El acoso escolar o bullying se define como un comportamiento agresivo repetido y no deseado entre los estudiantes, y se encuentra entre las formas más comunes de violencia en los entornos escolares. El acoso puede producir problemas físicos, mentales y emocionales graves y duraderos entre las víctimas.
Un diagnóstico preparado por el personal del Banco Mundial que analiza la violencia escolar en República Dominicana insta a reconocer el acoso escolar como un problema importante y combatir este flagelo a raíz de los resultados del Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Trece) que coloca al país en la posición número 1 de 15 países latinoamericanos con mayor nivel de bullying entre estudiantes de 12 años.
En el estudio, el 49 % de los estudiantes dominicanos consultados se reportaron como víctimas de acoso escolar, seguido de los argentinos 48 % y Perú 47 %. En otros países como Colombia, Nicaragua, Brasil y México el porcentaje es de menos de 45 %. Costa Rica tiene el menor porcentaje: 31%.
Existe una alta prevalencia de violencia escolar desde la infancia hasta la adolescencia en República Dominicana, con importantes implicaciones para el aprendizaje de niños y adolescentes, establece el diagnóstico.
En su acápite sobre violencia escolar, de este estudio llamado “Diagnóstico sobre Igualdad de Género En República Dominicana“, reseña que, en una encuesta realizada a maestros y padres de familia de estudiantes de tercer grado, dos tercios de los maestros y 7 de cada 10 padres reportaron acoso verbal y peleas físicas entre estudiantes, mientras que más de la mitad de los padres percibieron que las amenazas o insultos entre estudiantes eran un problema.
Enfatiza que la violencia escolar ocasiona también que toda la experiencia de los estudiantes en la escuela sea más difícil, lo que afecta su salud y bienestar general.
El estudio utiliza análisis de regresión para evaluar los impactos marginales potenciales de la violencia escolar en una serie de resultados recopilados en PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes). Los resultados indican que experimentar diferentes formas de violencia se asocia significativamente con peores resultados de salud mental y bienestar.
A modo de ejemplo, concluye que ser amenazado por otros se asocia con un aumento de 3 puntos porcentuales en la probabilidad de sentirse solo, mientras que ser robado o que destruyan pertenencias personales se asocia con un aumento de 2.2 puntos porcentuales en la probabilidad de tener dificultades para dormir.