#Salud: 5 consejos de un médico psiquiatra para controlar los ataques de ansiedad

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Un ataque de ansiedad se siente como si el cuerpo se descontrolara. Aparecen palpitaciones, temblor, sensación de ahogo y una idea insistente de que algo muy malo está por pasar. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos no es peligroso para la vida y suele durar entre 5 y 20 minutos, aunque la sensación subjetiva sea de eternidad.

Respiración controlada: la técnica más rápida para cortar un ataque de ansiedad

La respiración diafragmática suele ser el primer recurso cuando el cuerpo entra en alarma. Psiquiatras y psicólogos la usan porque actúa sobre el sistema nervioso y baja poco a poco la intensidad de los síntomas físicos. La persona puede sentarse o recostarse, colocar una mano en el pecho y otra en el abdomen, y empezar una respiración lenta y profunda por la nariz. La idea es que se mueva sobre todo la mano del abdomen, no la del pecho.

Cómo usar la respiración diafragmática paso a paso

El patrón que más se recomienda consiste en inhalar contando hasta cuatro, hacer una pequeña pausa, y luego exhalar más largo que inhalar, por ejemplo contando hasta ocho. Después se deja un instante de descanso antes de la siguiente inhalación. Este ciclo se repite varias veces, con paciencia, hasta que el corazón late algo más despacio y la cabeza se aclara un poco. No hace falta que salga perfecto, lo importante es que el cuerpo reciba el mensaje de que puede reducir la alarma.

Pequeños trucos para que la respiración funcione mejor

Ayuda colocar bien la atención. La mano en el abdomen recuerda dónde debe ir el aire, una postura cómoda facilita que el diafragma se mueva y concentrarse en el roce del aire al entrar y salir evita fijarse tanto en el miedo. Al principio algunas personas sienten que la técnica no les sirve, aunque sigan con respiración lenta y profunda, con la práctica suelen notar el cambio con más rapidez y ganan confianza con cada episodio superado.

Entrenar la mente: cambiar pensamientos que alimentan la ansiedad

La terapia cognitivo-conductual se basa en una idea sencilla: lo que se piensa influye en lo que se siente y en cómo reacciona el cuerpo. No se trata de “pensar en positivo”, sino de detectar frases internas que disparan la ansiedad y aprender respuestas más realistas. Es un entrenamiento, no un truco rápido, y se fortalece con práctica diaria, en consulta o de forma guiada.

Detectar el pensamiento que dispara el ataque de ansiedad

Durante un ataque suelen repetirse frases muy parecidas. Algunas personas se dicen “me va a dar algo”, otras piensan “me voy a desmayar delante de todos” o “me voy a volver loca”. El psiquiatra suele invitar a localizarlas y ponerles nombre. Ese gesto, casi sencillo, crea una mínima distancia. El pensamiento deja de ser verdad absoluta y pasa a ser algo que la mente está diciendo en un momento de miedo.

Foto Freepik

Respuestas mentales que un psiquiatra sugiere repetir

El siguiente paso es responder de forma clara a esas frases. Muchos pacientes aprenden a repetir mentalmente ideas como “esto es un ataque de ansiedad, ya me ha pasado y se va a pasar otra vez” o “mi cuerpo está en alarma, pero no estoy en peligro real”. Al elegir una o dos respuestas y practicarlas en momentos de calma, la mente las tiene más a mano cuando llega el pico de ansiedad. No elimina el ataque, pero baja su intensidad y la sensación de descontrol.

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Cuidar el cuerpo día a día: sueño, ejercicio y hábitos que protegen de los ataques

El trabajo no se hace solo en medio de la crisis. Los psiquiatras actuales recuerdan que el cuerpo bien cuidado resiste mejor la ansiedad. Una rutina con ejercicio regular, aunque sea suave, ayuda a liberar tensión y mejora el estado de ánimo. Mantener horarios de sueño estables y dormir entre 7 y 9 horas reduce la irritabilidad y la sensibilidad al estrés. Una alimentación sencilla, con menos azúcares rápidos, y menos cafeína o alcohol, evita subidas bruscas de activación que pueden acercar un nuevo episodio. No se busca perfección, sino pequeños hábitos que, sumados, actúan como colchón.

Rutinas simples que reducen la probabilidad de crisis

Suele ayudar limitar pantallas en la última hora del día, crear un pequeño ritual de desconexión y moverse un poco cada jornada, aunque solo sea un paseo corto. La persona que cuida estas rutinas nota que los ataques quizá no desaparecen del todo, pero aparecen con menos frecuencia y con menos fuerza, lo que ya supone un avance importante.

Cuándo un médico psiquiatra recomienda pedir ayuda profesional

Conviene consultar a un profesional cuando los ataques son muy frecuentes, cuando el miedo a que se repitan condiciona casi cada decisión diaria o cuando el trabajo, los estudios o la vida social se ven muy afectados. También cuando aparecen ideas de hacerse daño o una sensación constante de desesperanza. El psiquiatra puede proponer psicoterapia, medicación o una combinación, siempre con controles periódicos y explicación clara de cada paso. Pedir ayuda no es signo de debilidad, es una forma de cuidado personal responsable que abre la puerta a más recursos y acompañamiento.

Con el tiempo, muchas personas descubren que estos cinco consejos médicos, la práctica constante y el apoyo adecuado cambian por completo su relación con la ansiedad. El miedo deja de mandar en todo y aparece una sensación real de control. Un buen primer paso consiste en elegir solo un consejo, quizá la respiración diafragmática o una frase mental de apoyo, y empezar a practicarla hoy, sin exigirse perfección y confiando en que cada intento suma.

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