Las pestañas no sólo ponen en valor la mirada, también cumplen
una función defensiva clave. Forman una barrera natural que protege
los ojos de polvo, partículas y microorganismos, ayudando a
prevenir infecciones y la sequedad ocular. Sin embargo, ciertos
hábitos cotidianos, tanto externos como internos, pueden
debilitarlas más de lo esperado y acelerar su caída.

Hábitos
cosméticos que dañan la salud de las pestañas
El uso de maquillaje es parte de la rutina diaria de muchas
personas, pero puede pasar factura a la salud de las
pestañas si no se maneja con precaución. Algunos productos y
técnicas, lejos de embellecer, terminan dañando las raíces y la
integridad de cada fibra.
El uso abusivo
de productos de maquillaje
Utilizar máscaras de pestañas, sobre todo las resistentes al
agua, debilita progresivamente las fibras si se usan con
frecuencia. Estos productos, por su fórmula de larga duración,
tienden a resecar y endurecer las pestañas, volviéndolas más
frágiles y propensas a quebrarse. Además, los adhesivos fuertes
empleados en extensiones y pestañas postizas afectan el folículo
piloso, debilitando la raíz y ralentizando el crecimiento
natural.
Desmaquillado y
manipulación brusca
Frotar vigorosamente los ojos o retirar el maquillaje de forma
apresurada es una de las causas más comunes de la caída prematura
de pestañas. La fricción directa puede arrancar varias fibras de
raíz o quebrarlas por la mitad, dejando espacios visiblemente
despoblados en la línea de crecimiento. La clave está en realizar
un desmaquillado suave usando productos
específicos y movimientos delicados, evitando el contacto
agresivo.
Extensiones y
herramientas de belleza
El peso excesivo de las extensiones también genera una presión
constante en el folículo, lo que debilita la base y tantas veces
produce caída anticipada. Utilizar un rizador de pestañas de manera
incorrecta, especialmente sobre pestañas maquilladas o con
cauchitos desgastados, aumenta la vulnerabilidad de las fibras,
incluso puede romperlas en plena curva. Es imprescindible mantener
estas herramientas limpias, revisarlas con frecuencia y emplearlas
sólo sobre pestañas sin restos de maquillaje para prevenir
daños.

Factores internos y estilos de vida que influyen en la caída
de las pestañas
Más allá de lo que ocurre en la superficie, existen razones
biológicas y hábitos diarios que afectan directamente el ciclo
vital de las pestañas. La alimentación, el equilibrio hormonal y
ciertos estados de salud general inciden tanto o más que el uso de
cosméticos.
Alimentación y
carencias nutricionales
Una dieta deficiente en micronutrientes fundamentales impacta de
inmediato en la vitalidad de pestañas y cabello. La falta de
biotina, hierro,
zinc y vitaminas A, C, D y E
compromete el buen funcionamiento de los folículos pilosos. Si el
cuerpo no recibe suficiente de estos componentes esenciales, las
pestañas se debilitan, crecen menos y se caen más rápido de lo
normal.
Estrés y cambios
hormonales
Los sobresaltos emocionales, la ansiedad crónica y el estrés
acumulado desequilibran las funciones del organismo, incluyendo la
renovación de las pestañas. Un ambiente hormonal inestable (como el
que ocurre durante la menopausia, el embarazo o el ciclo menstrual)
puede alterar la fase de crecimiento, haciendo que entren antes de
tiempo en la etapa de reposo. Esto se traduce en pérdida más
acelerada y lento recambio de pestañas.
Condiciones médicas y
salud ocular
Padecimientos como la blefaritis (inflamación
de los párpados), infecciones y enfermedades autoinmunes deterioran
el ambiente natural donde crecen las pestañas. Cuando la higiene
ocular es deficiente, se obstruyen las glándulas alrededor del
folículo, favoreciendo la acumulación de bacterias, ácaros y demás
agentes irritantes que atacan la base de las pestañas. Patologías
como el hipotiroidismo o la alopecia también provocan
adelgazamiento o pérdida total de las pestañas si no se identifican
y tratan a tiempo.
Consejos
clave para unas pestañas sanas y resistentes
Mantener la salud de las pestañas depende de hábitos sencillos y
conscientes. Es fundamental limpiar bien los ojos
cada noche, utilizar productos específicos y técnicas suaves para
retirar el maquillaje, además de limpiar regularmente las
herramientas de belleza. Una alimentación variada y rica en
nutrientes aportará los elementos necesarios para
fortalecer cada fibra desde la raíz. Evitar el uso excesivo de
productos agresivos y acudir al especialista en caso de caída
excesiva completa una rutina efectiva para lucir pestañas fuertes
y saludables que cumplan su función protectora al máximo. Cuidar
este pequeño detalle diario contribuye no solo a la belleza, sino
al bienestar integral de la mirada.



