Santo Domingo.- Los integrantes de la red de narcotráfico internacional desmantelada mediante la Operación Búfalo NK, que también se dedicaba al tráfico de armas, sicariato y lavado de activos, se encargaban de recibir y movilizar grandes cargamentos de drogas hacia otros países.
Según la solicitud de medida de coerción, una vez que la droga ingresaba al territorio dominicano, era almacenada en varios puntos del país, incluyendo una propiedad en la provincia La Vega y otra en la zona Este del país.
El documento indica que, desde la zona Este, Rafael Ynoa Santana, Isidoro Rotestan Clase, Juan Carlos López Macías (alias Sobrino) y alias La Negra alegadamente coordinaban los envíos de drogas hacia Puerto Rico, los cuales se realizaban en lanchas rápidas.
En el caso de Miami, el transporte se efectuaba a través de vuelos comerciales, mientras que hacia Barcelona, España, utilizaban diferentes puertos del país. Estos puntos les permitían distribuir la droga a un precio más elevado, generando mayores ganancias.
Asimismo, el documento señala que Rafael Ynoa Santana, Juan Carlos López Macías (alias Sobrino) y alias El Calvo, junto con Gyspi Al y/o Gasan y otros contactos en Suramérica, quienes tenían acceso a los campos de producción de clorhidrato de cocaína, se encargaban de trasladar los narcóticos hacia las zonas de salida de las embarcaciones. Entre estas zonas se destacan Punta Gallina, en Uribia, La Guajira (Colombia) y Puerto Cabello, en la República Bolivariana de Venezuela.
Dentro de la estructura delictiva, Isidoro Rotestan Clase se encargaba de financiar la logística para el movimiento de los estupefacientes y las armas de fuego.
Una vez que las sustancias estaban listas, eran enviadas hacia Puerto Rico y la República Dominicana en embarcaciones de fabricación artesanal o barcos pesqueros. En estas operaciones participaban lancheros y personal enviado por el equipo de Rafael Ynoa Santana, y en algunas ocasiones, miembros de la estructura en Colombia y Venezuela.
