la zona lumbar como en el resto del
cuerpo, reduciendo el riesgo durante otros ejercicios y actividades
diarias.

Desde el punto de vista estético, el fortalecimiento del core
contribuye a que los músculos abdominales sean más visibles y
definidos a medida que se reduce la grasa corporal. El gasto
calórico, aunque moderado en comparación con ejercicios aeróbicos,
se potencia al involucrar varios músculos de forma simultánea.
Además, la plancha regular acelera el metabolismo
basal
, permitiendo quemar más calorías incluso en
reposo.

Otro aspecto importante es el efecto positivo sobre la
salud cardiovascular
. Mantener una postura activa mejora
la circulación, aumenta la resistencia muscular y favorece la
gestión del estrés corporal. Al trabajar la respiración consciente
durante el ejercicio, se promueve una mejor oxigenación de los
tejidos y un mayor control de la presión intraabdominal.

La plancha, gracias a su bajo impacto y adaptabilidad, es
recomendada tanto para quienes inician en el ejercicio como para
atletas avanzados. No requiere equipo ni grandes espacios y permite
aumentar su dificultad con variantes accesibles para cualquier
nivel.

Foto Freepik


¿Cada cuánto hacer plancha para ver resultados en el
abdomen?

Conocer la frecuencia ideal es clave para estimular el progreso
sin sobrecargar el cuerpo. Para principiantes, lo recomendable es
iniciar con tres series diarias de entre 10 y 20
segundos cada una, priorizando la correcta ejecución y el
mantenimiento de la postura. Conforme se gana fuerza, puede
aumentarse de forma gradual el tiempo hasta 40 o 60
segundos por serie
.

En el nivel intermedio, la meta puede situarse en cuatro
a cinco series por día
, buscando series de 30 a 60
segundos y descansos breves entre cada una. El objetivo avanzado
sería sostener la plancha hasta dos minutos por
repetición, distribuidas en varias tandas según la capacidad
individual.

La constancia es fundamental. Realizar planchas
de dos a cinco veces por semana permite mantener el estímulo
muscular sin agotar al cuerpo. Descansar un día entre sesiones
intensas favorece la recuperación y evita el estancamiento.
Alternar el trabajo abdominal con ejercicios de fuerza global y
sesiones de cardio amplifica la quema de grasa
total, acelerando la visibilidad de resultados en el abdomen.

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Integrar variantes como la plancha lateral, con
elevación de piernas o con apoyo inestable introduce nuevos retos,
activa diferentes áreas musculares y mantiene el progreso
constante. Al sumar la plancha dentro de una rutina integral, se
potencia la reducción de la grasa abdominal total y se optimiza la
tonificación.

Técnica
y recomendaciones para optimizar la rutina de plancha

Ejecutar la plancha correctamente es tan importante como la
frecuencia. La espalda debe permanecer recta y alineada, desde la
cabeza hasta los talones, apoyándose en los antebrazos o las
palmas, sin arquear la zona lumbar ni hundir las caderas. Los
abdominales deben mantenerse activos durante todo el ejercicio,
evitando que los hombros caigan o los glúteos sobresalgan.

Evitar errores típicos como sostener la respiración, dejar caer
la cabeza o buscar más duración a costa de la técnica ayudará a
prevenir lesiones y sacará el máximo provecho de cada segundo de
trabajo.

Aumentar gradualmente el tiempo, la dificultad y la variedad de
variantes previene el estancamiento muscular. La
progresión, sumada al descanso
adecuado
y la constancia, marca la
diferencia entre una rutina efectiva y el sobreentrenamiento.
Escuchar al cuerpo, detenerse ante síntomas de dolor y recuperar
los músculos son prácticas esenciales para obtener resultados
duraderos y seguros.


Alimentación y hábitos complementarios para lograr un
vientre plano

El ejercicio efectivo para un vientre plano necesita del apoyo
de una alimentación equilibrada. Reducir el
consumo de azúcares simples, ultraprocesados y sal minimiza la
retención de líquidos y promueve la utilización de grasa abdominal
como fuente de energía. Comer más alimentos frescos, fibra,
proteínas magras y grasas saludables mejora la composición corporal
y agiliza la digestión.

El consumo regular de verduras de hoja verde, frutas
(especialmente cítricos y frutos rojos), pescados, huevo y frutos
secos aporta nutrientes fundamentales para la recuperación muscular
y el metabolismo activo. Hidratación constante, evitar
bebidas azucaradas y priorizar el agua y las infusiones es otra
clave.

Hábitos como el descanso nocturno de calidad, evitar el estrés
crónico y mantener una vida activa fuera del gimnasio favorecen la
reducción de la grasa visceral, esa capa que cubre los órganos y
suele ser más difícil de eliminar. La suma de una rutina de
planchas
adaptada, ejercicio cardiovascular regular y un plan alimentario
adecuado convierte el objetivo de un abdomen plano en una meta
realmente alcanzable.

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