La historia de Jocelynn, una niña de 11 años que terminó con su
vida tras soportar meses de acoso, ha sacudido a la comunidad en
Texas y al mundo entero. Este incidente desgarrador no solo resalta
la devastadora realidad del bullying, sino también las profundas
heridas que deja en las víctimas y sus familias.
¿Qué pasó con
Jocelynn?
Jocelynn, una niña mexicana-estadounidense residente en Texas,
fue objeto de burlas y comentarios ofensivos por parte de sus
compañeros de escuela. Entre las agresiones verbales estaba la
cruel frase: “vamos a llamar al servicio de inmigración”.
Estos comentarios, profundamente racistas, se hicieron constantes,
afectando gravemente su salud emocional y mental.

Marbella Carranza contó a KUVN, afiliada de CNN, que el colegio
de su hija le informó que Jocelynn Rojo Carranza veía a la
psicóloga escolar dos veces por semana antes de su muerte. Esto se
debía a que sus compañeros de clase se burlaban de que sus padres,
de origen hispano, eran inmigrantes. “Le dijeron que llamarían a
inmigración para que se llevaran a sus papás y que se quedaría
sola”, lamentó la madre, quien aseguró que nunca le informaron de
estas situaciones antes de la tragedia.
Se abrió una investigación que se enfocará primero en las
denuncias de acoso e intimidación que Jocelynn Rojo Carranza había
reportado en su escuela, según informó el medio “San Antonio
Express News”. La mamá de la víctima también quiere que se analice
la responsabilidad del colegio. Ella comentó a KUVN: “Quiero que se
haga justicia porque esto no es justo. La escuela fue negligente al
no informarme sobre lo que estaba pasando con mi hija”.
Aunque su madre intentó intervenir alertando a las autoridades
escolares, sus denuncias no recibieron la atención adecuada. Este
vacío de acción dejó a Jocelynn vulnerable, atrapada en un ciclo de
hostigamiento que finalmente la llevó a quitarse la vida en su
propia casa.
El racismo y la discriminación racial no terminan en comentarios
hirientes; influyen directamente en cómo una persona se percibe a
sí misma. En el caso de Jocelynn, estos ataques recurrentes sobre
sus orígenes destruyeron su
autoestima desde una edad temprana.
El acoso escolar motivado por el racismo no es un problema
aislado. Según estudios, los niños que pertenecen a minorías
étnicas son más propensos a ser víctimas de este tipo de maltrato.
Los efectos incluyen ansiedad, depresión y, en casos extremos,
pensamientos suicidas.
Es urgente que tanto las escuelas como las comunidades trabajen
para eliminar este tipo de discriminación y apoyen a quienes la
enfrentan diariamente.
Señales de alerta: ¿cómo identificar cuando un niño está en
riesgo?
Los niños que son víctimas de acoso escolar a menudo no hablan
sobre su situación, ya sea por miedo, vergüenza o falta de
confianza en los adultos a su alrededor. Sin embargo, hay señales
que los padres, maestros y cuidadores deben observar:
- Cambios drásticos en el comportamiento o estado de ánimo.
- Dificultad para dormir o pesadillas constantes.
- Pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban.
- Bajo rendimiento escolar repentino.
- Aislamiento social o rechazo a asistir a la escuela.
- Comentarios autodespreciativos o sobre ser una “carga”.
Reconocer estas señales a tiempo puede marcar la diferencia,
permitiendo ofrecer la ayuda que el niño necesita antes de que sea
demasiado tarde.
El papel de
las escuelas: un cambio necesario
En el caso de Jocelynn, la falta de acción por parte de las
autoridades escolares fue un factor clave en el desenlace de esta
tragedia. Aunque muchas escuelas tienen protocolos contra el acoso,
la falta de implementación efectiva sigue siendo un problema
grave.
Es indispensable que las escuelas tomen el rol que les
corresponde en la creación de un ambiente seguro e inclusivo para
todos los estudiantes.
¿Cómo
podemos apoyar a los niños en casa?
Aunque las escuelas tienen un papel importante, los padres
también son una pieza fundamental para proteger a sus hijos. Crear
un ambiente de confianza en casa puede ayudar a los niños a
sentirse respaldados. Estas son algunas formas de hacerlo:
- Escucha activa: permite que tus hijos hablen
abiertamente sobre sus problemas y emociones sin temor a ser
juzgados. - Fomenta la comunicación: mantén conversaciones
regulares sobre su día a día. - Empodéralos emocionalmente: enséñales a
valorarse y defenderse de forma asertiva. - Busca ayuda profesional: si notan que el niño
presenta cambios preocupantes, no dudes en consultar con un
psicólogo o terapeuta.
La muerte de Jocelynn es una pérdida irreparable que deja un
enorme vacío en su familia y comunidad. Pero también nos obliga a
enfrentar una verdad incómoda: nuestras instituciones, familias y
comunidades no están haciendo lo suficiente para proteger a los
niños del bullying y el racismo.
Cada niño merece crecer en un entorno donde se sienta amado,
valorado y en seguridad. Si no abordamos este problema de raíz,
continuaremos perdiendo vidas jóvenes e inocentes, como la de
Jocelynn. Es hora de actuar, de educar y de cambiar las narrativas
que fomentan el odio y la intolerancia.
La historia de Jocelynn no debería repetirse. Tomemos su memoria
como un recordatorio de que todos tenemos el poder –y la
responsabilidad– de ser parte de la solución.


