Cada año, desde que se inicia la primera, las calles, avenidas, lugares públicos, privados y residencias del Gran Santo Domingo y otras ciudades se adornan del amarillo intenso que regala el roble amarillo, una vistosa planta que además de regalar polen a las abejas llama la atención de muchos.
Esta planta, conocida también como araguaney, guayacán amarillo, lapacho amarillo, cañahuate y tajibo, dependiendo del país, es de flor que se asemeja a una campana. Cada año es más vistoso este árbol.
Sus flores en forma de campana se convierten en una alfombra cuando caen y cubren el ancho de las aceras de su follaje. En algunos países, como Paraguay, el roble amarillo es considerado Árbol Nacional.
El roble amarillo es utilizado con más frecuencia para paisajismo no solo de calles y avenidas, sino de espacios privados. Muchas personas aprovechan para tomarse fotografías por su llamativo color y otros para subir en sus redes sociales la belleza y colorido de la flor.
La ciudad de Santo Domingo está adornada de esta vistosa planta, que puede apreciarse en mayor cantidad en la avenida Los Próceres, próximo a la John F. Kennedy, y en el Paseo de los Robles Amarillos que construyó la Alcaldía del Distrito Nacional frente al edificio de la Procuraduría General de la República en el Centro de los Héroes.