
La secadora de ropa, un electrodoméstico común y prácticamente indispensable en algunas regiones del país, también es responsable del consumo de una gran cantidad de electricidad de manera silenciosa y se equipara con la energía que requieren docenas de neveras funcionando simultáneamente.
De hecho, los estudios de consumo de energía de los electrodomésticos han revelado que normalmente al dejarlos en modo de espera, absorben cantidades importantes de energía y pasan desapercibidos hasta que recibes tu cuenta de electricidad, además de que provocan contaminación que, de otra manera, podría evitarse.

Secadoras vs neveras, ¿qué electrodoméstico consume más energía?
De acuerdo con una investigación realizada por la biblioteca digital de la Universidad de North Texas (UNT), el consumo de los aparatos que permanecen inactivos en millones de hogares es mucho más elevado de lo que la mayoría de la gente cree y la secadora es uno de los ejemplos más dramáticos:
Este aparato puede consumir tanta energía como 65 refrigeradores encendidos simultáneamente, aun cuando comúnmente pensamos que la nevera es el aparato que consume más energía en el hogar. Sin embargo, estos aparatos son indispensables para la comodidad en el hogar, funcionan sin parar durante todo el día y garantizan la buena calidad de los alimentos durante periodos prolongados de tiempo.
Mientras que las secadoras son más discretas: Funcionan durante periodos más cortos, pero requieren generar mucha más potencia, por lo que a lo largo de un año, su funcionamiento consume una parte considerable de la electricidad que utiliza un hogar.
Según estimaciones del Departamento de Energía (DOE, en inglés), las secadoras representan hasta un 6% del consumo total de energía de un hogar, de acuerdo con el modelo y frecuencia de uso. La tendencia crece en regiones donde es complicado sacar la ropa a secar por el frío o la falta de sol, por lo que, de acuerdo con un experto en eficiencia energética citado por la UNT, “las secadoras son el ‘elefante en el lavadero’. Rara vez se sospecha de ellas, pero pueden duplicar la demanda de energía de un hogar durante las horas pico”.
El informe de la UNT compara diferentes tendencias sobre el consumo energético de los hogares y concluye que un solo refrigerador tiene un consumo promedio que varía de entre 100 y 800 kilowatts por hora (kWh) al año, mientras que una secadora de ropa convencional puede superar fácilmente los 1000 kWh al año.
El dato resulta escandaloso al multiplicar estas cifras por cientos de millones de hogares en el mundo, pues indican la grave sobrecarga que tienen que atender las redes eléctricas nacionales, así como las consecuencias ambientales por la producción de tales cantidades de electricidad, que no siempre proviene de fuentes limpias.
Además, alerta que, mientras la nevera mantiene un ciclo constante y predecible, las secadoras generan picos bruscos de consumo, principalmente al encenderse, denominados ‘precipitaciones de carga’ que obligan a las compañías eléctricas a aumentar el suministro rápidamente, por lo que deben recurrir a métodos de generación de respaldo menos eficientes, muchas veces provenientes de la quema de carbón o derivados el petróleo que generan mayores emisiones de carbono y su costo de producción es más elevado.
El alto costo de tener aparatos en modo de espera
Además de las secadoras, el estudio advierte de los grandes consumos que genera tener aparatos conectados todo el tiempo a la red eléctrica, o bien, mantenerlos en modo de ‘espera’, también conocidos como ‘cargas vampiro’ entre ellos: un sistema telefónico consume 24.5 watts de forma constante, mientras que los decodificadores consumen hasta 23 watts, incluso sin uso, por lo que estos aparatos pueden añadir el equivalente al consumo de un refrigerador pequeño al año.
Estos consumos representan incrementos innecesarios en las facturas mensuales: una familia estadounidense que utiliza una secadora estándar cuatro o cinco veces por semana podría consumir más de 150 dólares al año solo en secar la ropa.
Incluso, en regiones que aún dependen en gran medida del uso de combustibles fósiles para producir electricidad, cada ciclo de secado genera emisiones de CO₂ a la atmósfera, por lo que la Agencia Internacional de la Energía ha advertido de manera constante que los consumos ocultos de los electrodomésticos están subestimados en la factura de los consumidores y el electrodoméstico que más produce esta situación es precisamente la secadora.
Consejos para reducir el consumo de electricidad en el hogar
Para reducir este consumo innecesario, los expertos recomiendan: secar la ropa al aire libre cuando el clima y el espacio lo permita; preferir el uso de secadoras con bomba de calor, que reducen el consumo de energía hasta en 60% respecto a los modelos tradicionales o bien, adoptar pequeños hábitos como secar la ropa consecutivamente, aprovechando el calor residual de un ciclo para reducir el consumo del siguiente.
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