Conmemorando el Día Internacional de la Mujer, que se celebra hoy 8 de marzo, cientos de trabajadoras de la industria de limpieza de San Diego, Los Ángeles y San Francisco salieron a las calles el día de ayer, para defender sus empleos, luchar por mejores salarios y respaldar el proyecto de ley AB 2364 de la asambleísta Luz Rivas (D-Valle de San Fernando).
En la ciudad de Glendale, las conserjes pidieron la intervención del Estado para poner fin a lo que consideran una industria plagada de explotación económica, violencia y acoso sexual y cargas de trabajo agotadoras.
“Mi propuesta de ley AB 2364 va a poner fin a la explotación y al abuso de los conserjes”, declaró la asambleísta Rivas. “No es justo que mientras se mantiene seguros a otros trabajadores, ustedes se enferman o se lastiman en su trabajo. Esta lucha apenas el comienzo”.
Congregados en la intersección del bulevar Glenoaks y el bulevar Brand, los conserjes dieron su espaldarazo al proyecto de ley recién presentado, mismo que sería el primero en los Estados Unidos en limitar las cargas de trabajo.
Dicho proyecto surgió tras un estudio del Departamento de Relaciones Industriales de California, que destacó las condiciones que enfrentan los conserjes en el trabajo, incluido el hecho de que aproximadamente una tercera parte de ellos resultaron heridos en el empleo el año pasado.
“En los últimos años ha habido una fuerte recarga de trabajo”, dijo a La Opinión, Lucila Vera, una mujer michoacana de 64 años. “Cada día se nos exige más en cuanto a la limpieza”.
Lucila Vera, madre de cuatro hijos, dijo que ha trabajado por 36 años en la industria de limpieza, y apenas si gana $21 la hora.
“Ahorita, a cómo está el costo de vida, ese dinero no alcanza para nada”, expresó.
La mayoría son mujeres
Sandra Díaz, directora de política del Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios, SEIU/ United Service Workers West (USWW), informó que el proyecto de ley AB 2364 consiste principalmente en crear un balance en la carga de trabajo de las conserjes y mejores salarios.
“Una gran parte de hombres y una mayoría de mujeres están limpiando los rascacielos de todo el estado de California y del país”, dijo Díaz.
El problema mayor, radica en que los dueños de edificios argumentan que están sufriendo a causa de la economía, despiden personal y recargan el trabajo de limpieza en pocas personas.
“Los trabajadores han dado su vida entera en esta industria; han dejado la salud de sus espaldas, rodillas, hombros cuando limpian los rascacielos, pero francamente ya es insostenible la explotación”, añadió. “El 90% o 95% de la industria son mujeres que han cumplido la mayoría de edad, y son quienes sufren la mayor parte de las lesiones”.
La mujer sindicalista se manifestó optimista porque el gobernador Gavin Newsom proclame en ley la propuesta AB 2364.
“El [Gavin Newsom] ha querido regular esta industria, la cual ha estado descontrolada por el robo de salarios, la sobrecarga de trabajo y el acoso sexual”, indicó Sandra Díaz. “En esta industria, los dueños de edificios han sobrepasado los límites permisibles y estamos de acuerdo en que haya reglamentos para beneficio de los trabajadores”.
Una de esas probables beneficiadas sería Esperanza Aguirre, una mujer jalisciense de 72 años, quien limpia y trapea, sacude y aspira las oficinas, en tres pisos de un edificio.
Esperanza, quien es una mujer viuda y vive en la ciudad de Tarzana, en el Valle de San Fernando, ha gastado cuatro décadas de su vida en la limpieza, se enfrenta a un panorama crítico, ya que, con lo poco que gana, también debe ayudar a dos de sus tres hijos: a uno le amputaron un pie, y al otro recién lo asaltaron y lo atacaron.
Sufren de acoso sexual
“¡No que no! ¡Sí que sí! ¡Ya volvimos a salir!”; “¡Arriba la unión! ¡Abajo la explotación!”, fueron algunas consignas de protesta de la multitud, cuando desfilaron por aproximadamente 20 minutos -y causaron tremendo caos vehicular- por el bulevar Brand hasta el centro comercial Americana de Glendale.
Desde las primeras marchas de justicia para los conserjes en Century City, a principios de la década de 1990, las mujeres inmigrantes han estado luchando para proteger su humanidad del abuso sexual desenfrenado en toda California, incluidas violaciones y agresiones, que fueron parte del documental Frontline Rape on The Night Shift.
El documental dio lugar a una legislación en el país para combatir la agresión sexual (AB-1978 y AB-2079). Ahora las mujeres y hombres conserjes están luchando contra el abuso físico que está devastando sus cuerpos.
Sufren de dolores crónicos
Yvonne Wheeler, presidenta de la Federación Laboral del Condado de Los Ángeles, AFL-CIO, que representa a 800,000 miembros sindicales, se solidariza con los conserjes que están exigiendo mejores salarios y condiciones laborales seguras, y mejor atención médica.
“Durante décadas, la extenuante carga de trabajo de los años 1990 fue una poderosa victoria para todos los intereses corporativos como Irvine Company y Blackstone, que utilizan las preocupaciones actuales sobre la falta de ocupación [de oficinas] para justificar la reducción de horas y el aumento de cargas de trabajo a niveles peligrosos”.
“La lucha continúa”, agregó. “El 50% de los conserjes informaron haber sufrido dolores crónicos intensos; 37% están preocupados por el acoso en el trabajo, 33% puede tener lesiones que no reportan por represalias graves y 23% experimentó robo de salario”.
Agrega que “estos son números inaceptables y la manifestación de los conserjes pondrá fin al ciclo de explotación y combatirá el odio contra los inmigrantes. Seamos honesto y no nos detengamos”.
Con los dedos ‘engatillados”
Hace tres años, Hilda Cristina Mosquera, de nacionalidad colombiana, comenzó a trabajar como conserje en el turno de la noche en la compañía Tesla, de Fremont, California.
Con los cambios de horarios de personal y renovaciones hechas a las instalaciones, el trabajo se multiplicó para ella.
“Nos ampliaron las áreas de limpieza”, dice Hilda. “Se vino una sobrecarga de trabajo y me dañó las manos”.
Hilda afirma que, su área de trabajo es muy grande y se requiere al menos de dos a tres personas.
El trabajo repetitivo en el reciclaje de basura, sellar bolsas y trapear pisos le provocó que los dedos de ambas manos le quedaran “engatillados”.
A causa de los dolores intensos, habló con su jefe y pidió ver a un médico.
“Me dijo que lo que me sucedía no era un accidente de trabajo, que a lo mejor me había pegado o lastimado, pero no era por tanto movimiento repetitivo”, expresó. “Fui al médico, a terapias y me hicieron todos los tratamientos que hay, pero no valió; los dedos se me desbloquearon por un tiempo, pero seguí igual”.
Tras ser operada de ambas manos, los tendones se le desbloquearon y ahora se encuentra de baja por incapacidad. Hilda pidió un cambio de área, pero le fue negado, y le fue aprobada hasta que presentó una orden médica.
“Tenía dolores intensos, los dedos se engatillaban, se quedaban quietos y los tendones se recogían”, recordó. “Después me enteré de que la señora del turno de la mañana pasó por el mismo problema”.
La señora Martina Guerra, quien hace la limpieza en las oficinas de Google, en Mountain View, California, declaró que allí vivió su “peor pesadilla”.
“La compañía hizo cambios que incluían limpiar 10 baños en solamente nueve minutos por cada baño”, relató. “Fue tremendamente horrible, pues ellos insistían en que humanamente era posible”.
Para ella era imposible cumplir con la tarea. De repente, comenzó a tener demasiado dolor en el hombro derecho.
“La respuesta de los jefes fue “Bueno, tú firmaste, es lo que escogiste y lo tienes que hacer”, manifestó. “Pero yo les dije, cuando voy a la tienda y compro algo, si no me gusta lo puedo regresar. Me acerqué a la unión y me ayudaron a reducir un poco la carga de trabajo”.
Antes de ello, Martina fue con su doctora, a quien le expresó que no podía dormir por el exceso de trabajo, que estaba cansada y la agobiaba el estrés, aparte del dolor en el hombro.
“Los movimientos de mi mano derecha hacia atrás están muy limitados”, dijo. “La doctora me dijo que me ayudaría solo por una vez, pero que tendría que avisar del exceso de trabajo a sus patrones, porque el exceso de trabajo es contra la ley y que el sindicato muy probablemente sometería un caso de compensación al trabajador si no mejoraba”.
Día Internacional de la Mujer
El 8 de marzo de 1908, un hecho trascendental marcó la historia de la lucha obrera y sindical en todo el mundo: 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton de Nueva York, Estados Unidos, luego de que iniciaran una huelga con permanencia en su lugar de trabajo.
El motivo de la huelga se debió a la búsqueda de una reducción de la jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que recibían los hombres que realizaban las mismas actividades y las malas condiciones laborales que padecían.
El dueño de la fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio para que las mujeres desistieran de la huelga y abandonaran el lugar.
Sin embargo, el resultado fue la muerte de los trabajadores que se encontraban dentro de la fábrica. Ese mismo año, el 3 de mayo, se realizó un acto por el Día de la Mujer en Chicago, preámbulo de la conmemoración del “Día Nacional de la Mujer” el 28 de febrero de 1909, en Nueva York.