Continuando a la baja, solo un 28.9% de dominicanos sondeados en el 2023 por la acreditada «Encuesta de Cultura Democrática en RD» sostiene que el país es gobernado «por el bien de todos». Para el 67.3% de los consultados, sobre el lar nativo reinan los poderosos y la corrupción involucra, bastante o mucho, al 59% de los empresarios. Esto es, fundamentalmente, una percepción. No una verdad matemática imposible de establecer por los medios ordinarios para que tenga que ser aceptada como irrefutable. Remitiéndonos a otras apariencias atendibles, una proporción ciudadana mucho más alta que la de los descreídos confía todavía en que vale la pena votar para darse el tipo de régimen que prefiere la mayoría en la que se supone estarían incluidos quienes entienden que las urnas no sirvan para mucho. ¿Curioso verdad?
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En otros sondeos la confianza de votantes en el sistema electoral dominicano queda comprobada por encima de quienes dan a entender que esta democracia es de pacotilla y de beneficios para quienes juegan sucio. Jamás de los jamases puede negarse valor a lo que las masas crean aun sin contundencia de razones. Masas ambiguas por demás que reafirman preferencia por las mieles del poder, según la misma encuesta, que aprueban el clientelismo que le reparte empleos por favoritismo. En tiempos de la posverdad q ue confiere mucho peso a las subjetividades, la democracia puede irse a pique totalmente si la gente se aferra a la idea de que no funciona. Luego vienen los Bukele, Maduro y Ortega.
