#Salud: Beige, blanco, rosa… ¿Sabes por qué las cáscaras de huevo tienen distintos colores?

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¿Alguna vez te has preguntado por qué las cáscaras de huevo no
siempre son blancas? Desde tonos beige hasta azulados, el color de
la cáscara de un huevo puede variar ampliamente. Pero, ¿qué
determina estas diferencias de tonalidad? Aquí encontrarás todo lo
que necesitas saber sobre este fenómeno curioso y fascinante.

El origen del
color: la raza de la gallina

El color de la cáscara del huevo
está mayoritariamente determinado por la raza de la gallina que lo
pone. Las gallinas conocidas como Leghorn, por ejemplo, producen
huevos de cáscara blanca; mientras que otras razas, como Rhode
Island Reds o Plymouth Rock, son famosas por sus huevos marrones.
Por otro lado, razas como Araucana (originaria de Chile) pueden
producir huevos azulados o verdosos.

El color de las plumas y de los lóbulos de las orejas de la
gallina también es un indicativo. Gallinas con lóbulos
claros suelen poner huevos blancos, mientras que las de lóbulos
oscuros ponen huevos marrones o azules
.

¿Qué pigmentos
están involucrados?

El color de la cáscara está determinado por dos pigmentos
principales que se depositan en el oviducto de la gallina durante
la formación del huevo:

Protoporfirina: este pigmento es el responsable
del color marrón o café. Se deposita principalmente en las capas
externas de la cáscara.

Biliverdina: esta sustancia, derivada de la
bilirrubina, da lugar a los colores azulados o verdes en los
huevos.

Aunque pueda parecer que cada color es único, en esencia es la
cantidad y el tipo de pigmento depositado lo que crea estas
diferencias.

Factores que
afectan el color de la cáscara

Aunque la genética es el factor predominante, existen otros
aspectos que influyen en la intensidad del color de la cáscara:

Edad de la gallina: las gallinas jóvenes
producen huevos con un color más intenso en sus cáscaras. Con el
tiempo, este tono puede desvanecerse.

Estrés: factores externos como el ruido o
cambios en el entorno pueden alterar la producción normal de
pigmentos.

Alimentación: aunque el alimento de la gallina
tiene más impacto en la yema que en la cáscara, una
dieta equilibrada
puede contribuir a una pigmentación más
uniforme.

Enfermedades: problemas como la bronquitis
infecciosa pueden afectar directamente la calidad y color de los
huevos.

Foto Freepik

¿El color
afecta la calidad del huevo?

La respuesta corta es: no. El color de la
cáscara no tiene ninguna relación con la calidad del huevo.
Factores como el cuidado de las gallinas, su alimentación y la
frescura son los verdaderos determinantes. Tanto los huevos
blancos, marrones o incluso los más raros huevos azules contienen
la misma cantidad de nutrientes esenciales y beneficios para la
salud.

La fortaleza de la cáscara, por otro lado, está directamente
relacionada con la edad de la gallina. Las
gallinas jóvenes tienden a producir cáscaras más duras, sin
importar el color. Esto desmiente la idea de que un color pueda ser
indicativo de un huevo “mejor” o más resistente.

Dicho esto, el color sí juega un papel en las preferencias de
los consumidores. En algunos países, los huevos marrones son más
buscados porque dan una impresión de ser más “naturales” o frescos.
Mientras tanto, en otras regiones, los huevos blancos dominan por
ser más comunes o porque algunos piensan que lucen más limpios.
Estas percepciones son puramente culturales. Lo importante es
recordar que el contenido nutricional es el mismo, sin importar si
la cáscara es blanca o marrón. ¿Cuál prefieres tú?

Huevos
de tonalidades poco habituales: ¿Raros o normales?

Además de los colores habituales como el blanco, marrón o azul,
algunas gallinas pueden producir huevos rosados o incluso con
manchas moteadas. Esto se debe a pequeñas diferencias en el
depósito de pigmentos durante la formación del huevo. No representa
ningún problema ni afecta la calidad del mismo. En razas
específicas como las gallinas de campo, es común encontrar huevos
con manchas irregulares o patrones únicos, una
característica natural del proceso biológico.

El color de la cáscara de un huevo es mucho más que una
peculiaridad estética. Es un reflejo de la genética, del cuidado de
las gallinas y de factores ambientales. Aunque el color no influye
en el sabor ni en el valor nutricional, sigue siendo un detalle que
intriga y, en ocasiones, guía las decisiones de compra de las
personas.

La próxima vez que veas
huevos
blancos, marrones o incluso azules en el mercado,
recuerda que cada uno tiene su historia. Y, por encima de todo,
todos ofrecen los mismos beneficios para tu salud, sin importar el
color de su cáscara. ¡La naturaleza nunca deja de
sorprendernos!

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