Con el fin de lograr la simetría con la ultraderechista Agrupación Nacional, el Gobierno de Emmanuel Macron tacha de «extremo» a la coalición opositora Nuevo Frente Popular. Para el mandatario, hay sólo dos opciones: él o el caos con «los dos extremos». La utilización estratégica de esta terminología es cuestionada en la prensa por quienes la consideran inexacta.
En política, la descripción del arco político se hace, de extrema izquierda a extrema derecha, por cómo se sentaron en sus butacas de la Asamblea Nacional el 28 de agosto de 1789 los partidarios de la Revolución o de la monarquía, de la punta izquierda a la punta derecha. De ahí en adelante, se usa esta distribución espacial de asambleístas para ordenar conceptualmente la política.
Desde que comenzó la campaña para las elecciones legislativas tras la disolución de la Asamblea Nacional, el presidente Emmanuel Macron y las figuras políticas de su bando se han empeñado en poner en un mismo plano a «los extremos», es decir Agrupación Nacional (RN) y el Nuevo Frente Popular (NFP).
En contra de la clasificación oficial
El Nuevo Frente Popular, unión de varios partidos de izquierda, cuenta entre sus partidos más importantes ‒además del Partido Socialista‒ a La Francia Insumisa, que el oficialismo considera como un equivalente al ultraderechista RN en su radicalidad, pero al otro lado del espectro político. «La izquierda republicana y sus dirigentes (…) acaban de aliarse con la extrema izquierda», denunció el jefe de Estado en una rueda de prensa el 12 de junio de 2024.
Sin embargo, señala Le Monde, esta presentación del tablero político contradice la taxonomía habitual utilizada por la administración pública. En agosto de 2023, por ejemplo, la instrucción sobre la atribución de los matices de los candidatos en las elecciones senatoriales clasificó a La Francia Insumisa y al Partido Comunista Francés como parte del bloque de izquierda. En cambio, otros partidos como Lucha Obrera o el Nuevo Partido Anticapitalista ‒también presente en el NFP‒ formaban parte del bloque de extrema izquierda. Una clasificación confirmada el 11 de marzo de 2024 por el Consejo de Estado, el máximo tribunal administrativo, desestimando las quejas del partido de Marine Le Pen de ser considerado de ese modo, recuerda el diario.
LFI, en el centro de las críticas
Como todos los términos políticos, la definición de extrema izquierda varía según el momento y el país, indica por su parte La Croix. Bajo la IV y V República, el concepto de extrema izquierda se estabilizó al designar a todas las fuerzas situadas más a la izquierda que el Partido Comunista Francés (PCF) y, en general, no representadas en el Parlamento. En el caso del Nuevo Frente Popular, más allá de los partidos tradicionales que lo componen o de su programa poco revolucionario, el problema es La Francia Insumisa, subraya el diario.
«En primer lugar, la táctica de [su líder] Jean-Luc Mélenchon de ‘ruido y furia’ tiene más connotaciones revolucionarias que democráticas. En segundo lugar, algunos de sus cargos electos o candidatos han asumido posiciones personales que rompen con el laicismo y el universalismo republicanos. Por último, LFI ha abierto sus candidaturas bajo el rótulo de Unión Popular a pequeños grupos de extrema izquierda», como la formación trotskista Nuevo Partido Anticapitalista, analiza. Y concluye: «El Nuevo Frente Popular no puede ser calificado como de extrema izquierda, pero sí incluye candidatos de extrema izquierda».
Lo cierto es que tanto La Francia Insumisa como Agrupación Nacional rechazan la etiqueta de extremo, una nomenclatura no siempre claramente justificada y que tiene una connotación peyorativa.