Nuestra cruzada por Haití – Periódico elCaribe

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La importancia comercial que tiene Haití es innegable, Haiti representa nuestro segundo mayor socio comercial, cientos de miles de familias dominicanas se benefician del intercambio que hay entre nuestros pueblos y lo mismo pasa con cientos de miles de familias haitianas, esto va a la economía generalizada y todos ganamos. Por eso también, cuando uno sufre, ambos lo hacemos, y hoy Haití está sufriendo.

Tras un devastador terremoto, décadas de sucesivos conflictos internos y el cobarde asesinato del presidente Jovenel Moïse, Haití ha quedado destruido de todas las formas imaginables, lo que se traduce en sufrimiento para su gente, violencia, desplazamiento forzado y un lamentable catálogo de horrores que escapan a las palabras, y que en suma, nos afecta y duele a los dominicanos. Somos una isla dividida en dos pueblos con lazos históricos y afectivos, donde más de una vez hemos respondido al llamado de auxilio de los haitianos; apostado a estos y celebrado sus éxitos, ya que entendemos que si Haití está bien, esto significa bienestar compartido y garantía de respeto mutuo.

Haití vive la peor crisis de su historia, no tiene un gobierno que represente la voluntad de su gente que pueda responder por ellos, las pandillas se han adueñado de todo, el dolor campa a sus anchas y lo que es peor, su realidad es incierta. Sumado a esto está un tema migratorio, de salud pública, seguridad y trata de personas descuidado por décadas de nuestro lado, que ante la situación actual, nos produce incomodidad y sentido de urgencia.

Ante este escenario, el presidente Abinader no solo ha actuado, sino que viene pidiendo ayuda para Haití en cada escenario posible desde que asumió su mandato, denunciando las terribles consecuencias humanas y materiales que representan no solo para Haití sino para toda nuestra región. Llegado este momento, y en vista, de lo mucho que ha tardado en llegar la ayuda, el deber nos convoca a la unidad y a guardar la seguridad de nuestra soberanía con cuantos medios nos sean posibles. Hoy toca unirnos a una sola voz al grito desesperado de nuestros hermanos haitianos, entendiendo, gracias a estos mismos lazos históricos y afectivos, que no puede ni habrá nunca una solución dominicana a la problemática haitiana.

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Cualquier duda de nuestra parte está de más, los dominicanos hemos luchado desde nuestra fundación por la paz y la libertad en la que creemos, y bajo ningún pretexto hemos de dejar estas a expensas de pandillas o personajes siniestros que han manchado la dignidad de un pueblo querido como es el haitiano.

El liderazgo de nuestro presidente es contundente y bajo este haremos lo que sea necesario para apoyar una solución haitiana para Haití desde Haití, porque solo desde dentro de sus fronteras, nunca desde fuera, es que podrá ser resuelta esta terrible situación. Debemos ser enérgicos en apoyar que ningún paso de fuerzas o refugio, de ningún tipo, pueda asentarse en nuestro territorio, a expensas de la salud de la democracia dominicana, porque esta cruzada por la paz que hoy el presidente Abinader, como evidencia de nuestra unidad, es la de la dignidad del pueblo haitiano a ser, existir y vivir con justicia en Haití, y es la de los dominicanos que queremos verles bien y en su tierra.

Provocaciones hay y habrá siempre, pero no perder el norte y tener claro que quienes provocan solo buscan culpar a otros de sus propios vicios, es lo que nos hace grandes.

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