¿Por qué el sexo después de una pelea suele ser apasionante y placentero?

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Cuando las parejas se encuentran en medio de una disputa acalorada, a menudo sorprende que el sexo que sigue sea tan intenso y placentero. Aunque parezca contradictorio, el «sexo de reconciliación» o «make up sex» suele ser una experiencia mucho más ardiente que el sexo en momentos de tranquilidad. ¿Qué es lo que hay detrás de este fenómeno?

Una sexóloga experimentada, Melina Dobroka, nos brinda una explicación fascinante sobre los mecanismos psicológicos y fisiológicos que entran en juego cuando las emociones se desbordan después de una pelea. Descubriremos cómo el sistema nervioso se ve activado, llevándonos a un estado de «lucha o huida» que, paradójicamente, puede intensificar la pasión y el deseo sexual.

Sin embargo, la experta también advierte que el sexo de reconciliación no es una solución a largo plazo para resolver conflictos. De hecho, puede llegar a crear un círculo vicioso en el que la pareja se pelea solo para tener relaciones sexuales después.

Cuando las emociones se desbordan

Durante una discusión acalorada, entran en juego muchas emociones intensas, como la ira, la agresividad, el miedo a perder o a no ser comprendido. Según la sexóloga Melina Dobroka, estos sentimientos pueden llegar a «desbordarse», impidiéndonos percibir adecuadamente los verdaderos sentimientos de la pareja.

«El desbordamiento emocional conduce a una visión en túnel. El sistema nervioso simpático se activa y caemos en el modo de ‘lucha o huida’», explica Dobroka. En este estado, ya no somos capaces de sentir o permitir la proximidad con el otro, lo cual resulta «muy desagradable e inapropiado» porque las personas en una relación anhelan un vínculo fuerte.

Es aquí donde el sexo puede utilizarse como una forma de calmar el sistema nervioso alterado. «Puede ser percibido como muy apasionado, porque se vuelven a satisfacer las necesidades subyacentes», señala la experta.

El papel del sistema nervioso

Cuando nos encontramos en medio de una disputa con nuestra pareja, nuestro sistema nervioso simpático entra en acción, preparándonos para la «lucha o la huida». Este mecanismo de supervivencia, heredado de nuestros antepasados, libera una descarga de adrenalina y otras hormonas que nos ponen en un estado de alerta máxima.

Sin embargo, en el contexto de una relación íntima, este mismo estado de activación fisiológica puede tener un efecto inesperado: intensificar el deseo y la pasión sexual.  Es como si nuestro cuerpo buscara una forma de aliviar la tensión acumulada durante la pelea, canalizando esa energía hacia una experiencia sexual más intensa y satisfactoria.

La búsqueda de proximidad

Las personas en una relación anhelan la cercanía y la conexión emocional con su pareja. Cuando una discusión interrumpe esa proximidad deseada, puede generar una sensación de malestar y desconexión.

Foto Freepik
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Según Dobroka, «es muy desagradable e inapropiado» verse privado de esa cercanía, ya que las relaciones humanas se basan fundamentalmente en el anhelo de vínculos fuertes y significativos.

El sexo de reconciliación puede ser una forma de restablecer rápidamente esa sensación de proximidad y vínculo, al menos temporalmente. «Puede ser percibido como muy apasionado, porque se vuelven a satisfacer esas necesidades», afirma la experta.

El lado oscuro del sexo de reconciliación

Si bien el sexo después de una pelea puede ser una experiencia intensa y placentera, Melina Dobroka advierte que no es una solución a largo plazo para resolver los conflictos en la relación. De hecho, puede llegar a crear un círculo vicioso perjudicial.

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«Se trata más bien de una estrategia que permite dejar de lado el asunto por el momento. La disputa desaparece, pero solo temporalmente, lo que perjudica a una relación a largo plazo», explica la sexóloga.

Cuando las parejas recurren al sexo de reconciliación cada vez que surge un conflicto, pueden caer en un patrón disfuncional. «Puede conducir a una relación en la que o bien se pelean, o bien tienen relaciones sexuales. O se pelean para tener nuevamente relaciones sexuales», advierte Dobroka.

Este ciclo puede resultar perjudicial a la larga, ya que evita abordar verdaderamente los problemas importantes en la relación. Tarde o temprano, uno de los miembros de la pareja querrá salir de esta espiral.

Según Melina Dobroka, el sexo que se tiene después de resolver un conflicto de manera saludable es mucho más gratificante que el «sexo de reconciliación».

«El ‘make up sex’ puede ser relajante, pero el sexo que se tiene después de haber resuelto un conflicto es mucho más agradable», afirma la experta.

Esto implica que las parejas deben aprender a comunicarse de manera efectiva, a escucharse mutuamente y a encontrar soluciones constructivas a sus desacuerdos. Solo así podrán disfrutar de una intimidad sexual plena y duradera, sin tener que recurrir al «sexo de reconciliación» como parche temporal.

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Veronica Pereira

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