¿Por qué no puedes hacerte cosquillas?

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Según un estudio reciente de la Federation University en Australia, la razón por la que no podemos estimularnos lo suficiente cuando nos hacemos cosquillas a nosotros mismos se debe a un mecanismo de atenuación sensorial en nuestro cerebro.

El efecto sorpresa y la teoría anterior

Anteriormente, se creía que la razón por la que no podíamos hacernos cosquillas a nosotros mismos se debía a la falta de sorpresa. Se pensaba que este elemento era crucial para experimentar la sensación de cosquillas. Sin embargo, este nuevo estudio ha demostrado que esta teoría no es correcta.

El experimento de la Federation University

Los investigadores de la Federation University diseñaron un experimento ingenioso para poner a prueba esta teoría. Hicieron que parejas de estudiantes se sentaran uno frente al otro con una varilla de madera entre ellos. Al mover alternativamente la varilla, los estudiantes se «hacían cosquillas» el uno al otro.

Además, se les proporcionó a los estudiantes unas gafas de realidad virtual que les permitían ver el campo visual de su compañero. De esta manera, parecía que estaban en los zapatos -o más bien, en las manos- del otro.

La sorpresa no es el factor clave

A pesar de estos esfuerzos por recrear el elemento de sorpresa, los estudiantes seguían sin experimentar las cosquillas cuando se las hacían a sí mismos. Esto demostró que la teoría de la «falta de sorpresa» no era la explicación correcta.

La atenuación sensorial en el cerebro

Entonces, ¿cuál es la razón por la que no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos? Según el estudio, se debe a un mecanismo de atenuación sensorial en nuestro cerebro. Cuando realizamos un movimiento, nuestro cerebro reduce la intensidad de las sensaciones que llegan de nuestro cuerpo, incluidas las sensaciones de la piel.

La implicación de esta atenuación

Esta atenuación sensorial significa que, cuando intentamos estimularnos a nosotros mismos, nuestro cerebro «amortigua» la sensación, impidiendo que experimentemos las cosquillas de manera plena. Es como si nuestro cerebro se anticipara a nuestras propias acciones y las «amortiguara» antes de que podamos sentirlas.

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La importancia de la sorpresa

Foto Freepik

Si bien la sorpresa no es el factor clave, sí desempeña un papel importante en la experiencia de las cosquillas. Cuando alguien más nos hace cosquillas, nuestro cerebro no puede anticipar y atenuar esa sensación, lo que permite que la experimentemos plenamente.

Aplicaciones en la vida cotidiana

Esta comprensión del mecanismo de atenuación sensorial en el cerebro tiene implicaciones interesantes en nuestra vida diaria. Por ejemplo, puede ayudarnos a entender por qué disfrutamos más de las caricias y los abrazos de los demás en comparación con los que nos damos a nosotros mismos.

Más allá de las cosquillas

Además de las cosquillas, este fenómeno de atenuación sensorial en el cerebro puede tener relevancia en otras áreas de nuestra experiencia sensorial. Por ejemplo, puede influir en cómo percibimos y procesamos otras sensaciones, como el dolor o el tacto.

Investigaciones futuras

A medida que los científicos continúen explorando este fascinante mecanismo cerebral, es probable que surjan nuevos conocimientos sobre cómo nuestro cerebro modula y procesa las señales sensoriales de nuestro cuerpo. Esto podría tener implicaciones importantes en campos como la neurociencia, la psicología y la medicina.

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Veronica Pereira
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