#Salud: 8 beneficios de correr que no tienen nada que ver con la pérdida de peso

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Correr es mucho más que una herramienta para perder peso. Sus
efectos positivos impactan casi todos los sistemas del cuerpo y la
mente, haciendo de esta costumbre una práctica accesible, útil y
científicamente respaldada. Desde la fortaleza del sistema
inmunológico hasta un ánimo mucho más estable, los runners
disfrutan de beneficios notables que nada tienen que ver con la
balanza. Estos resultados están avalados tanto por datos
recientes como por experiencias reales de miles de
personas.

Beneficios
físicos de correr que van más allá del peso

La actividad de
correr
es uno de los ejercicios aeróbicos más completos,
aportando resultados positivos medibles más allá de la simple quema
de calorías. Numerosos estudios han demostrado que correr fortalece
estructuras clave, extiende la vida y mejora la respuesta del
cuerpo ante infecciones.

Mejora de la
salud cardiovascular y pulmonar

El corazón y los pulmones son dos de los órganos más favorecidos
al correr de forma regular. Este ejercicio incrementa la fuerza del
músculo cardíaco, optimiza la circulación y
disminuye tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial en
reposo. Datos publicados por organizaciones como la Organización
Mundial de la Salud muestran que personas que corren entre tres y
cinco veces por semana tienen un riesgo reducido de infarto y
enfermedades coronarias.

La capacidad de oxigenación también crece. Correr eleva el VO2
máx, que es la capacidad del cuerpo para usar oxígeno de manera
eficiente, y este aumento se traduce en mejor
resistencia, mayor rendimiento y una sensación
general de vitalidad. Las pruebas científicas más recientes
confirman que la práctica constante puede agregar hasta cuatro años
a la esperanza de vida.

Fortalecimiento de
huesos y músculos

Correr no solo ayuda a mantener la masa
muscular
sino que también fortalece la densidad
ósea
. Contrario a la creencia de que este tipo de
ejercicio puede ser dañino para las articulaciones, los estudios
han detectado que quienes corren, especialmente si inician con una
progresión adecuada, sufren menos fracturas y retrasan la pérdida
ósea vinculada a la edad.

Además, el impacto controlado del running estimula la
remodelación de los huesos y previene condiciones como la
osteoporosis. Sumado al fortalecimiento muscular, las piernas,
glúteos y el core mejoran en tono y fuerza, y se conserva la
agilidad incluso con el paso de los años.

Aumento
de la esperanza de vida y respuesta inmunológica

Uno de los datos más sólidos de la ciencia es el vínculo entre
la práctica de correr y una vida más larga. Los
corredores habituales muestran tasas mucho más bajas de mortalidad
prematura y una incidencia reducida en enfermedades crónicas como
diabetes tipo 2, cáncer o hipertensión.

La función del sistema inmunológico mejora de manera notable, lo
que hace al cuerpo más capaz de resistir infecciones y minimizar
síntomas. Correr promueve también un microbioma intestinal diverso,
regula la inflamación y aumenta la producción de ácidos grasos
beneficiosos para la salud.

Foto Freepik

Impacto mental y
emocional del running

El running va más allá de lo físico, siendo un pilar de la salud
mental y emocional de quienes lo practican. El cuerpo y el cerebro
se conectan gracias a hormonas que regulan las emociones y el
bienestar, favoreciendo el equilibrio y el desarrollo de
habilidades cognitivas.

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Reducción
del estrés y prevención de la depresión

Durante el ejercicio aeróbico, el cerebro libera una oleada de
endorfinas, serotonina y dopamina, los
neurotransmisores que están directamente relacionados con el
placer, el ánimo estable y la reducción del
estrés. Diversos estudios muestran una disminución
clara de episodios de ansiedad, ataques de pánico y síntomas
depresivos en personas que corren, incluso con sesiones cortas.

El running se posiciona como un recurso natural para sobrellevar
situaciones de tensión y mantener la mente en un estado positivo,
ayudando a predecir menos necesidad de medicación en quienes logran
instalar el hábito.

Mejor concentración y
memoria

Quienes corren experimentan una mejora en la
concentración, el aprendizaje y la memoria. El
esfuerzo físico incrementa el flujo sanguíneo cerebral, lo que
nutre las neuronas y estimula la formación de nuevas conexiones. La
ciencia ha probado que el factor neurotrófico derivado del cerebro
(BDNF), que crece tras trotar o
correr
, es esencial para la memoria y la creatividad.

Este beneficio se refleja tanto en mejores resultados académicos
como en un mayor desempeño laboral o personal, ya que el cerebro se
vuelve más ágil y resistente a la fatiga.

Construcción
de autoestima y bienestar social

La constancia en el running tiene un fuerte impacto en la
autoestima. Alcanzar metas, superar obstáculos y
mantenerse disciplinado genera una percepción positiva sobre las
propias capacidades. Además, la integración en grupos de runners,
clubs o eventos populares fomenta la interacción social y permite
compartir logros.

Esto lleva a una red de apoyo donde la motivación y el sentido
de pertenencia crecen. La sensación de logro y la celebración de
progresos colectivos resultan fundamentales para el bienestar
emocional.

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