“Hasta la semana epidemiológica (SE) 23 del 2024, 43 países y territorios de la Región de las Américas han reportado 9.386.082 casos de dengue, una cifra dos veces mayor al número de casos registrados durante todo el 2023, que fue de 4.617.108 casos”, afirma la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
De esta manera, el máximo ente sanitario regional advierte que, hasta los primeros días de junio, los contagios registrados duplican a los diagnosticados durante todo el año pasado. El 2023 ya había sido identificado como un récord histórico.
Asimismo, el documento señaló que la región del Cono Sur reportó el mayor número de casos de dengue. En lo que va de 2024, esta zona notificó un total de 8.656.706 contagios. “Esto representa un incremento del 244% en comparación con el mismo periodo del 2023 y del 422% con respecto al promedio de los últimos 5 años en la subregión”, resaltó. Además, detallaron que esta cifra se traduce en un aumento del 1.387% en Argentina, en comparación al promedio de los últimos cinco años, y que Brasil es la nación que mayor cantidad de afectados aportó con 7.866.769.
Las razones de estos incrementos y las posibles consecuencias fueron analizadas por tres expertos de América Latina consultados por Infobae
El dengue es una enfermedad vírica que se transmite a los humanos a través de la picadura de mosquitos infectados, principalmente de las especies Aedesaegyptiy Aedesalbopictus. Estos zancudos se encuentran en climas tropicales y subtropicales alrededor del mundo, especialmente en áreas urbanas y semiurbanas.
“El creciente riesgo de propagación de la epidemia de dengue guarda relación con varios factores: los cambios en la distribución de los vectores, especialmente en los países que no habían padecido dengue; las consecuencias del fenómeno de El Niño en 2023 y el cambio climático, que incrementa las temperaturas, las precipitaciones y la humedad; la fragilidad de los sistemas de salud durante la pandemia de COVID-19; y la inestabilidad política y financiera de los países que se enfrentan a crisis humanitarias complejas y a grandes movimientos de población”, señalan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cuánto aumentaron los casos de dengue, según la OPS
La incidencia del dengue en el mundo, de acuerdo al máximo ente sanitario mundial, “ha aumentado enormemente” en las últimas décadas. “Los casos notificados a la OMS han pasado de 505 430 en 2000 a 5,2 millones en 2019″, con 2023 como último año récord en el número de contagios, ya que se registró “un máximo histórico de más de 6,5 millones de casos y más de 7300 muertes relacionadas con esta enfermedad”, y más de 80 países de todas las regiones de la OMS afectadas.
“Según una estimación basada en modelos, cada año se producen 390 millones de infecciones por el virus del dengue, de las cuales 96 millones se manifiestan clínicamente”, afirma la OMS. Y destaca que, en otro estudio sobre prevalencia “se calculó que hay 3900 millones de personas que corren riesgo de infectarse por los virus del dengue”, ya que en la actualidad, la enfermedad es endémica en más de 100 países y se “está extendiendo a nuevas zonas de Europa, el Mediterráneo Oriental y América del Sur”.
Por su parte, la OPS asegura que “cerca de 500 millones de personas en las Américas están actualmente en riesgo de contraer dengue”, siendo que en latinoamérica, según los últimos datos emitidos, en lo que va de 2024 se registró un incremento que supera los registro históricos. En el informe, los aumentos por regiones fueron:
- Subregión Istmo Centroamericano y México: presentó un alza del 92% respecto al mismo periodo del 2023 y del 155% con respecto al promedio de los últimos 5 años. México fue la nación que más casos aportó con 83.997, que se traduce en un alza del 241% respecto al año pasado y de 357% en relación con los 5 años anteriores.
- Subregión Caribe: se evidenció un incremento del 469% en el número de casos de dengue en comparación con el mismo periodo del 2023, siendo el porcentaje más alto entre las regiones, y de 552% con respecto al promedio de los últimos 5 años. La República Dominicana fue la más afectada con un aumento del 442% sobre los contagios del año pasado y una suba del 320% sobre el promedio del último quinquenio.
- Subregión Andina: esta zona fue la que mostró un menor crecimiento en el porcenaje de contagios, ya que se registró un aumento del 37% respecto al mismo periodo de 2023 y un incremento de 211% con respecto al promedio de los últimos 5 años. En este caso, Perú lideró las subas con alza del 376% sobre el promedio del último quinquenio.
- Subregión Cono Sur: es la zona que más casos notificó, con 8.656.706 afectados, número que se traduce en un alza del 244% en comparación con el mismo periodo del 2023 y del 422% con respecto al promedio de los últimos 5 años. Pese a que Argentina fue el país que registró el mayor incremento en relación al último quinquenio, con más de 1.387%; Brasil fue la nación que más contagios informó con 7.866.769, cifra que se traduce en una suba del 230% sobre el año pasado.
Por otro lado, la OPS señaló que hasta los primeros días de junio, del total de casos reportados, 9.582 fueron caracterizados como dengue grave y se registraron 4.529 casos fatales, siendo que los seis países que concentran el 98% de los casos fatales son: Brasil con 3.643 (82,4%), Argentina con 355 (8,0%), Perú con 203 (4,5%), Paraguay con 100 (2,3%), Colombia con 74 (1,7%) y Ecuador con 44 (0,9%).
Asimismo, indicó que los cuatro serotipos del virus dengue están circulando en las Américas, y detallaron que en Brasil, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México y Panamá se encuentran los cuatro (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4); y que en Argentina, Perú y Puerto Rico hay tres (DENV-1, DENV2 y DENV-3).
Cuáles fueron las razones detrás del aumento de casos de dengue
Ante esta información, que muestra una mayor presencia de dengue en la región, motorizada principalmente por los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, Infobae dialogó con tres expertos de América Latina: el infectólogo Tomás Orduna, ex jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en Hospital de Infecciosas F. J. Muñiz y miembro del comité científico de la Fundación Mundo Sano; Adrián Díaz, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT, CONICET-UNC); y Marco Safadi, profesor de Pediatría y de infectología en la Facultad de Medicina de la Santa Casa de São Paulo, Brasil y Presidente del Departamento de Infectología de la Sociedad Brasileña de Pediatría.
“Es indudable que cuando creíamos que el 2023 había sido el año de mayor incidencia e impacto de dengue en América, especialmente en Sudamérica y con foco en el Cono Sur, era solo el preludio de lo que estamos experimentando en el 2024, que es mucho más significativo y casi diría sorprendente”, comenzó su análisis Orduna. Y agregó: “Lo que ha ocurrido este año es realmente de una magnitud muy poderosa y en parte quizás no era esperado en estos términos”.
En ese sentido, destacó: “Cuando vemos que Brasil o Paraguay tienen más de 3000 casos cada 100.000 habitantes, lo cual representa aproximadamente el 3% de incidencia, en nuestro caso en Argentina esa cifra es alrededor del 1%, es decir, mil y pico de casos por cada 100.000 habitantes. Esto es muy significativo y la razón para que esto esté ocurriendo, en principio, es porque estamos perdiendo la batalla contra un vector que coexiste con la vivienda humana, en el entorno doméstico y en las actividades cotidianas de las familias en sus hogares y lugares de trabajo, en los que, en muchos casos, no se han eliminado los criaderos. Una acción que requiere de la participación de cada individuo y de la comunidad organizada”.
“Por supuesto, existen condiciones que favorecen la presencia de criaderos, como el cambio climático, que ha llevado, por ejemplo, a tener criaderos en latitudes tan australes como la ciudad de Bahía Blanca, que este año 2024 tuvo casos autóctonos de dengue. El fenómeno de El Niño ha generado una mayor cantidad de lluvias en el área metropolitana y en el litoral, lo cual probablemente haya contribuido a esta situación combinada, y durante el invierno y la primavera del 2023 hubo continuidad en la transmisión en Argentina”, añadió.
Mientras que Díaz afirmó: “A mí no me sorprenden los números. Pero es sorprendente que de un año para el otro haya aumentado tanto. Lo que sí veníamos viendo era un aumento sostenido de casos y una frecuencia cada vez mayor de epidemias. Ahora, prácticamente hay epidemias de dengue todos los años, que afectan a más provincias. La región central, que antes no se veía tan afectada, ahora es la que genera más casos y las regiones del norte son las que tienen una mayor incidencia de la enfermedad en relación con su población”.
Bajo la mirada del investigador del CONICET, “este año creo que fue particularmente impactante porque fue un año de El Niño. Es decir, además del calentamiento global y del aumento sostenido de las temperaturas que veníamos experimentando, también se registró un alza en las precipitaciones en el Cono Sur, que incluye a Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay. Eso ha sido un cóctel tremendo para las enfermedades transmitidas por vectores en general, es decir, en este caso el dengue, pero también con el brote de encefalitis equina”.
En la misma línea, Safadi aportó: “Los cambios globales en las condiciones ambientales que favorecen una mayor proximidad entre las poblaciones de vectores (mosquitos) y humanos están facilitando la propagación de las arboviroses (virus transmitidos por mosquitos)”. Al tiempo que explicó que la creación de este escenario complejo se debe a la interacción y evolución del cambio climático, la deforestación, la urbanización descontrolada y la migración.
“Las severas alteraciones climáticas, cada vez mas frequentes en las últimas décadas, derivan de un efecto de calentamiento global que lleva a un desequilibrio ecológico – continuó el experto-. Los cambios climáticos son considerados como uno de los mayores problemas del siglo XXI. Estas alteraciones interfieren directamente con el medio ambiente natural, y al relacionarlas con el clima y las enfermedades tropicales, se puede notar que los cambios en la temperatura alteran el equilibrio del ecosistema, contribuyendo a un aumento en la transmisión de enfermedades por vectores, con el dengue en la cima de la lista”.
Al tiempo que resaltó que “los picos de transmisión del dengue pueden estar relacionados con un aumento en la tasa de supervivencia del vector adulto en condiciones favorables de temperatura y humedad en la temporada de lluvias, la cual permite que la hembra infectada complete el ciclo de replicación del virus, convirtiéndose así en un vector de infección”.
Además, Safadi analizó: “En relación a lo que está ocurriendo aquí en nuestra región, particularmente en Brasil, hemos sido severamente afectados por el dengue este año 2024, con un récord de aproximadamente 6 millones de casos y más de 3000 muertes hasta ahora. Una característica del impacto de esta temporada es el alto número de muertes en ancianos; aproximadamente dos de cada tres personas fallecidas eran mayores de 60 años, muchos de ellos con comorbilidades”.
Dengue: la presencia de los distintos serotipos y sus riesgos
El informe de la OPS indicó, además, que hay seis países con la presencia de los cuatro serotipos, otros tres con tres. Esta situación podría traducirse, según lo expertos, en cuadros de mayor gravedad.
Ante este panorama, Safadi analizó lo que ocurre en territorio brasileño y aseguró: “En los últimos 10 años, predominantemente, circulaban los serotipos 1 y 2 del dengue. Sin embargo, por primera vez en años, en 2024 ha aparecido el serotipo 3, con presencia registrada en varias regiones, lo cual podría convertirlo en predominante el próximo año”.
“El hecho de que no haya circulado ampliamente en los últimos años significa que hay una proporción considerable de la población que es susceptible al serotipo 3. Esto plantea una preocupación, ya que una segunda infección con un nuevo serotipo conlleva un mayor riesgo de formas graves de la enfermedad y síntomas severos. El impacto en la asistencia hospitalaria en Brasil este año ha sido significativo, con hospitales y enfermerías llenos de pacientes”, agregó el experto.
Y continuó: “En los últimos dos o tres años, hemos visto tasas de incidencia muy altas en regiones de Brasil donde tradicionalmente el dengue no era tan prevalente. Esto ha llevado a una carga de enfermedad significativa en áreas donde los profesionales médicos no están tan familiarizados con su manejo, lo que dificulta el reconocimiento temprano y el tratamiento adecuado. Esta falta de experiencia puede contribuir a tasas de letalidad más altas de lo deseable”.
“Cuanta más circulación de personas y mayor cantidad de personas adquieran el virus, mayor será la posibilidad de regiones con ‘mezclas de serotipos’ circulantes”, comenzó Orduna. Y agregó: “En Brasil, de hecho, circulan los cuatro serotipos, con una gran prevalencia este año del serotipo tres, que inicialmente tuvo una fuerte presencia en el Caribe y en la región norte de Sudamérica, y ya había advertido a finales del año pasado que probablemente tendría una alta expresión del dengue tres, lo cual se ha confirmado”.
Sin embargo, al referirse a la Argentina, el experto de Mundo Sano analizó: “En nuestro caso, por ahora no ha sido así. Hemos tenido principalmente Dengue dos y uno, con una proporción de aproximada de 55% para el dos y 45% para el uno. Dengue tres ha tenido una presencia muy mínima esta temporada en la provincia de Entre Ríos, mientras que el año pasado, en el 2023, había sucedido lo mismo en Tucumán”.
“A medida que circulan más serotipos con mayor fuerza de transmisión, aumenta la probabilidad de tener una segunda infección. Y si bien es cierto que puede aumentar el riesgo de cuadros graves, la primera vez que una persona se infecta también puede ser suficiente para desarrollar un cuadro grave. Esto depende de los serotipos, genotipos y la respuesta inmunogenética de cada individuo”, explicó.
“Un estudio publicado en la revista Nature en febrero de este año sobre casos graves en India, que incluyó a más de 600 niños y adolescentes, mostró que la mitad de los casos graves correspondían a infecciones primarias y la otra mitad a infecciones secundarias”, dijo Orduna. Al tiempo que añadió: “Aunque desde hace 40 años se ha observado que una segunda infección puede generar un aumento en la viremia y el riesgo de cuadros graves debido a un fenómeno fisiopatológico particular, esto no es una condición necesaria”.
Incluso, destacó que en el informe de la OPS, al considerar la “cantidad de infectados, que claramente supera los 9 millones de casos, se puede notar que la letalidad del dengue es muy baja en comparación con la letalidad observada durante la pandemia de COVID-19 o la gripe clásica. Es importante mantener un monitoreo constante y una respuesta adecuada para gestionar estos riesgos y proteger la salud pública”.
“Aunque tiene baja letalidad, puede generar un aumento significativo en el número de fallecimientos conforme aumenta el número de afectados”, dijo Díaz a tu turno. Y continuó: “También se genera un impacto en la economía y en la fuerza laboral de la población, así como en los costos que eso representa para el sistema público”.
Récord de casos de dengue en 2024: ¿cuáles son las proyecciones?
Un punto esencial destacado por los especialistas es la periodicidad de las epidemias y el aumento notable en la cantidad de casos, que este año duplicaron a los registrados en 2023. Con estos antecedentes, ¿cuáles podrían ser las proyecciones?
“Según una estimación de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo hay 3.900 millones de personas en riesgo de contraer dengue, lo que significa que viven en regiones donde el vector está presente. En Argentina no sé cuál es la estimación exacta, pero según lo que hemos visto, la zona de riesgo de exposición por la presencia del vector se amplía cada vez más”, comenzó Díaz.
Y agregó: “Ya tenemos el vector establecido en Neuquén y en el norte de Río Negro, y con el cambio climático y el calentamiento global, es muy probable que en algún momento el vector se establezca también en las ciudades de la Patagonia. No sabemos cómo evolucionará el clima en esas regiones, pero la tendencia apunta a que el vector se extenderá a todas las regiones”.
“Si no controlamos el vector, la problemática seguirá existiendo y escalando, porque las condiciones climáticas no están a nuestro favor. Por lo tanto, también esperamos una mayor notificación de casos y un periodo extendido de tiempo en el que se desarrollen las epidemias. Si continúa aumentando la circulación de los serotipos, también podrían aumentar las coinfecciones, lo cual podría generar un aumento en los casos graves”, concluyó Díaz.
Mientras que Safadi sumó: “En la última década, Europa también ha experimentado un aumento en la transmisión autóctona, ya que las poblaciones de mosquitos avanzan hacia el norte desde el Mediterráneo y aumenta el viaje a áreas endémicas. En los últimos años, ha sido una creciente preocupación también en América del Norte, particularmente en los Estados Unidos, porque también se han visto brotes esporádicos en el territorio continental y la propagación está estrechamente vinculada a la presencia y distribución de los mosquitos”.
Por último, Orduna advirtió que predecir “qué va a ocurrir en la próxima temporada es futurología incierta”, aunque advirtió que se ha visto “cómo se fueron acortando los tiempos entre las epidemias”. “El ejemplo de Argentina es muy claro. En 1998 ingresa el dengue y la primera epidemia ocurrió en 2009. Es decir, pasaron 11 años, la siguiente se acortó a siete años, en 2016. De ahí, a solo cuatro años, en 2020, que quedó solapada por el COVID, y la siguiente epidemia, en 2023, mostró una continuidad con respecto al año anterior, y ahora en 2024 estamos experimentando una incidencia poderosa”.
“¿Qué sucederá en la nueva temporada? Es difícil predecirlo, pero las condiciones climáticas favorecen la expansión del vector, aunque el fenómeno del Niño no predomine. Si no tomamos medidas concretas para combatir la presencia de criaderos, puede aumentar. ¿Qué podemos esperar? Es difícil preverlo, pero nadie puede descartar otro año con un impacto epidémico significativo”.
Y concluyó: “Debemos mantener siempre la conciencia de que, además de la lucha contra el vector, es crucial capacitar a los equipos de trabajo para enfrentar una epidemia en términos de recursos humanos, suministros e infraestructura sanitaria; educar a la población sobre los signos y síntomas de alerta; y que el sistema de salud esté preparado con recursos, maneje eficazmente la comunicación y promueva la educación comunitaria. Además, la vacunación está emergiendo como una herramienta importante que puede desempeñar un papel crucial en el futuro, junto con otras posibles herramientas terapéuticas”.