Santo Domingo.- La anhelada calificación de Grado de Inversión, con la que el Gobierno aspira y sobre la cual dice que ha estado trabajando, se aleja aún más con el retiro, hasta nuevo aviso, del proyecto de Ley de Modernización Fiscal.
Ya al principio de 2022, el ministro de Hacienda Jochi Vicente, aseguraba que el Gobierno trabajaba para lograr el grado de inversión, y en ese entonces proyectaba que podría obtenerse dentro de diez años, tomando en cuenta la Ley de Responsabilidad Fiscal y la Ley de Modernización Fiscal que venían en camino, de las cuales la última fracasó.
Ese codiciado Grado de Inversión, es crucial para que el país pueda acceder a financiamiento internacional más barato y en mejores condiciones, ya que los intereses que debe pagar actualmente, son muy altos.
El propio presidente Luis Abinader al anunciar el retiro del proyecto de Ley de Modernización Fiscal de la agenda del Congreso Nacional, ante el rechazo unánime de todos los sectores nacionales, reconoció que habría que ajustar los planes de desarrollo que se habían planteado, y que tendrían que construir nuevas alternativas, y sobre todo “aceptables”.
Horas después que el Presidente anunciara el retiro del proyecto, con el cual se buscaba recaudar unos RD$122 mil millones más, los bonos de República Dominicana cayeron en los mercados internacionales, ante los ojos de las calificadoras e inversionistas del mercado de capitales de todo el mundo.
Para el Grado de Inversión, el cual se obtiene cuando las agencias calificadoras de riesgo le otorgan a un país una calificación de BBB, son necesarias, además de reformas institucionales que eficienticen el Estado, reformas fiscales que aumenten los ingresos del Estado, para que esta garantice su sostenibilidad y reduzca o mantenga en un buen nivel su deuda.
En agosto de este año, una publicación del Banco Central “República Dominicana: Avances económicos y perspectivas de grado de inversión”, firmada por los economistas Elisa Vilorio de Painter y Julio Andújar Scheker, planteó que de continuarse con las reformas pendientes y en el fortalecimiento institucional del país, República Dominicana seguiría escalando peldaños en su ruta hacia la obtención del anhelado grado de inversión.
La publicación cita que a finales de 2022 Standard and Poor’s (S&P) otorgó una calificación BB con perspectiva estable a la deuda soberana del país, apenas dos tramos por debajo del pretendido grado de inversión.
Un año después, la calificadora Moody’s elevó la perspectiva de la deuda dominicana de estable a positiva. Es decir, el camino era el correcto, y la cereza de ese pastel sería la reforma fiscal, por supuesto, no necesariamente como el Gobierno la planteó, pero definitivamente era necesario generar más ingresos.
El propio presidente Abinader indicó que el país es de los de menos recaudación y bajo gasto público. Aumentar el gasto es necesario para mejorar los servicios que ofrece el Estado, y mejorarlos conlleva recursos.
Alcanzar el Grado de Inversión en el corto plazo, era crucial para el país, pues nos permitiría acceder a prestamos en mejores condiciones, y junto a las reestructuraciones de deuda que ha realizado el Ministerio de Hacienda, encaminarían al país al desarrollo.
Una publicación del Fondo Monetario Internacional, de julio de 2024, firmada por sus técnicos: Emilio Fernandez-Corugedo, Pamela Madrid y Frank Fuentes, planteó que una reforma tributaria integral podría ayudar al país a aumentar los ingresos y obtener la calificación de grado de inversión.
“Cambios en la tributación y otras políticas pueden ayudar a la economía, que ya de por sí crece rápidamente, a alcanzar su pleno potencial”, dijo el FMI, destacando las mejoras en las calificaciones ya obtenidas.
“El alto nivel de deuda pública (o pagos de intereses) en relación con unos bajos ingresos tributarios—lo que se conoce como asequibilidad de la deuda—supone un riesgo clave que limita la calificación crediticia y contribuye a que las tasas de interés sean altas”, afirmaron los economistas del FMI. Intereses de la deuda limitan ejecución del Presupuesto La cantidad de préstamos que ha tomado el país, y las condiciones en las que ha accedido a ellos, tienen cada vez más comprometidos sus presupuestos anuales, de ahí la importancia de tomarlos con mejores intereses y plazos.
Para 2024, solo por concepto de “Servicio de la Deuda”, que engloba los compromisos que el país debe honrar con los diferentes organismos multilaterales a los que le ha tomado prestado, el país deberá destinar RD$294,634 millones.
Este monto representa el 21,18% del presupuesto de 2024. A la fecha, se han pagado ya RD$230,255 millones.
Para 2025, para cumplir con el pago de intereses por razón de la deuda, el Estado deberá destinar unos RD$301,906 millones, lo que representa un 23.1%, del Presupuesto General del Estado para el año 2025.
Los altos intereses por el servicio de la deuda que paga el Estado año tras año, tienen muy comprometido su presupuesto, y esto lo limita para dirigir recursos a otras áreas o hacer inversiones de capital.
Es justo resaltar, que el nivel de endeudamiento actual tiene ver con la necesidad que hubo en el año 2020 de cubrir los gastos del Estado con financiamiento adicional para cubrir los gastos y la caída de ingresos producto de la pandemia del Covid-19, sumados a los tomados antes y después.
Para hacerle frente a la pandemia hubo que tomar, solo en el 2020, más de RD$599,525 millones, RD$202,320 millones más en el presupuesto reformulado a los contemplados originalmente, cuando no había llegado la pandemia, ni se conocía su magnitud.
Esta y otras razones, han llevado a que los pagos de intereses hayan aumentado año tras año, comprometiendo y limitando cada vez más la ejecución presupuestaria, mientras los ingresos crecen a un ritmo menor. Cuando el gasto crece, las opciones de un estado son pocas para ser financieramente sostenible a largo plazo, gastar menos, o ingresar más… en el caso dominicano, ambas pendientes.