La semana anterior República Dominicana tuvo una retahíla de hechos positivos vinculados a lo político-institucional y a su economía que le auguran un futuro cada vez más promisorio.
La toma de posesión de Luis Abinader para un segundo período de gobierno, electo libérrimamente en las urnas por el pueblo, ha sido una expresión de que vivimos en democracia, en un régimen de libertades.
Una transición pacífica, y en completa armonía, envía el mensaje al mundo de que impera el Estado de Derecho donde las instituciones básicas del sistema funcionan.
Esa ceremonia de investidura cerró una semana en la que se informó sobre las cifras preliminares de la inversión extranjera directa en el primer semestre de 2024, que superaron los US$2,300 millones, resultado que se encuentra en línea con las proyecciones de cierre de año que sobrepasarían los US$4,500 millones, lo que indica la seguridad jurídica existente.
También se conoció en la semana del 11 al 17 de agosto el desempeño de la actividad turística, que bate récords consistentemente al alcanzar 6,968,623 visitantes en los primeros siete meses de este año, superior en un 8% a los primeros siete meses del año pasado, un 23% por encima del 2022 y en un 27% respecto al 2019.
En cuanto a las zonas francas, otra de las grandes generadoras de divisas, el lunes 12 el presidente Abinader las consideró “la fábrica de empleos”, con 200,000 nuevos formales directos en cuatro años, y con récords en exportaciones por US$813 millones en el mes de mayo.
Para rematar con las buenas nuevas, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) revisó a la baja su previsión de crecimiento para la región, pero acerca de la economía dominicana mantuvo su pronóstico en 5.2% para este año, cónsono con las proyecciones del Banco Central de la República Dominicana y de organismos internacionales como el Banco Mundial y el FMI.
No es para dormirse en los laureles porque son muchos los constreñimientos internos y el entorno internacional es adverso e impredecible, pero si hay un país de la región y más allá que puede preciarse de tener estabilidad política y económica es el nuestro, lo que debe justipreciar su clase dirigente, precisamente a solo horas de la instalación de un nuevo gobierno con aires reformadores que ameritarán el concurso de todos.
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