¿Por qué nos obsesionamos con cerrar la puerta? Perspectivas psicológicas

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Alguna vez te has encontrado saliendo de casa o preparándote para dormir cuando surge una duda: ¿cerré bien la puerta?

Este tipo de pensamientos es común en muchas personas y, en la mayoría de los casos, revisamos rápidamente y continuamos con nuestras actividades. Sin embargo, para algunos, esta preocupación se convierte en una obsesión constante que los obliga a revisar repetidamente, incluso una docena de veces, si la puerta está cerrada o si el gas está apagado. Este comportamiento podría estar relacionado con un trastorno de ansiedad conocido como Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

El TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones, pensamientos recurrentes e intrusivos que generan ansiedad, y compulsiones, actos repetitivos que la persona siente la necesidad de realizar para aliviar la ansiedad causada por las obsesiones. Para quienes sufren de TOC, la necesidad de mantener el control y evitar cualquier tipo de descontrol es abrumadora, lo que deriva en comportamientos que pueden parecer irracionales o excesivos.

Este hábito puede ser señal de que necesitas tener el control de todo. (Foto: Shuttersock)

El TOC y la necesidad de control

Un reciente estudio publicado en la Journal of Obsessive-Compulsive and Related Disorders arroja luz sobre las causas detrás de este trastorno, sugiriendo que el miedo a perder el control es uno de los principales factores desencadenantes del TOC. La investigación, liderada por el psicólogo Adam Radomsky de la Universidad de Concordia en Montreal, Canadá, encontró que las personas con una mayor preocupación por el control tienden a mostrar comportamientos compulsivos con más frecuencia que aquellos que no comparten este miedo.

Según Radomsky, este miedo a perder el control es lo que impulsa a muchas personas a involucrarse en comportamientos como verificar repetidamente si la puerta está cerrada o si las luces están apagadas. Aunque estos comportamientos pueden parecer inofensivos, su repetición constante y la ansiedad que generan pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de los afectados.

El TOC no solo se manifiesta en la necesidad de revisar una puerta o cerrar el gas, sino que puede afectar diversas áreas de la vida diaria. Por ejemplo, algunas personas pueden sentirse obligadas a limpiar constantemente para evitar la contaminación, mientras que otras pueden desarrollar rituales complicados para evitar que algo malo suceda. Estos comportamientos, que inicialmente buscan reducir la ansiedad, a menudo terminan agravándola.

Uno de los aspectos más difíciles del TOC es la naturaleza cíclica de las obsesiones y las compulsiones. La persona puede saber racionalmente que ya ha cerrado la puerta o que la estufa está apagada, pero la ansiedad persistente los obliga a comprobarlo una y otra vez. Este ciclo de ansiedad y alivio temporal es lo que alimenta el trastorno y lo hace tan difícil de controlar sin tratamiento.

Las personas con TOC deben tener todo ordenado, conforme su criterio. (Foto: Shutterstock)

El experimento: miedo al control

El estudio realizado por la Universidad de Concordia reclutó a 133 participantes, en su mayoría estudiantes universitarios, para explorar cómo el miedo al descontrol influye en el comportamiento. A los participantes se les realizó un falso electroencefalograma (EEG) para medir la actividad cerebral, y se les dio información falsa sobre su capacidad de control. A algunos se les informó que tenían un alto riesgo de perder el control sobre sus pensamientos y acciones, mientras que a otros se les dijo que tenían un bajo riesgo.

Posteriormente, se les pidió que completaran una tarea en un ordenador donde debían hacer desaparecer imágenes de la pantalla, aunque en realidad no tenían ningún control sobre el proceso. Los resultados fueron reveladores: aquellos que creían estar en riesgo de perder el control mostraron comportamientos más meticulosos y detallados que aquellos que pensaban que podían mantener el control.

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El estudio de Radomsky y su equipo confirmó que las creencias sobre el control juegan un papel crucial en el desarrollo y mantenimiento de los trastornos de ansiedad, como el TOC. Las personas que temen perder el control no solo son más propensas a desarrollar conductas compulsivas, sino que también pueden ser más vulnerables a una amplia gama de problemas de salud mental, como el trastorno de pánico, la fobia social y la ansiedad generalizada.

Además, los investigadores sugieren que tratar las creencias erróneas sobre el control puede ser una vía efectiva para reducir los síntomas del TOC. En palabras de Radomsky: “Cuando tratamos el TOC en la clínica, podemos intentar reducir las creencias de los pacientes sobre la pérdida de control, lo cual debería disminuir sus síntomas”.

En ocasiones, debes soltar para que tu vida fluya. (Foto: Shutterstock)

Tratamiento y manejo del TOC

El TOC es un trastorno complejo, pero tratable. Los enfoques terapéuticos, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y, en particular, la exposición con prevención de respuesta (EPR), han demostrado ser eficaces. Estas terapias ayudan a las personas a enfrentar sus miedos y resistir el impulso de llevar a cabo las compulsiones. Además, algunos medicamentos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), también pueden ayudar a aliviar los síntomas.

Si bien el TOC puede parecer una condición debilitante, con el tratamiento adecuado, muchas personas logran manejar sus síntomas y llevar una vida plena y funcional.

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