#Salud: 11 vitaminas imprescindibles para la menopausia

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La menopausia es una etapa natural en la vida de la mujer
marcada por cambios físicos y emocionales. La reducción en la
producción de estrógenos da lugar a síntomas como sofocos, fatiga,
cambios en el estado de ánimo, debilidad ósea y alteraciones
metabólicas. Mantener una alimentación adecuada y apostar por la
suplementación puede marcar la diferencia, ya que ciertas vitaminas
ofrecen un valioso apoyo al bienestar general. Más
allá de una dieta equilibrada, la elección de nutrientes
específicos resulta clave para potenciar la salud física y
emocional en esta transición.


El papel de las vitaminas en la salud de la mujer durante la
menopausia

Los cambios hormonales en la menopausia
llevan a ajustes internos que afectan tanto la absorción como las
necesidades de distintos nutrientes. La reducción de estrógenos
altera la forma en que el cuerpo procesa minerales y vitaminas,
haciendo más importante un enfoque personalizado en la nutrición.
Mantener una dieta variada, rica en alimentos naturales, puede
ayudar, pero a menudo se requiere la orientación de un profesional
de la salud para saber cuándo añadir suplementos y qué combinación
resulta más adecuada para cada mujer.

Adaptaciones
fisiológicas y nutricionales en la menopausia

Durante la menopausia, la principal transformación es la
disminución de estrógenos. Esto impacta directamente en la salud de
los huesos, favoreciendo la pérdida de masa ósea y elevando el
riesgo de osteoporosis. El metabolismo tiende a enlentecerse,
afectando los niveles de energía y facilitando la acumulación de
grasa abdominal. El ánimo también puede verse afectado por estos
cambios, apareciendo episodios de ansiedad o insomnio. Los síntomas
clásicos, como los sofocos, la fatiga y la sequedad de piel,
reflejan la necesidad de reajustar tanto la alimentación como el
cuidado diario.


Beneficios generales de las vitaminas para el bienestar en
esta fase

Las vitaminas cumplen funciones decisivas en la salud integral
durante la menopausia. Su aporte contribuye a la fortaleza ósea,
clave para prevenir fracturas y pérdida de densidad. Apoyan el
equilibrio del sistema nervioso, ayudando a estabilizar el ánimo y
la concentración. Potencian el metabolismo, favoreciendo la energía
diaria y la regulación del peso. Los antioxidantes presentes en
algunas vitaminas refuerzan las defensas y ayudan a combatir el
envejecimiento prematuro, cuidando la piel de la sequedad o
flacidez que suele manifestarse en este periodo.

Vitaminas
imprescindibles para la menopausia y sus efectos clave

Las necesidades nutricionales cambian conforme avanza la
menopausia. Entre los nutrientes más destacados para esta etapa, la
vitamina D cobra especial relevancia por su papel
en la absorción de calcio y el mantenimiento de huesos fuertes. La
vitamina B6, reconocida por su influencia sobre el
estado de ánimo y el sistema nervioso, ayuda a aliviar la
irritabilidad y el cansancio. Por su parte, la vitamina
E
destaca como antioxidante, ya que disminuye los sofocos
y protege la piel. La vitamina C apoya el sistema
inmune y contribuye a la síntesis de colágeno, cuidando
articulaciones y tejidos.

Otras vitaminas del complejo B, como la vitamina
B12
y la vitamina B9 (ácido fólico), son
indispensables para la producción de energía, la función cognitiva
y la formación de glóbulos rojos. El calcio, el
magnesio y el hierro refuerzan la
salud ósea, muscular y cardiovascular. Además, los
omega-3 y las isoflavonas de soja
cobran protagonismo en el control de síntomas y la prevención de
enfermedades asociadas a la menopausia.

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Vitamina
D, calcio y magnesio: fortalecimiento óseo y muscular

La vitamina D favorece la absorción del
calcio, un mineral fundamental para la salud de
los huesos. Durante la menopausia, la reducción de estrógenos
disminuye la capacidad del cuerpo para mantener una adecuada
densidad ósea, aumentando el riesgo de fracturas y osteoporosis.
Incluir alimentos como pescados grasos, huevos y lácteos
fortificados ayuda a alcanzar los niveles requeridos. El
magnesio actúa como compañero del calcio,
favoreciendo la relajación muscular y la transmisión nerviosa. Las
legumbres, frutos secos y cereales integrales aportan este mineral
esencial para prevenir calambres y mantener la fortaleza
muscular.


Vitaminas del complejo B: apoyo al sistema nervioso y el
metabolismo

Dentro del grupo de las vitaminas B, la
vitamina B6 resulta esencial para regular
neurotransmisores como la serotonina y la melatonina, lo que reduce
el estrés y mejora la calidad del sueño. La vitamina
B12
mantiene la energía y previene el cansancio, además de
favorecer la memoria y la claridad mental. Ambas mejoran el
metabolismo y la función cognitiva, aunque su absorción disminuye
con la edad. Alimentos como carnes magras, pescados, huevos,
legumbres y cereales fortificados, facilitan su aporte diario.

Vitamina
E y vitamina C: antioxidantes y alivio de síntomas

La vitamina E desempeña un rol antioxidante que
protege las células frente al daño oxidativo. Ayuda a reducir los
sofocos, alivia la sequedad cutánea típica de la menopausia y mejora
la elasticidad de la piel. Se encuentra en aceites vegetales,
semillas, frutos secos y vegetales de hoja verde. La
vitamina C refuerza la inmunidad y favorece la
producción de colágeno en articulaciones y piel. Frutas como
naranjas, fresas y kiwi, así como verduras como el pimiento y el
brócoli, son fuentes ideales para cubrir las necesidades
diarias.

Otros
nutrientes esenciales y tendencias en suplementación

Además de las vitaminas clásicas, la importancia del
hierro se mantiene en mujeres con síntomas de
fatiga o anemia, aunque suele bajar su requerimiento tras el cese
de la menstruación. Los omega-3, presentes en
pescados azules y semillas, disminuyen inflamación y cuidan la
salud cardiovascular. Las isoflavonas de soja,
gracias a su similitud con los estrógenos, alivian sofocos y
promueven el equilibrio hormonal. El mercado actual ofrece
suplementos que combinan varios de estos ingredientes, sumando
colágeno hidrolizado y fitonutrientes para multiplicar el bienestar
físico y emocional. La personalización, con asesoría profesional,
es la mejor estrategia para decidir cómo y cuándo complementar la
dieta según las necesidades individuales.

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