Cuando alguien piensa en la Unión Europea, piensa en Berlín, París, Madrid o Lisboa. Pero la UE también es Castilla y León, Baviera, Véneto o Flandes. Es decir, la Unión son las grandes capitales, los países, los Estados miembros… y las regiones: de hecho, estas gestionan un volumen importante de fondos pero al mismo tiempo tienen una voz escasa en el día a día y su voto pesa realmente poco cuando se trata de tomar decisiones. Muchas miradas se posan sobre las regiones y ciudades y su evolución, pero la realidad es que no están al nivel que muchas veces piden. ¿Cuál es la foto completa entonces?
Sí, están representadas, tanto las regiones como las ciudades, en el Comité de las Regiones, que tiene su sede en Bruselas. Representa a los entes locales y regionales de toda la Unión Europea y asesora sobre las leyes nuevas que tienen un impacto sobre las regiones y las ciudades (el 70 % de la legislación de la UE), pero, a la vez, es solo un órgano consultivo; es decir, no participa de la toma de decisiones, solamente plantea cuestiones e iniciativas que después se pueden trasladar o no a la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el Consejo.
Por definición, el Comité de las Regiones es una asamblea política integrada por 329 miembros y 329 suplentes procedentes de todos los países de la UE (agrupados en partidos políticos y liderados por un presidente) elegidos a nivel local o regional, como, por ejemplo, alcaldes o presidentes de una región. Se reúnen a Bruselas seis veces al año para debatir dictámenes sobre la propuesta legislativa y acordar resoluciones para medidas adicionales que la UE pueda tomar; el último pleno se celebró, de hecho, esta misma semana.
Un pilar clave, quizá el más importante, para las regiones y las ciudades europeas son los fondos de cohesión. El Fondo de Cohesión se creó con el objetivo de reforzar la cohesión económica, social y territorial de la Unión con vistas a fomentar el desarrollo sostenible. Para el período de programación 2021-2027, el Fondo de Cohesión financia las inversiones en medio ambiente, incluidos los ámbitos relacionados con el desarrollo sostenible y la energía que presenten beneficios para el medio ambiente; las redes transeuropeas en materia de infraestructuras de transporte (RTE-T); y la asistencia técnica.
Eso sí, no es para todos los países: es un fondo que está reservado a los Estados miembros cuya renta nacional bruta per cápita no supere el 90% de la renta nacional bruta media de la Unión. Durante el período de programación 2021-2027, el Fondo de Cohesión proporcionó apoyo a 15 Estados miembros: Bulgaria, Chipre, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, República Checa y Rumanía. ¿La meta? Compensar los posibles desequilibrios territoriales que se den y es por ello que normalmente los países que más salen ganando son los últimos en acceder a la UE.
La Unión Europea asignará 42.600 millones de euros al Fondo de Cohesión para el período 2021-2027, incluidos 10.000 millones para el mecanismo llamado Conectar Europa, un programa financiado por la Unión con el objetivo de impulsar el desarrollo de una infraestructura transeuropea en ámbitos como el transporte, la energía y los servicios digitales. El porcentaje máximo de cofinanciación puede llegar al 85 % del valor de los proyectos. Se espera, además, que el 37% del total de las asignaciones financieras del Fondo de Cohesión contribuya a los objetivos climáticos de la Unión.
¿Y cuál es el estado actual de las regiones europeas? Las regiones y ciudades europeas experimentan a diario lo que significa estar en el continente que más rápido se calienta de la Tierra. La crisis climática afecta a Europa de forma desigual: mientras algunas regiones han sufrido sequías extremas, otras han registrado inundaciones sin precedentes. El calor extremo, los incendios forestales, la sequía y las inundaciones se agravan, afectando a la seguridad energética y alimentaria, los recursos hídricos, la estabilidad económica y social y la salud.
Las regiones y ciudades canalizan el 50% de la inversión pública y son responsables del 30% del gasto público. También ocupan un lugar de primera línea para lograr una transición a la neutralidad climática sostenible para todos. Por esta razón, piden que el próximo presupuesto plurianual de la UE tenga mucho más en cuenta la dimensión local y que los nuevos programas de financiación de la UE posteriores a 2027 apliquen plenamente el principio de “no perjudicar la cohesión”.
Las regiones y ciudades canalizan el 50% de la inversión pública y son responsables del 30% del gasto público
Por último, las orientaciones para 2024-2029 de la presidenta de la Comisión Europea destacan la vivienda como prioridad clave, abogando por un plan europeo para la vivienda asequible que garantice viviendas accesibles y sostenibles, reforzando la cohesión social en toda la Unión. Según Eurostat, en la actualidad, decenas de millones de europeos están sobrecargados por los costes de la vivienda, lo que demuestra la necesidad de viviendas asequibles y sociales en Europa. Los precios medios de los alquileres en la UE eran casi una cuarta parte más altos a finales de 2023 que a principios de 2010, y el coste medio de una vivienda había aumentado casi un 50% entre mediados de 2023 y 2010.
Además, el 47% de los jóvenes europeos de entre 18 y 34 años se siguen viendo obligados a vivir en casa de sus padres. Las regiones y ciudades desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de viviendas en sus comunidades. Las autoridades locales y regionales serán actores clave, junto con el Banco Europeo de Inversiones, en la creación de una plataforma paneuropea de inversión en viviendas asequibles y sostenibles, que es otro de los grandes objetivos para la UE ya desde el corto plazo.
Tres preguntas a… Elena Gil Puchau
Cuando alguien llega a Bruselas recibe un consejo que debe grabarse a fuego: “No cuestiones la ciudad, solo acéptala”. Bélgica, y su capital en concreto, son una unión de culturas dentro de una especie de caos que, en realidad, tiene su propio orden. La región tiene un total de 19 comunas -que en la traducción ‘española’ funcionan como los municipios- y en la de Ixelles se presenta Elena Gil Puchau, una española que lleva trece años en la ciudad y ocupa el puesto 12 en la coalición entre el Partido Socialista y la formación de la izquierda flamenca Vooruit para las elecciones comunales del próximo trece de octubre. No es una novedad: Bruselas consiste en que cientos de nacionalidades convivan en ‘casa’.
¿Cómo surge la opción de presentarse a las elecciones comunales?Llevo aquí ya 13 años. Llegué con una beca del Parlamento Europeo y me he terminado quedando. Quería ayudar con la campaña electoral y poco a poco como las listas son cremallera -tiene que haber paridad- pues me lo propusieron y acepté.
¿Y cuáles son los grandes retos de futuro y propuestas para Bruselas y para Ixelles?La mejora del sistema de basuras, con contenedores subterráneos es una de las propuestas. Otro de los objetivos es reducir la desigualdad. Ixelles está muy cerca de las instituciones europeas, mucha gente que trabaja en las instituciones europeas vive aquí, la universidad también, las dos universidades están en Ixelles o cerca, entonces hay muchos estudiantes que ya no se pueden permitir vivir aquí, pero a la vez hay mucha gente, sobre todo mayor, que vive aislada; por eso la meta debe ser crear un sentimiento de comunidad.
¿Qué es lo mejor y lo peor de Bruselas?Lo peor de Bruselas son las despedidas, pero lo mejor de Bruselas yo creo que es la diversidad, la multiculturalidad, la proximidad también, que dentro de lo que es la ciudad puedas ir a todos los sitios andando, todos los espacios verdes que hay incluso dentro de la ciudad, que todo el mundo te ayuda. Comparado con otras capitales europeas, en Bruselas nunca vas a sentirte un extranjero.