#Salud: 10 consejos para empezar a comer sano

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Adoptar una alimentación saludable no tiene que ser una meta
lejana ni una rutina de sacrificio. El cambio real empieza con
pequeños pasos y decisiones que se mantienen todos los
días.
Es posible mejorar la calidad de vida y el estado de
ánimo aprendiendo a comer mejor, sin recurrir a restricciones
extremas o dietas que duran apenas una semana.

Principios
esenciales para una alimentación saludable

La base de una alimentación sana se encuentra en la calidad y la
variedad, no en la idea de renunciar por completo a ciertos
alimentos. Aportar colores y texturas a los platos, mezclando
diferentes grupos (frutas, verduras, cereales integrales,
legumbres, proteínas magras y grasas saludables) ayuda a crear
menús equilibrados, deliciosos y ricos en nutrientes.

Mantener el color en cada comida es una estrategia visual que
ayuda a incluir una mayor diversidad de vitaminas,
antioxidantes y minerales
. Un plato variado suele ser
también más apetitoso y provoca menos aburrimiento, lo que mejora
la adherencia a los nuevos hábitos.


Incorpora más frutas, verduras y cereales integrales en cada
comida

Agregar verduras, frutas y cereales integrales a los platillos
de todos los días fortalece la salud digestiva y
aumenta la cantidad de fibra, lo que ayuda a sentirse satisfecho
por más tiempo.
Comer
verdura en cada comida no solo aporta vitaminas, sino que
protege la salud intestinal y ayuda a mantener los niveles de
glucosa estables.

La fibra de las verduras, las frutas y los granos integrales
favorece el tránsito intestinal y genera una sensación de energía
estable. Cambiar pan blanco por pan integral, incluir arroz
o pasta integral y añadir fruta fresca
como parte del
desayuno son ajustes simples que marcan la diferencia en el
bienestar físico y mental.


Elige fuentes de proteínas saludables y reduce los
ultraprocesados

Elegir proteínas de calidad ayuda al mantenimiento muscular, a
la saciedad y al buen funcionamiento del organismo. Incluir
huevos, pescados como el atún o el salmón, carnes
magras, legumbres y tofu es una manera sencilla de cubrir los
requerimientos diarios de este nutriente esencial.

Minimizar el consumo de productos ultraprocesados, como
embutidos, carnes enlatadas, frituras y alimentos con exceso de
sal, azúcar o grasas añadidas, reduce la exposición a sustancias
que pueden afectar la salud a largo plazo. Preparar comidas en casa
permite controlar los ingredientes y adaptar el menú a las
necesidades personales.

Prefiere
grasas saludables y limita azúcares añadidos y sodio

El tipo de grasa que se consume tiene un impacto notable en la
salud cardiovascular. Apostar por grasas saludables, presentes en
el aceite de oliva, el aguacate, los frutos secos
y las semillas, ayuda a proteger el corazón y a mantener una buena
digestión.

Evitar alimentos ricos en grasas saturadas y trans, y leer las
etiquetas para identificar el contenido de azúcar y
sodio
, permite tomar mejores decisiones a la hora de
comprar. Reducir la cantidad de azúcar agregado en postres, yogures
y bebidas es posible usando frutas frescas, cacao puro o canela
como alternativas dulces y nutritivas.

Foto Freepik

Hábitos
clave para sostener un cambio saludable

Mejorar la relación con la comida tiene mucho que ver con la
organización y la repetición de acciones que hacen sencilla la
elección de alimentos saludables. La constancia en estos hábitos
logra resultados duraderos y evita que los nuevos cambios terminen
siendo pasajeros.

Te podría interesar:

Planifica las
comidas y organiza la despensa

Planificar las comidas de la semana es una técnica eficaz para
cuidar tanto la nutrición como la economía del hogar. Hacer una
lista de la compra con alimentos frescos y
saludables
, y evitar visitar el supermercado con hambre,
ayuda a tomar decisiones menos impulsivas y a reducir el
desperdicio.

Organizar la despensa asegurando la disponibilidad de legumbres,
frutos secos, cereales integrales, huevos y frutas permite tener
siempre opciones listas para preparar comidas nutritivas, evitando
recurrir a productos ultraprocesados.

Adopta
técnicas de cocina sencillas y saludables

La forma de cocinar influye tanto en el sabor como en el valor
nutricional de los alimentos. Preferir técnicas como la cocción al
vapor, al horno, a la plancha o los salteados cortos ayuda
a conservar los nutrientes
y requiere menos aceite o grasa
añadida.

Preparar grandes cantidades de recetas saludables y guardarlas
en porciones facilita tener comida lista durante la semana. Esto
ahorra tiempo y hace menos tentador buscar opciones rápidas y menos
sanas fuera de casa. Cocinar puede ser, además, un momento de
creatividad y experimentación, lejos de la rutina aburrida de
siempre.

Come
con atención y escucha las señales del cuerpo

Comer con calma, disfrutando el sabor y la textura de
cada bocado
, permite identificar las señales verdaderas de
hambre y saciedad. Es clave masticar bien los alimentos y dejar de
comer cuando ya se siente satisfacción, no cuando el plato está
vacío por costumbre.

La hidratación también cumple un papel protagónico.
Tomar agua regularmente favorece la digestión,
mantiene la concentración y mejora el estado de ánimo. Evitar las
distracciones, como el teléfono o la televisión durante las
comidas, ayuda a conectar con el acto de
comer
y a tomar consciencia de lo que se elige.

Enfocarse en el momento presente a la hora de comer transforma
la alimentación en una experiencia de autocuidado, generando una
relación más sana y positiva con la comida. Estos hábitos,
repetidos de forma constante, terminan por consolidar un estilo de
vida que beneficia tanto la mente como el cuerpo.

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