Un ciudadano de origen dominicano vivió una situación tensa en Manhattan, Nueva York, cuando intentó evitar que se llevaran su bicicleta eléctrica, herramienta clave en su labor como repartidor a domicilio. El hecho ocurrió en las cercanías de Central Park, específicamente en la intersección de la calle West 75th, en una zona residencial de alta circulación peatonal y de repartidores.

La periodista Johandry Jiménez fue quien informó sobre lo sucedido a través de sus redes sociales. Según su publicación, el trabajador mostró gran determinación al intervenir justo cuando varias personas intentaban apropiarse de su bicicleta, la cual representa su medio de sustento. El hecho llamó la atención por la forma en que los involucrados intentaron concretar el acto, utilizando una herramienta similar a una sierra eléctrica para desprender la batería con rapidez.

Durante el forcejeo, los individuos intentaron hacerle daño con este objeto, aunque el repartidor resultó ileso en cuanto a lesiones físicas de gravedad. No obstante, los responsables lograron llevarse la batería de la bicicleta, lo que le impidió continuar su jornada laboral, al dejarlo sin posibilidad de utilizar su medio de transporte.
Hasta el momento, las autoridades de Nueva York no han emitido un comunicado oficial respecto al hecho. Tampoco se ha informado si los presuntos responsables han sido localizados o identificados. La situación ha generado inquietud entre quienes realizan trabajos similares, especialmente aquellos que se movilizan en bicicletas eléctricas, medio cada vez más común para cumplir con entregas a domicilio en distintos sectores de la ciudad.

El Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) ha señalado un aumento en los reportes de robos de bicicletas eléctricas en meses recientes. Esta tendencia se presenta con mayor frecuencia en zonas de alta densidad urbana como el Upper West Side, donde se produjo el suceso.
La persona afectada no ha sido identificada públicamente, pero se sabe que forma parte de la amplia comunidad dominicana que trabaja diariamente en las calles de la ciudad, muchas veces enfrentando entornos exigentes y situaciones de riesgo.

La situación ha motivado nuevos llamados por parte de repartidores y plataformas digitales de entrega, quienes solicitan a las autoridades locales una mejora en las condiciones de vigilancia y políticas de protección para quienes desempeñan estas funciones esenciales.


