#Salud: 5 alimentos que reducen naturalmente la hormona del estrés

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El organismo activa mecanismos sorprendentes ante el estrés, y
el más visible de ellos es la liberación de
cortisol. Esta hormona, fabricada por las
glándulas suprarrenales, ayuda a responder frente a retos, pero
cuando se mantiene elevada mucho tiempo, el precio es alto: pueden
aparecer fatiga, insomnio, aumento de peso, tensión alta e incluso
problemas inmunitarios. No sólo las emociones alteran el cortisol;
una dieta inadecuada potencia este desequilibrio. Los hábitos
alimentarios influyen directamente en la producción de
neurotransmisores del bienestar como la serotonina
y la dopamina y el efecto protector de los
antioxidantes ayuda al cuerpo a neutralizar el
daño provocado por el estrés. Elegir alimentos sabios puede
convertirse en un verdadero aliado para la regulación natural del
cortisol, claves en el mantenimiento de la calma y la salud
mental.

¿Cómo
la alimentación influye sobre la hormona del estrés?

Los nutrientes que ofrecen ciertos alimentos son capaces de
modular la respuesta del cuerpo al estrés. Sustancias como los
antioxidantes bloquean el daño de los radicales
libres y contribuyen a la recuperación celular. Las
vitaminas del grupo B, en particular el folato,
colaboran en la formación de serotonina y dopamina, mensajeros
cerebrales que regulan el estado de ánimo y ayudan a contrarrestar
el efecto del cortisol. El magnesio permite un
mejor funcionamiento neuromuscular y, de hecho, una deficiencia
puede amplificar la ansiedad y la sensibilidad al estrés.

Los ácidos grasos omega-3 presentes en algunos
pescados contribuyen a mantener baja la inflamación y facilitan la
adaptación al estrés físico y mental. No menos importante, los
compuestos probióticos de los alimentos
fermentados cuidan la microbiota intestinal, un actor protagonista
en la producción de serotonina. Cuando hay equilibrio intestinal,
mejora el estado anímico y disminuye la reactiva liberación de
cortisol.

La relación entre alimentación, neurotransmisores y cortisol es
así directa y poderosa. Los alimentos no solo nutren el cuerpo:
influyen también en los circuitos invisibles que gestionan el
bienestar y el equilibrio emocional.

Cinco
alimentos que ayudan a reducir naturalmente el cortisol

El enfoque actual, respaldado por numerosas investigaciones y
expertos en nutrición, destaca a ciertos alimentos que por su
composición aportan beneficios específicos en la regulación

hormonal
y emocional. Entre ellos sobresalen el té
verde, los pescados grasos, las verduras de hoja verde, los frutos
rojos y los alimentos fermentados
. Incluirlos en la rutina
diaria no solo representa un gesto de autocuidado, sino una
estrategia eficaz que conecta el placer de comer con la reducción
del estrés. Aquí se explora el valor y los mecanismos de cada
uno.

Té verde: fuente
de L-teanina y relajación

El té verde es mucho más que una bebida milenaria. Su principal
activo, la L-teanina, es un aminoácido capaz de
atravesar la barrera hematoencefálica y estimular directamente la
producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
Al hacerlo, promueve una mayor sensación de tranquilidad y
concentración, sin los picos de nerviosismo que provoca el exceso
de cafeína.

Además, el té verde contiene los llamados
polifenoles, compuestos antioxidantes que
incrementan las defensas del organismo frente a los efectos del
estrés oxidativo. Tomar té verde en reemplazo del café, sobre todo
en horas vespertinas, puede favorecer la relajación y mejorar la
calidad del sueño al evitar un aumento brusco de cortisol. El
resultado es una mente más clara y un cuerpo menos reactivo ante el
estrés cotidiano.

Foto Freepik

Pescados
grasos: omega-3 y regulación del sistema nervioso

Los pescados como el salmón, atún, sardinas y caballa se
distinguen por su alta concentración de ácidos grasos
omega-3
, especialmente el EPA y el DHA. Estos compuestos
ejercen una acción antiinflamatoria en todo el cuerpo, inclusive en
el cerebro, y contribuyen a modular la respuesta de las glándulas
suprarrenales durante las situaciones de tensión.

El consumo regular de pescados grasos se ha asociado con una
disminución significativa de los niveles de
cortisol en sangre, además de favorecer un mejor
estado de ánimo y reducir síntomas de ansiedad. Este efecto
protector resulta clave para quienes experimentan episodios
frecuentes de estrés, ya que los omega-3 promueven la flexibilidad
de las membranas neuronales, mejoran la comunicación entre células
y potencian mecanismos de recuperación emocional.

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Verduras de
hoja verde: el poder del folato

Las verduras de hoja verde, como la espinaca,
la acelga y la col rizada, son
potentes fuentes de folato y
magnesio. Estos nutrientes resultan esenciales
para que el cerebro produzca serotonina y dopamina, conocidos como
neurotransmisores del bienestar. Un aporte adecuado de folato se
relaciona directamente con una reducción de la ansiedad y la
irritabilidad, incrementando la resiliencia frente a estímulos
adversos.

El magnesio contenido en estos vegetales
también contribuye a relajar la musculatura y promueve un mejor
descanso, lo que ayuda de forma indirecta a regular los niveles de
cortisol. Incluir hojas verdes frescas en la dieta diaria mejora la
capacidad de adaptación emocional y reduce la carga negativa del
estrés sostenido.

Frutos
rojos: antioxidantes frente al estrés oxidativo

Arándanos, fresas, moras y frambuesas merecen su lugar en la
lista gracias a su concentración de vitamina C,
antocianinas y otros potentes antioxidantes. Estos
compuestos se encargan de neutralizar los radicales libres,
subproductos dañinos que se generan cuando el cuerpo enfrenta
estrés constante. Al reducir este daño, es posible frenar el
deterioro del sistema inmunitario, de la piel y del
metabolismo.

La vitamina C, además, ha demostrado disminuir la liberación
excesiva de cortisol tras situaciones de tensión física o mental.
Los frutos rojos, por tanto, no solo aportan color y sabor fresco a
la mesa, sino también una barrera contra el daño causado por
el
estrés.


Alimentos fermentados: el rol de los probióticos en el
bienestar emocional

Yogur, kéfir, kimchi, chucrut y otros productos fermentados
aportan una dosis significativa de probióticos,
microorganismos beneficiosos que pueden transformar la salud desde
el intestino hacia el resto del cuerpo. Estos alimentos equilibran
la microbiota intestinal, un ecosistema clave para la síntesis de
serotonina: casi el 90% de este neurotransmisor se
produce en el intestino.

Una flora intestinal equilibrada potencia la comunicación entre
el intestino y el cerebro, facilitando respuestas más adaptativas
al estrés y reduciendo la tendencia a liberar cortisol en
exceso
. Los probióticos también mejoran la absorción de
nutrientes, fortalecen el sistema inmunitario y favorecen la
vitalidad diaria.

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