#Salud: 5 cosas que debe saber sobre la cirugía de reemplazo de rodilla

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La cirugía de reemplazo de rodilla se presenta hoy como una
solución avanzada para quienes viven con dolor articular intenso o
dificultad significativa para moverse. Más que una simple
intervención, esta cirugía ofrece esperanza de volver a
caminar sin molestias, recuperar independencia y disfrutar de una
vida activa.

Sin embargo, para lograr resultados satisfactorios y seguros, es
imprescindible conocer a fondo cómo es el procedimiento, qué
implica la preparación previa, cuáles son los riesgos posibles,
cómo se desarrolla la recuperación y cuáles son las
expectativas realistas sobre el funcionamiento del
implante.

Aspectos esenciales del procedimiento de reemplazo de
rodilla

La artroplastia de
rodilla
es una cirugía mayor en la que se reemplazan las
superficies dañadas de la articulación con un implante
metálico
y piezas de plástico duraderas. Esta operación se
recomienda cuando el dolor por artrosis o artritis
limita seriamente las actividades cotidianas. Pacientes que han
probado otros tratamientos sin alivio, y personas con lesiones
severas por desgaste, suelen beneficiarse más claramente del
reemplazo.

Existen dos variantes principales: el reemplazo total de
rodilla, donde toda la superficie articular se
sustituye, y el reemplazo parcial, donde solo se recambia una zona
afectada. La decisión depende de la extensión del daño, el estado
de los ligamentos y la salud general del paciente. Los materiales
utilizados han evolucionado mucho y logran imitar el movimiento y
la resistencia natural de la rodilla, con una duración habitual de
entre 15 y 20 años. El objetivo principal de este procedimiento
siempre es devolver movilidad, aliviar la incomodidad crónica y
recuperar autonomía.

Foto Freepik

Preparación, riesgos y proceso de recuperación

El éxito del reemplazo de rodilla comienza mucho antes de entrar
al quirófano. La preparación incluye una revisión médica completa,
análisis de sangre, radiografías y, en casos necesarios, pruebas
cardíacas. El médico revisará la medicación habitual porque muchos
fármacos anticoagulantes y antiinflamatorios deben suspenderse para
evitar problemas de sangrado. Se aconseja a los pacientes iniciar
ejercicios de fortalecimiento, tanto para mejorar
la musculatura como para facilitar la recuperación posterior.

En casa, pequeños cambios pueden marcar una gran diferencia:
retirar alfombras sueltas, instalar barras de apoyo y asegurar que
los objetos de uso diario están al alcance ayudan a prevenir caídas
tras la operación. La cirugía tiene riesgos que deben entenderse
claramente. Las complicaciones más comunes incluyen infecciones,
coágulos sanguíneos y, con menor frecuencia, daño en nervios o
vasos. El implante puede aflojarse o desgastarse antes de lo
esperado, sobre todo en personas jóvenes o activas, aunque los
modelos actuales han reducido mucho estos problemas.

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La hospitalización suele ser de dos a cuatro días. Se utiliza
anestesia general o regional. El control del dolor
es una prioridad, usando analgesia adecuada y estrategias para
reducir el sangrado y la inflamación. Algunos pacientes sienten
hinchazón que puede durar semanas, pero se maneja con reposo, hielo
y medicación. La rehabilitación supervisada
profesionalmente
es clave. Comienza a las pocas horas o
días tras la cirugía e incluye fisioterapia diaria, ejercicios de
movilidad y de fuerza. Poco a poco, la persona recupera la
capacidad de caminar, subir escaleras y realizar actividades
habituales. La recuperación completa suele lograrse en varios
meses, dependiendo de la edad, la condición física previa y el
compromiso con el programa de ejercicios.

La expectativa de vida del implante ronda los
15 a 20 años en la mayoría de los casos, permitiendo una vida
activa y sin dolor en actividades de bajo impacto como caminar,
nadar o andar en bicicleta. Sin embargo, deportes de alto impacto,
como correr o saltar, pueden acortar la vida útil de la prótesis.
El seguimiento médico regular ayuda a detectar cualquier señal de
desgaste o complicación para tomar decisiones oportunas.

En situaciones donde el daño de la articulación está limitado a
un solo compartimiento, los especialistas pueden sugerir un
reemplazo parcial. Esta alternativa conserva más tejido sano y, a
menudo, permite una recuperación más rápida, pero no es adecuada
cuando la artrosis afecta toda la
rodilla
. El médico evaluará cuidadosamente cada caso,
considerando factores como la edad, el peso, el nivel de actividad
y otras enfermedades antes de decidir cuál opción es mejor.

La fisioterapia y la disciplina en el
seguimiento posoperatorio marcan la diferencia. Mantener un peso
saludable, cuidar la incisión, controlar el dolor y asistir a las
sesiones de rehabilitación facilita regresar a la rutina normal y
aprovechar al máximo el nuevo implante.

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