Protocolos tras muerte del Papa Francisco: paso a paso del ritual vaticano y el proceso de sucesión

0
294


La muerte del papa Francisco ha activado uno de los procedimientos más solemnes y complejos del mundo: el protocolo vaticano que regula desde la verificación del fallecimiento, pasando por los funerales papales, hasta el inicio del cónclave para elegir a su sucesor. Esta tradición, que mezcla lo litúrgico, lo político y lo simbólico, ha sido cuidadosamente diseñada para preservar el orden, la espiritualidad y la continuidad de la Iglesia Católica en momentos de transición.

A continuación, se detalla cada etapa del proceso, desde la residencia del papa hasta el anuncio de un nuevo pontífice, pasando por la sepultura y el ritual electoral que se desarrolla en la Capilla Sixtina.

Primera estación: en la residencia del Papa

El primer paso tras la muerte del pontífice es la verificación oficial del fallecimiento. Esta tarea recae sobre el camarlengo, el cardenal encargado de la Cámara Apostólica. Es él quien constata la muerte y asume el liderazgo interino de los asuntos vaticanos.

Luego se realiza la llamada “exposición del cuerpo” (expositio corporis). El cadáver es trasladado a la Casa Santa Marta. Antes de ello, el camarlengo retira y posteriormente destruye el Anillo del Pescador, símbolo del poder papal, para impedir su uso indebido.

En esta etapa también se lleva a cabo la Celebración de la Palabra (celebratio Verbi), en la que el cuerpo es preparado, vestido con vestiduras litúrgicas —incluyendo mitra y palio y dispuesto sobre almohadas rojas, como ocurrió con Benedicto XVI. Durante este proceso se realiza el reconocimiento canónico, que certifica oficialmente la identidad del papa fallecido.

Parámetros visuales:

  • Vestimenta: Traje litúrgico, con mitra y palio.
  • Cuerpo colocado sobre almohadas rojas, igual que en el funeral de Benedicto XVI.
  • Mitras: Decoradas con una franja dorada y cruz.
  • Palio: símbolo del obispo de Roma.

Segunda estación: en la Basílica de San Pedro

El cuerpo es llevado en procesión desde la Casa Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro, en un ataúd cerrado. A su llegada, el camarlengo lo recibe en la puerta con un hisopo y se entonan cánticos litúrgicos mientras se deposita el ataúd frente al altar.

Dentro del féretro se colocan objetos personales, monedas conmemorativas, y un rogito, una cápsula sellada que contiene un resumen biográfico del pontífice. También se cubre su rostro con una tela blanca de seda, rociada tres veces con agua bendita.

Tras este rito, la basílica se abre al público para que los fieles puedan rendir homenaje. En la víspera del funeral, el ataúd permanece cerrado. Está fabricado en madera de ciprés, símbolo cristiano de la resurrección, y será único, en lugar del sistema de tres ataúdes usado en otros pontificados.

El día del funeral, presidido por el cardenal decano Giovanni Battista Re, el ataúd es trasladado frente a la escalinata principal de la basílica.

Tercera estación: lugar de sepultura

A diferencia de sus predecesores, el papa Francisco será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, no bajo San Pedro. Esta basílica, ubicada a unos 4,3 kilómetros del Vaticano, fue una de las más visitadas por Francisco antes y durante su pontificado.

Te podría interesar:

La sepultura se llevará a cabo tras una procesión final. En esta iglesia —la primera en Occidente dedicada a la Virgen María— se colocará su ataúd en un sarcófago sellado, como es tradición para los pontífices.

El cónclave: elección del nuevo Papa

Concluido el funeral, comienza el cónclave. Los cardenales electores menores de 80 años se reúnen en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa. Aunque los cardenales mayores de esa edad no votan, sí pueden participar en las celebraciones litúrgicas.

Durante este proceso, los cardenales residen en la Casa Santa Marta. Son conducidos en procesión hasta la Capilla Sixtina, donde juran mantener el secreto del proceso. Cada uno deposita su voto en una urna, y las papeletas se queman en una estufa, conectada a una chimenea visible desde la Plaza de San Pedro.

La elección y el anuncio

Tres cardenales actúan como escrutadores, abren las papeletas, las leen en voz alta y verifican si alguno de los candidatos obtuvo los dos tercios necesarios. Si no se alcanza la mayoría requerida, se repite el proceso.

  • Humo negro: no hay elección.
  • Humo blanco: ¡hay nuevo Papa!

Tras la elección, el nuevo pontífice acepta su cargo, elige un nombre papal, se viste con la sotana blanca y se presenta ante el mundo en el balcón central del Vaticano, donde el cardenal protodiácono proclama el célebre:
“Habemus Papam”. El nuevo Papa da entonces su primera bendición apostólica.

La muerte de un Papa no solo marca el fin de un pontificado, sino que pone en marcha uno de los rituales más antiguos y solemnes de la Iglesia Católica. Desde la verificación de la muerte hasta la elección de un nuevo líder espiritual, cada paso está cargado de simbolismo, tradición y responsabilidad. El proceso asegura la continuidad del liderazgo religioso y, al mismo tiempo, ofrece al mundo un momento de reflexión, unidad y esperanza frente al cambio.

EXANTENA

Por: Itzel Olivo



Source link